/ miércoles 25 de julio de 2018

Centro de barrio | CdMx 2026

Asistí la semana pasada al Moscow Urban Forum 2018 . Antes de viajar parecía una extraña coincidencia que el foro iniciara dos días después de la final de la Copa Mundial de Futbol, pero luego de las reuniones plenarias y los páneles quedó claro: Rusia quiere formar parte de las discusiones globales, y quiso presentar a representantes de ciudades de todo el mundo, su modelo de desarrollo urbano a partir del Mundial.

En una de sus intervenciones, el alcalde Sergey Sobyanin dejó claro que si la Copa del Mundo se hubiera efectuado en 2010, Moscú habría quedado rebasada ... algo que al parecer le ocurrió a la Sede del mundial de ese año, Sudáfrica. Sin duda, me viene a la mente la preocupación de si la Ciudad de México es capaz de estar a la altura en 2026. Habiendo sido sede en 1970 y 1986 uno podría preguntar ¿por qué no? pero las exigencias se han elevado.

A todo esto también repararía en la pregunta de ¿nos conviene, como ciudad, ser sede del Mundial? Y la respuesta, siendo positiva, exige que los beneficios de serlo sean superiores a los costos, sobre todo los beneficios públicos. Aún cuando habrá múltiples nversiones privadas, habrá inversiones públicas para lograr que la Ciudad de México saque el máximo provecho al ser una de las sedes mundialistas.

La mayor preparación del mundial será durante el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, 2018-2024, puesto que a su término sólo quedarán 18 meses. Además, hay otras dos coincidencias en el camino: en 2021, los 500 años de hispanidad de la ciudad; en 2025, los 700 años de la Fundación de Tenochtitlan, las cuales conllevan festejos de proyección nacional e internacional.

Hay acciones que sin duda están en las prioridades de gobierno que se han venido trazando: mejorar la seguridad y la movilidad, pero hay dos que no parecen ser parte de la estrategia de gobierno: el mejoramiento e integración del espacio público y la ampliación del metro.

En Moscú visité el entorno del Estadio Luzhniki, lo que me llamó la atención era su estructuración como espacio público. Seis días antes se habían congregado decenas de miles para ver el encuentro entre Francia y Croacia, ya con menos visitantes podían apreciarse los jardines y arboledas. Con o sin copa del mundo seguía siendo un buen lugar.

En la cercanía del Estadio Azteca tenemos un tren ligero saturado, una traza urbana barrial maravillosa pero que sólo está abierta a sus vecinos, me refiero a Santa Úrsula Coapa, al casco de una hacienda que se convirtió en ciudad, a museos cercanos como el Anahuacalli o el Dolores Olmedo, a otros destinos en la zona como los centros de Tlalpan y Coyoacán, la Ciudad Universitaria o los parques de Ciudad Jardín. El Mu dial de 2026 debe convertirse en la ocasión de ampliar la Línea 2 del Metro hasta el Estadio Azteca y reforzar al tren ligero de allí hacia Xochimilco, mejorar el transporte público de la zona: Coapa, Culhuacán, Pedregal de Santo Domingo, Ciudad Universitaria y alrededores, sobre todo mejorar el espacio público circundante y preparar a la población (en particular al pequeño comercio) para recibir una oleada de visitantes.

En esencia, ser sede mundialista en estos tiempos debe ser contar una historia para el mundo y hacer que esa historia siga hablando bien de nuestra ciudad muchos años más.


Asistí la semana pasada al Moscow Urban Forum 2018 . Antes de viajar parecía una extraña coincidencia que el foro iniciara dos días después de la final de la Copa Mundial de Futbol, pero luego de las reuniones plenarias y los páneles quedó claro: Rusia quiere formar parte de las discusiones globales, y quiso presentar a representantes de ciudades de todo el mundo, su modelo de desarrollo urbano a partir del Mundial.

En una de sus intervenciones, el alcalde Sergey Sobyanin dejó claro que si la Copa del Mundo se hubiera efectuado en 2010, Moscú habría quedado rebasada ... algo que al parecer le ocurrió a la Sede del mundial de ese año, Sudáfrica. Sin duda, me viene a la mente la preocupación de si la Ciudad de México es capaz de estar a la altura en 2026. Habiendo sido sede en 1970 y 1986 uno podría preguntar ¿por qué no? pero las exigencias se han elevado.

A todo esto también repararía en la pregunta de ¿nos conviene, como ciudad, ser sede del Mundial? Y la respuesta, siendo positiva, exige que los beneficios de serlo sean superiores a los costos, sobre todo los beneficios públicos. Aún cuando habrá múltiples nversiones privadas, habrá inversiones públicas para lograr que la Ciudad de México saque el máximo provecho al ser una de las sedes mundialistas.

La mayor preparación del mundial será durante el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, 2018-2024, puesto que a su término sólo quedarán 18 meses. Además, hay otras dos coincidencias en el camino: en 2021, los 500 años de hispanidad de la ciudad; en 2025, los 700 años de la Fundación de Tenochtitlan, las cuales conllevan festejos de proyección nacional e internacional.

Hay acciones que sin duda están en las prioridades de gobierno que se han venido trazando: mejorar la seguridad y la movilidad, pero hay dos que no parecen ser parte de la estrategia de gobierno: el mejoramiento e integración del espacio público y la ampliación del metro.

En Moscú visité el entorno del Estadio Luzhniki, lo que me llamó la atención era su estructuración como espacio público. Seis días antes se habían congregado decenas de miles para ver el encuentro entre Francia y Croacia, ya con menos visitantes podían apreciarse los jardines y arboledas. Con o sin copa del mundo seguía siendo un buen lugar.

En la cercanía del Estadio Azteca tenemos un tren ligero saturado, una traza urbana barrial maravillosa pero que sólo está abierta a sus vecinos, me refiero a Santa Úrsula Coapa, al casco de una hacienda que se convirtió en ciudad, a museos cercanos como el Anahuacalli o el Dolores Olmedo, a otros destinos en la zona como los centros de Tlalpan y Coyoacán, la Ciudad Universitaria o los parques de Ciudad Jardín. El Mu dial de 2026 debe convertirse en la ocasión de ampliar la Línea 2 del Metro hasta el Estadio Azteca y reforzar al tren ligero de allí hacia Xochimilco, mejorar el transporte público de la zona: Coapa, Culhuacán, Pedregal de Santo Domingo, Ciudad Universitaria y alrededores, sobre todo mejorar el espacio público circundante y preparar a la población (en particular al pequeño comercio) para recibir una oleada de visitantes.

En esencia, ser sede mundialista en estos tiempos debe ser contar una historia para el mundo y hacer que esa historia siga hablando bien de nuestra ciudad muchos años más.


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