/ miércoles 19 de septiembre de 2018

Centro de barrio | Ciudad resiliente

Hace unos años tal vez muy pocos conocían el término resiliencia. Sin embargo, cada vez hablamos más de él, pero falta mucho para que la alcancemos. Se trata de una especie de limbo urbano en el que alcanzando cierta estabilidad, llueva, haya plagas, epidemias o tiemble, la ciudad siga operando con la máxima normalidad en el menor tiempo posible.

Un año después del sismo de 2017 sabemos que la ciudad no se ha recuperado como hubiéramos querido. El daño es menor al de 1985, pero sin duda no estamos repuestos y los damnificados viven aún la anormalidad.

Los sismos no son el único factor de riesgo en esta ciudad. Hace unos días se inundó el paso a desnivel de Picacho-Ajusco con Periférico por ejemplo, uno de esos sitios que año con año viven la misma situación, porque hemos hecho poco para contener las bajadas de agua. Toda la ciudad es impermeable, lo que nos dice que en el futuro necesitamos estrategias ya sea para infiltrar o retener el agua, según el tipo de suelo.

Con el tema de los sismos, como muchos, tengo más preocupaciones hoy que hace un año. La entidad de gobierno que dirijo tenía como domicilio Insurgentes Centro 149, esquina con Sullivan.Se trata de un edificio catalogado, del arquitectoMario Pani, que sufrió daños en 1985 y fue reforzado un año después.

Al momento del sismo, yo no estaba en ese edificio, sino en el centro, pero por referencias de mi equipo de trabajo sé que la escena fue angustiante.

La persona más ecuánime tuvo que escuchar en varias ocasiones “esto se va a caer”. El edificio sí tuvo daños. Estructuristas consultados me dijeron de manera clara que estaríamos en riesgo, así que nos mudamos. En cuanto dejamos el inmueble, desde su terraza, fue desplegada una enorme manta con el letrero de “Se Renta”.

Mucho se ha hablado de la vulnerabilidad de la técnica de “losa plana” ¿podemos confiar en los edificios de losa plana que se mantienen en pie?

¿En los que tuvieron la firma de directores responsables de obra con más de un colapso?

En el tema de sismos, la ciudad deberá tomar decisiones que vayan más allá de un régimen de propiedad privada garantizado por la Constitución. Quiero decir, se tendrá que tomar la decisión de dictaminar inmuebles a partir de sus características (técnica constructiva, edad, ubicación u otra) y, en su caso, ordenar la demolición. Si no lo hacemos, habrá consecuencias. “Nadie sabe el día ni la hora”, como dice el Apocalipsis, pero mañana o en 50 años, habrá otro sismo que azote con severidad a esta ciudad.

Si queremos una ciudad resiliente, necesitamos actuar.


Hace unos años tal vez muy pocos conocían el término resiliencia. Sin embargo, cada vez hablamos más de él, pero falta mucho para que la alcancemos. Se trata de una especie de limbo urbano en el que alcanzando cierta estabilidad, llueva, haya plagas, epidemias o tiemble, la ciudad siga operando con la máxima normalidad en el menor tiempo posible.

Un año después del sismo de 2017 sabemos que la ciudad no se ha recuperado como hubiéramos querido. El daño es menor al de 1985, pero sin duda no estamos repuestos y los damnificados viven aún la anormalidad.

Los sismos no son el único factor de riesgo en esta ciudad. Hace unos días se inundó el paso a desnivel de Picacho-Ajusco con Periférico por ejemplo, uno de esos sitios que año con año viven la misma situación, porque hemos hecho poco para contener las bajadas de agua. Toda la ciudad es impermeable, lo que nos dice que en el futuro necesitamos estrategias ya sea para infiltrar o retener el agua, según el tipo de suelo.

Con el tema de los sismos, como muchos, tengo más preocupaciones hoy que hace un año. La entidad de gobierno que dirijo tenía como domicilio Insurgentes Centro 149, esquina con Sullivan.Se trata de un edificio catalogado, del arquitectoMario Pani, que sufrió daños en 1985 y fue reforzado un año después.

Al momento del sismo, yo no estaba en ese edificio, sino en el centro, pero por referencias de mi equipo de trabajo sé que la escena fue angustiante.

La persona más ecuánime tuvo que escuchar en varias ocasiones “esto se va a caer”. El edificio sí tuvo daños. Estructuristas consultados me dijeron de manera clara que estaríamos en riesgo, así que nos mudamos. En cuanto dejamos el inmueble, desde su terraza, fue desplegada una enorme manta con el letrero de “Se Renta”.

Mucho se ha hablado de la vulnerabilidad de la técnica de “losa plana” ¿podemos confiar en los edificios de losa plana que se mantienen en pie?

¿En los que tuvieron la firma de directores responsables de obra con más de un colapso?

En el tema de sismos, la ciudad deberá tomar decisiones que vayan más allá de un régimen de propiedad privada garantizado por la Constitución. Quiero decir, se tendrá que tomar la decisión de dictaminar inmuebles a partir de sus características (técnica constructiva, edad, ubicación u otra) y, en su caso, ordenar la demolición. Si no lo hacemos, habrá consecuencias. “Nadie sabe el día ni la hora”, como dice el Apocalipsis, pero mañana o en 50 años, habrá otro sismo que azote con severidad a esta ciudad.

Si queremos una ciudad resiliente, necesitamos actuar.


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