/ miércoles 28 de julio de 2021

Centro de Barrio | Cablebús visitado

A lo largo de la construcción del Cablebús línea 1 insistí en un cuestionamiento básico al proyecto. De los 9.3 kilómetros, sólo 1.3 tienen algo de sentido. Habrá usuarios muy beneficiados pero habrá otros a los que no les impacte esta obra, aunque la vean todos los días. En cualquier caso, soluciones más baratas podían mejorar la movilidad de más personas pero sin la visibilidad política que da un teleférico.

Sigo pensando lo mismo, sin embargo, al visitar el Cablebús puedo comentar más cosas de las que expresé durante la obra.

De un lado, resalta la gran separación de las estaciones, la obsesión por hacer 8 kilómetros de Cablebús sin sortear obstáculos relevantes habiendo un carril de metrobús casi en paralelo durante 5 de esos 8 kilómetros, la construcción del cable encima de las casas; también vemos acciones de bajo costo y alto impacto cerca de las estaciones, como pintar las casas, hacer murales y habilitar pequeños espacios públicos, en un par de casos donde ya había espacios públicos, menos arquitectónicos pero más grandes.

Del otro, donde sí merece el reconocimiento la Jefa de Gobierno, es que a pesar de los elementos que acabo de cuestionar, las colonias de las faldas de la Sierra de Guadalupe no existían para el resto de los capitalinos. El Cablebús, de hecho, ha puesto en el mapa colonias en las que habita cerca de medio millón de habitantes, eso es algo relevante para ellos mismos pero también para el resto de la Ciudad de México.

Al compartir la cabina con algunos pobladores del área nos comentaron que sí había una reducción en sus tiempos, pero que en realidad ellos no lo utilizarían de forma regular porque sus actividades están en Cuautepec, y que tampoco serviría a quienes trabajan en Vallejo o quienes viven en los barrios de montaña porque implicaba pagar dos veces.

Hace unos días, la Secretaría de Movilidad presumió, a mi juicio de forma demasiado temprana, que el Cablebús traslada a 56 mil personas al día y es el segundo teleférico más utilizado en América Latina. Si bien son cifras sorprendentes, al ser un transporte innovador podría estar teniendo un número muy alto de visitantes ocasionales que no formen parte de la estadística regular.

Uno de los trayectos que más sorprende es entre la estación Ticomán y La Pastora. En ese punto el teleférico se eleva para sobrevolar las faldas del Cerro del Chiquihuite, pero no se detiene allí, sino que increíblemente vuelve a bajar, en un trayecto que un autobús podría haber hecho en paralelo por la Avenida Puerto de Mazatlán.

La obra luce de altísima calidad, eso es innegable. También podría apostar por la seguridad, a pesar de la tragedia de la Línea 12 del metro. En cuanto bajé de vuelta en Indios Verdes el Cablebús se detuvo por completo por varios minutos. Cuando abandoné el lugar las cabinas seguían detenidas. Esto ha venido ocurriendo, y las autoridades lo han justificado pero no resuelto.

Esta tecnología podría ser utilizada en muchos proyectos. Recomendaría echar el ojo a las estaciones del tren interurbano, desde donde se podrían articular servicios hacia Interlomas, Cerro Judío - San Jerónimo, San Bartolo Ameyalco - San Bernabé Ocotepec, Colinas del Sur - Olivar de los Padres - Barranca del Muerto, Olivar del Conde - San Jerónimo, y hacia las Cuatro secciones de Chapultepec. La clave, a mi juicio, es que todo el recorrido sea para salvar barreras y no desperdiciar el recurso en recorridos en plano, como en Cuautepec.

A lo largo de la construcción del Cablebús línea 1 insistí en un cuestionamiento básico al proyecto. De los 9.3 kilómetros, sólo 1.3 tienen algo de sentido. Habrá usuarios muy beneficiados pero habrá otros a los que no les impacte esta obra, aunque la vean todos los días. En cualquier caso, soluciones más baratas podían mejorar la movilidad de más personas pero sin la visibilidad política que da un teleférico.

Sigo pensando lo mismo, sin embargo, al visitar el Cablebús puedo comentar más cosas de las que expresé durante la obra.

De un lado, resalta la gran separación de las estaciones, la obsesión por hacer 8 kilómetros de Cablebús sin sortear obstáculos relevantes habiendo un carril de metrobús casi en paralelo durante 5 de esos 8 kilómetros, la construcción del cable encima de las casas; también vemos acciones de bajo costo y alto impacto cerca de las estaciones, como pintar las casas, hacer murales y habilitar pequeños espacios públicos, en un par de casos donde ya había espacios públicos, menos arquitectónicos pero más grandes.

Del otro, donde sí merece el reconocimiento la Jefa de Gobierno, es que a pesar de los elementos que acabo de cuestionar, las colonias de las faldas de la Sierra de Guadalupe no existían para el resto de los capitalinos. El Cablebús, de hecho, ha puesto en el mapa colonias en las que habita cerca de medio millón de habitantes, eso es algo relevante para ellos mismos pero también para el resto de la Ciudad de México.

Al compartir la cabina con algunos pobladores del área nos comentaron que sí había una reducción en sus tiempos, pero que en realidad ellos no lo utilizarían de forma regular porque sus actividades están en Cuautepec, y que tampoco serviría a quienes trabajan en Vallejo o quienes viven en los barrios de montaña porque implicaba pagar dos veces.

Hace unos días, la Secretaría de Movilidad presumió, a mi juicio de forma demasiado temprana, que el Cablebús traslada a 56 mil personas al día y es el segundo teleférico más utilizado en América Latina. Si bien son cifras sorprendentes, al ser un transporte innovador podría estar teniendo un número muy alto de visitantes ocasionales que no formen parte de la estadística regular.

Uno de los trayectos que más sorprende es entre la estación Ticomán y La Pastora. En ese punto el teleférico se eleva para sobrevolar las faldas del Cerro del Chiquihuite, pero no se detiene allí, sino que increíblemente vuelve a bajar, en un trayecto que un autobús podría haber hecho en paralelo por la Avenida Puerto de Mazatlán.

La obra luce de altísima calidad, eso es innegable. También podría apostar por la seguridad, a pesar de la tragedia de la Línea 12 del metro. En cuanto bajé de vuelta en Indios Verdes el Cablebús se detuvo por completo por varios minutos. Cuando abandoné el lugar las cabinas seguían detenidas. Esto ha venido ocurriendo, y las autoridades lo han justificado pero no resuelto.

Esta tecnología podría ser utilizada en muchos proyectos. Recomendaría echar el ojo a las estaciones del tren interurbano, desde donde se podrían articular servicios hacia Interlomas, Cerro Judío - San Jerónimo, San Bartolo Ameyalco - San Bernabé Ocotepec, Colinas del Sur - Olivar de los Padres - Barranca del Muerto, Olivar del Conde - San Jerónimo, y hacia las Cuatro secciones de Chapultepec. La clave, a mi juicio, es que todo el recorrido sea para salvar barreras y no desperdiciar el recurso en recorridos en plano, como en Cuautepec.

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