/ miércoles 1 de abril de 2020

Centro de Barrio | El transporte y la pandemia

El transporte público es uno de los sectores económicos más afectados por la pandemia. Se fue la demanda, pero deben mantener cierta frecuencia de paso para circular medio vacíos y evitar aglomeraciones. Los combustibles han bajado su precio, pero ahora deben limpiar a profundidad vehículos e instalaciones, al menos una vez al día. Si estaban pagando un crédito, lo más probable es que caigan en cartera vencida a no ser que el banco opte por una moratoria antes de decomisar autobuses. En el caso de los servicios prestados por el gobierno de la ciudad, caerá la recaudación pero permanecerán casi todos los costos. El subsidio es insostenible.

En el futuro, cuando se levante la emergencia, es probable que debamos seguir evitando las aglomeraciones. En un Metrobús caben hasta 270 pasajeros, en un vagón del metro caben más de 150 personas, pero si son de pasillo continuo, como en las líneas 2 y 12 del metro, en un mismo habitáculo se juntan hasta 1350 personas y billones de esporas virales

La mejor alternativa, en este momento, es la bicicleta. No todos se animan. La ciudad ha expandido en los últimos años su red de ciclovías. Ahora no hay tanta demanda de estacionamiento ni de circulación. Quitar temporalmente un carril para habilitar ciclovías durante la epidemia debería ser opción. La Alcaldía Miguel Hidalgo ya está experimentando con la primera, sobre Cervantes Saavedra. En Bogotá, en Calgary y en otras partes del mundo han hecho lo mismo.

El regreso, sea el 30 de abril o sea en otra fecha, será paulatino. Seguro que algunas oficinas mantendrán la recomendación de trabajo en casa. Vamos a seguir evitando aglomeraciones muchos meses más, pero habrá que producir. ¿No sería el momento de dar pasos audaces para la transformación de la movilidad?

El Eje 7 Sur estuvo cerrado a la circulación vehicular durante cuatro años. En 2012 fue reabierto a la circulación, pero perdió un carril. Los dos carriles del trolebús crecieron para formar la única ruta “trolebús – bici” bien diseñada en la ciudad.

Ciudad de México no cuenta con un gobierno de innovación. Eso lo hemos dicho incansablemente en este espacio. La innovación es sólo una marca, un simple y capitalista slogan. Lo digo, y me burlo, porque muchos de los que participan en el Gobierno de Ciudad de México se creen marxistas. Lo son, pero sólo en sus playeras. En la Secretaría de Movilidad seguirán gobernando para los autos del 20% más rico de la población, esos que se concentran en las horas pico en las avenidas aledañas a las zonas más ricas de la ciudad.

Este es el momento de hacer una transformación más ambiciosa, convertir carriles de estacionamiento en ciclovías. Este es el momento de asignar confinamiento al carril derecho en todas las avenidas, para autobús y para ciclovía. Este es el momento de ganar terreno al auto, de abrir paso a una colectividad organizada en formas más sustentables de movilidad. No lo verán, menos lo harán. En el fondo sólo están haciendo mejoras incrementales al “business as usual”.

Toda crisis es oportunidad, sin embargo, no todas las oportunidades son vistas por quienes tienen en sus manos la transformación de la ciudad hacia la sustentabilidad.

El transporte público es uno de los sectores económicos más afectados por la pandemia. Se fue la demanda, pero deben mantener cierta frecuencia de paso para circular medio vacíos y evitar aglomeraciones. Los combustibles han bajado su precio, pero ahora deben limpiar a profundidad vehículos e instalaciones, al menos una vez al día. Si estaban pagando un crédito, lo más probable es que caigan en cartera vencida a no ser que el banco opte por una moratoria antes de decomisar autobuses. En el caso de los servicios prestados por el gobierno de la ciudad, caerá la recaudación pero permanecerán casi todos los costos. El subsidio es insostenible.

En el futuro, cuando se levante la emergencia, es probable que debamos seguir evitando las aglomeraciones. En un Metrobús caben hasta 270 pasajeros, en un vagón del metro caben más de 150 personas, pero si son de pasillo continuo, como en las líneas 2 y 12 del metro, en un mismo habitáculo se juntan hasta 1350 personas y billones de esporas virales

La mejor alternativa, en este momento, es la bicicleta. No todos se animan. La ciudad ha expandido en los últimos años su red de ciclovías. Ahora no hay tanta demanda de estacionamiento ni de circulación. Quitar temporalmente un carril para habilitar ciclovías durante la epidemia debería ser opción. La Alcaldía Miguel Hidalgo ya está experimentando con la primera, sobre Cervantes Saavedra. En Bogotá, en Calgary y en otras partes del mundo han hecho lo mismo.

El regreso, sea el 30 de abril o sea en otra fecha, será paulatino. Seguro que algunas oficinas mantendrán la recomendación de trabajo en casa. Vamos a seguir evitando aglomeraciones muchos meses más, pero habrá que producir. ¿No sería el momento de dar pasos audaces para la transformación de la movilidad?

El Eje 7 Sur estuvo cerrado a la circulación vehicular durante cuatro años. En 2012 fue reabierto a la circulación, pero perdió un carril. Los dos carriles del trolebús crecieron para formar la única ruta “trolebús – bici” bien diseñada en la ciudad.

Ciudad de México no cuenta con un gobierno de innovación. Eso lo hemos dicho incansablemente en este espacio. La innovación es sólo una marca, un simple y capitalista slogan. Lo digo, y me burlo, porque muchos de los que participan en el Gobierno de Ciudad de México se creen marxistas. Lo son, pero sólo en sus playeras. En la Secretaría de Movilidad seguirán gobernando para los autos del 20% más rico de la población, esos que se concentran en las horas pico en las avenidas aledañas a las zonas más ricas de la ciudad.

Este es el momento de hacer una transformación más ambiciosa, convertir carriles de estacionamiento en ciclovías. Este es el momento de asignar confinamiento al carril derecho en todas las avenidas, para autobús y para ciclovía. Este es el momento de ganar terreno al auto, de abrir paso a una colectividad organizada en formas más sustentables de movilidad. No lo verán, menos lo harán. En el fondo sólo están haciendo mejoras incrementales al “business as usual”.

Toda crisis es oportunidad, sin embargo, no todas las oportunidades son vistas por quienes tienen en sus manos la transformación de la ciudad hacia la sustentabilidad.

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