/ miércoles 8 de enero de 2020

Centro de Barrio | Alimentadores del Metrobús

En el argot del transporte público existen dos palabras que en seguida explicaré: troncal y alimentador. El servicio troncal representa, como su nombre lo indica, un tronco de servicio, donde se ofrece la mayor capacidad y se atienden zonas centrales. El servicio alimentador representa a las ramas, desde donde se conecta a los usuarios de los sitios más apartados, y se les lleva al sistema troncal.

En el Metrobús de Ciudad de México, ya con 7 líneas en operación, sólo tenemos servicios troncales. Cinco de estos servicios son de gran capacidad (con autobuses que pueden llevar entre 150 y 270 pasajeros, según el modelo) y dos de mediana capacidad, donde se ha privilegiado el respeto a la imagen urbana del Centro y Paseo de la Reforma. Bogotá tiene muy bien armado un sistema de alimentadores, gratuito, que conecta con el servicio troncal, llamado Transmilenio. En México hay algunas experiencias exitosas en León y Guadalajara, para sus respectivos “metrobuses” y en Monterrey, el Transmetro para llegar al Metrorrey.

En Ciudad de México, sin embargo, no hemos desarrollado alimentadores. Se avanzó, en su momento, una extensión de la Línea 7 de Metrobús que conectara Indios Verdes con Cuautepec, pero el actual gobierno prefirió desechar la inversión realizada, para dar pie a su improvisado teleférico o Cablebús.

Las posibilidades de los sistemas alimentadores son enormes, al no depender de los autobuses articulados sino de vehículos de variadas dimensiones, con o sin estación, según sean las posibilidades.

Voy a mencionar algunas de las rutas que he visualizado: un enlace entre el Metro Barranca del Muerto y Ciudad Universitaria, empalmándose con las estaciones de Metrobús de CU. Ahora que se está ampliando la Línea 3 de Metrobús, una prolongación hacia el sur, con vehículos menos largos, pasando por el Centro de Coyoacán hasta llegar al Estadio Azteca. Un circuito que conecte la UAM Xochimilco con la Línea 5 Sur de Metrobús. Una red de alimentadores en torno a los pueblos de Tlalpan, para conectar con la terminal de El Caminero. Un enlace entre Polanco y Parque Lira para conectar con la Línea 2 del Metrobús.

Insisto, el diseño del servicio, de sus estaciones, el tipo de autobús, puede variar según características de la demanda o de los sitios por donde transite. Si la Secretaría de Movilidad está impulsando un Sistema Integrado de Transporte, como presume, este es el momento de impulsar servicios alimentadores, que se instrumenten de la mano de las rutas que hoy operan corredores similares, reemplazando microbuses por autobuses más eficientes. Las posibilidades de estos sistemas son infinitas, y difícil de ilustrar en este espacio, pero es la vía para liberarnos de los actuales metrobuses y dar servicios de calidad que se conecten con las redes de metro, metrobús, tren ligero y trolebús. Está en las manos de la Secretaría de Movilidad impulsarlo.

Esto no es sólo una cuestión de creatividad, en realidad hay estudios pendientes en la ciudad que deben detonar estas inversiones asequibles que podrían transformar la movilidad de cientos de miles de personas, y al mismo tiempo formalizar la actividad de cientos de operadores del transporte. Es tiempo de pensar en los alimentadores del transporte público.

En el argot del transporte público existen dos palabras que en seguida explicaré: troncal y alimentador. El servicio troncal representa, como su nombre lo indica, un tronco de servicio, donde se ofrece la mayor capacidad y se atienden zonas centrales. El servicio alimentador representa a las ramas, desde donde se conecta a los usuarios de los sitios más apartados, y se les lleva al sistema troncal.

En el Metrobús de Ciudad de México, ya con 7 líneas en operación, sólo tenemos servicios troncales. Cinco de estos servicios son de gran capacidad (con autobuses que pueden llevar entre 150 y 270 pasajeros, según el modelo) y dos de mediana capacidad, donde se ha privilegiado el respeto a la imagen urbana del Centro y Paseo de la Reforma. Bogotá tiene muy bien armado un sistema de alimentadores, gratuito, que conecta con el servicio troncal, llamado Transmilenio. En México hay algunas experiencias exitosas en León y Guadalajara, para sus respectivos “metrobuses” y en Monterrey, el Transmetro para llegar al Metrorrey.

En Ciudad de México, sin embargo, no hemos desarrollado alimentadores. Se avanzó, en su momento, una extensión de la Línea 7 de Metrobús que conectara Indios Verdes con Cuautepec, pero el actual gobierno prefirió desechar la inversión realizada, para dar pie a su improvisado teleférico o Cablebús.

Las posibilidades de los sistemas alimentadores son enormes, al no depender de los autobuses articulados sino de vehículos de variadas dimensiones, con o sin estación, según sean las posibilidades.

Voy a mencionar algunas de las rutas que he visualizado: un enlace entre el Metro Barranca del Muerto y Ciudad Universitaria, empalmándose con las estaciones de Metrobús de CU. Ahora que se está ampliando la Línea 3 de Metrobús, una prolongación hacia el sur, con vehículos menos largos, pasando por el Centro de Coyoacán hasta llegar al Estadio Azteca. Un circuito que conecte la UAM Xochimilco con la Línea 5 Sur de Metrobús. Una red de alimentadores en torno a los pueblos de Tlalpan, para conectar con la terminal de El Caminero. Un enlace entre Polanco y Parque Lira para conectar con la Línea 2 del Metrobús.

Insisto, el diseño del servicio, de sus estaciones, el tipo de autobús, puede variar según características de la demanda o de los sitios por donde transite. Si la Secretaría de Movilidad está impulsando un Sistema Integrado de Transporte, como presume, este es el momento de impulsar servicios alimentadores, que se instrumenten de la mano de las rutas que hoy operan corredores similares, reemplazando microbuses por autobuses más eficientes. Las posibilidades de estos sistemas son infinitas, y difícil de ilustrar en este espacio, pero es la vía para liberarnos de los actuales metrobuses y dar servicios de calidad que se conecten con las redes de metro, metrobús, tren ligero y trolebús. Está en las manos de la Secretaría de Movilidad impulsarlo.

Esto no es sólo una cuestión de creatividad, en realidad hay estudios pendientes en la ciudad que deben detonar estas inversiones asequibles que podrían transformar la movilidad de cientos de miles de personas, y al mismo tiempo formalizar la actividad de cientos de operadores del transporte. Es tiempo de pensar en los alimentadores del transporte público.

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