/ miércoles 17 de abril de 2019

Centro de Barrio | Dilemas sin solución

Es evidente el símil entre el Brexit y la realidad mexicana. Pueden observarlo en la película del mismo nombre. Dominic Cummings, el gran estratega de la campaña a favor de “recuperar el control” por los ciudadanos británicos, apeló a los sentimientos y generó expectativas que el Brexit por sí solo no resolvía.

Hace un año estábamos inmersos en una campaña también centrada en sentimientos y manipulación. Como en algún momento dice uno de los personajes de la película Brexit, el triunfo de la opción “distinta” estaba determinado por mensajes transmitidos en décadas previas.

Treinta años de mitificar al “neoliberalismo” y a la “tecnocracia” como culpables de todos nuestros males. La verdadera culpa no está allí, está en la hipocresía política: la promesa falsa y fácil.

De concretarse el Brexit ocurrirán todos los males, y hasta más, que la campaña por la permanencia anticipó, y claramente no ocurrirán los beneficios que la astuta pero irresponsable campaña por la salida de la Unión Europea señaló. Sólo jugaron con los sentimientos, como lo ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador desde que se volvió figura nacional.

No tengo la menor duda, nuestro país no crecerá a tasas del 4% con simulaciones como la supuesta guerra contra el huachicol, el tren, la refinería, los aeropuertos o permitiendo el bloqueo de ferrocarriles, pero finalmente la popularidad del presidente es efecto de su tiempo. Como decía, décadas de vilipendiar las decisiones correctas pero con resultados tan lentos y amargos que hacen pensar a la gente que alguien más está decidiendo por ellos, lo que contradice el espíritu democrático. Problemas profundos como la corrupción no tendrán las decisiones técnicas que reclaman, sólo la voz mañanera que jura que ya acabamos con la corrupción.

En buena medida esta historia empieza en la Ciudad de México, y me refiero no sólo al gobierno de López Obrador: la ciudad en la que todo servicio público tiene que ser barato, no hay agua, hay contaminación y el metro cada vez funciona peor. Es aquí donde el dilema de la política fácil puede encontrar su cauce.

Un subsecretario de Hacienda se atrevió a decir que era necesario restablecer la tenencia vehicular. Horas después el presidente lo contradijo. Pero esas son las realidades, el Metro y el agua necesitan una tarifa más alta; la ciudad y el país necesitan más impuestos.

La cancelación del aeropuerto de Texcoco ha sido una de las peores decisiones políticas en la historia de México, pero las que se han tomado en los primeros meses de gobierno en todas las materias no se quedan tan atrás. La desaparición del Consejo de Promoción Turística es el asesinato pasional a la gallina de los huevos de oro.

La política de frases fáciles da réditos. Decir la verdad genera acusaciones por quien emite esas frases fáciles. Gracias, señor presidente, por su apertura para que Jorge Ramos lo evidencie y yo, humildemente, opine que será uno de los peores presidentes en la historia ... claro que no, esto ha sido una democracia construida ladrillo a ladrillo, pero sin el andamiaje educativo de millones de mexicanos incapaces de dirimir entre enunciados que les manipulan y argumentos técnicos.

Vamos a ver si al día siguiente de la crisis maduramos, subimos impuestos, ponemos límites en nuestra anarquía y usamos más la cabeza que el corazón.

Es evidente el símil entre el Brexit y la realidad mexicana. Pueden observarlo en la película del mismo nombre. Dominic Cummings, el gran estratega de la campaña a favor de “recuperar el control” por los ciudadanos británicos, apeló a los sentimientos y generó expectativas que el Brexit por sí solo no resolvía.

Hace un año estábamos inmersos en una campaña también centrada en sentimientos y manipulación. Como en algún momento dice uno de los personajes de la película Brexit, el triunfo de la opción “distinta” estaba determinado por mensajes transmitidos en décadas previas.

Treinta años de mitificar al “neoliberalismo” y a la “tecnocracia” como culpables de todos nuestros males. La verdadera culpa no está allí, está en la hipocresía política: la promesa falsa y fácil.

De concretarse el Brexit ocurrirán todos los males, y hasta más, que la campaña por la permanencia anticipó, y claramente no ocurrirán los beneficios que la astuta pero irresponsable campaña por la salida de la Unión Europea señaló. Sólo jugaron con los sentimientos, como lo ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador desde que se volvió figura nacional.

No tengo la menor duda, nuestro país no crecerá a tasas del 4% con simulaciones como la supuesta guerra contra el huachicol, el tren, la refinería, los aeropuertos o permitiendo el bloqueo de ferrocarriles, pero finalmente la popularidad del presidente es efecto de su tiempo. Como decía, décadas de vilipendiar las decisiones correctas pero con resultados tan lentos y amargos que hacen pensar a la gente que alguien más está decidiendo por ellos, lo que contradice el espíritu democrático. Problemas profundos como la corrupción no tendrán las decisiones técnicas que reclaman, sólo la voz mañanera que jura que ya acabamos con la corrupción.

En buena medida esta historia empieza en la Ciudad de México, y me refiero no sólo al gobierno de López Obrador: la ciudad en la que todo servicio público tiene que ser barato, no hay agua, hay contaminación y el metro cada vez funciona peor. Es aquí donde el dilema de la política fácil puede encontrar su cauce.

Un subsecretario de Hacienda se atrevió a decir que era necesario restablecer la tenencia vehicular. Horas después el presidente lo contradijo. Pero esas son las realidades, el Metro y el agua necesitan una tarifa más alta; la ciudad y el país necesitan más impuestos.

La cancelación del aeropuerto de Texcoco ha sido una de las peores decisiones políticas en la historia de México, pero las que se han tomado en los primeros meses de gobierno en todas las materias no se quedan tan atrás. La desaparición del Consejo de Promoción Turística es el asesinato pasional a la gallina de los huevos de oro.

La política de frases fáciles da réditos. Decir la verdad genera acusaciones por quien emite esas frases fáciles. Gracias, señor presidente, por su apertura para que Jorge Ramos lo evidencie y yo, humildemente, opine que será uno de los peores presidentes en la historia ... claro que no, esto ha sido una democracia construida ladrillo a ladrillo, pero sin el andamiaje educativo de millones de mexicanos incapaces de dirimir entre enunciados que les manipulan y argumentos técnicos.

Vamos a ver si al día siguiente de la crisis maduramos, subimos impuestos, ponemos límites en nuestra anarquía y usamos más la cabeza que el corazón.

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