/ miércoles 3 de noviembre de 2021

Centro de Barrio | Moviendo la manita

Esta ciudad tiene múltiples problemas asociados a la circulación vehicular y la impunidad. Somos muchos y cientos de miles de habitantes de esta ciudad se mueven en auto, así este medio representa, incluyendo taxis, menos de la cuarta parte de los viajes. Sin embargo, los problemas se agravan porque las políticas de tránsito y vialidad están equivocadas: las autoridades de Obras se dedican a construir y ampliar vialidades; las de Tránsito, a agilizar el paso vehicular y no a poner orden.

Como es previsible en ciertas fiestas tradicionales (Fiestas Patrias, Día de Muertos, Semana Santa, Fiestas Patronales, entre otras), durante conciertos y partidos, las calles se desbordan, pero quienes deben poner las multas de tránsito no las ponen. Tal como me lo expresó hace unos días un agente de tránsito: “sólo nos están dando 10 hojas de multa por alcaldía y no todos los agentes de tránsito están autorizados para multar”. Es de ineptos creer que los agentes de tránsito deben dedicarse a mover la manita y a soplar un silbato. De hecho, es suficiente colmo que los agentes preventivos no puedan multar, y que ahora resulte que en la práctica sólo una parte de los de tránsito estén habilitados para ello.

Desde que tengo uso de razón, he visto a los agentes de tránsito cerrar las agujas de viaducto y periférico para agilizar el paso de quienes están en los carriles centrales pero ocasionar caos en otras calles; los he visto “dar vialidad” a una avenida mientras que el resto de la ciudad entra en caos; los he visto estacionarse en las banquetas y en áreas peatonales; los he visto mover la manita y hasta impedir el paso de personas a pie con el semáforo peatonal en verde. Todo para que pase el “rey coche”.

He tenido la oportunidad de asistir a los últimos cuatro gabinetes de seguridad de una alcaldía, la más concurrida estas fiestas del Día de Muertos. Tras quejas en chats vecinales y redes sociales por automóviles en las banquetas, en rampas y pasos peatonales, lo mínimo que uno esperaría es la expedición de cientos de infracciones. En la reunión de dicho gabinete pregunté cuántas multas habían puesto. La respuesta fue: 12. ¡12 míseras multas! Pues claro ¡Si la propia Jefa de Gobierno se estaciona en la banqueta cuando va a Palacio Nacional! cómo va a ser posible que el secretario Omar García Harfush llame la atención al subsecretario de Control de Tránsito por su omisión.

Esta molestia que expreso en esta colaboración es claramente a título personal, pero tiene que ver con mi compromiso de vida. Las condiciones peatonales pueden y deben cambiar y esto ocurrirá cuando la ciudad se vuelque a contener al automóvil con reglas. Está prohibido exceder las velocidades límite, pero este gobierno ha preferido que suba el número de muertes en las calles a cambio de un ridículo y fracasado programa de “fotocívicas”. Mucha gira nacional de la Jefa de Gobierno, pero su demagogia contra las fotomultas ya ha costado decenas de vidas.

Esta ciudad cambiará cuando la política de tránsito cambie, porque será un mensaje de orden para todos, incluida la delincuencia. Mientras sigamos, ridículamente, moviendo la manita bajo el semáforo, seguiremos con los mismos problemas: caos cuando haya quincena o fiestas, asaltos, extorsiones y en general, reacciones de corto plazo a los problemas de fondo.

Esta ciudad tiene múltiples problemas asociados a la circulación vehicular y la impunidad. Somos muchos y cientos de miles de habitantes de esta ciudad se mueven en auto, así este medio representa, incluyendo taxis, menos de la cuarta parte de los viajes. Sin embargo, los problemas se agravan porque las políticas de tránsito y vialidad están equivocadas: las autoridades de Obras se dedican a construir y ampliar vialidades; las de Tránsito, a agilizar el paso vehicular y no a poner orden.

Como es previsible en ciertas fiestas tradicionales (Fiestas Patrias, Día de Muertos, Semana Santa, Fiestas Patronales, entre otras), durante conciertos y partidos, las calles se desbordan, pero quienes deben poner las multas de tránsito no las ponen. Tal como me lo expresó hace unos días un agente de tránsito: “sólo nos están dando 10 hojas de multa por alcaldía y no todos los agentes de tránsito están autorizados para multar”. Es de ineptos creer que los agentes de tránsito deben dedicarse a mover la manita y a soplar un silbato. De hecho, es suficiente colmo que los agentes preventivos no puedan multar, y que ahora resulte que en la práctica sólo una parte de los de tránsito estén habilitados para ello.

Desde que tengo uso de razón, he visto a los agentes de tránsito cerrar las agujas de viaducto y periférico para agilizar el paso de quienes están en los carriles centrales pero ocasionar caos en otras calles; los he visto “dar vialidad” a una avenida mientras que el resto de la ciudad entra en caos; los he visto estacionarse en las banquetas y en áreas peatonales; los he visto mover la manita y hasta impedir el paso de personas a pie con el semáforo peatonal en verde. Todo para que pase el “rey coche”.

He tenido la oportunidad de asistir a los últimos cuatro gabinetes de seguridad de una alcaldía, la más concurrida estas fiestas del Día de Muertos. Tras quejas en chats vecinales y redes sociales por automóviles en las banquetas, en rampas y pasos peatonales, lo mínimo que uno esperaría es la expedición de cientos de infracciones. En la reunión de dicho gabinete pregunté cuántas multas habían puesto. La respuesta fue: 12. ¡12 míseras multas! Pues claro ¡Si la propia Jefa de Gobierno se estaciona en la banqueta cuando va a Palacio Nacional! cómo va a ser posible que el secretario Omar García Harfush llame la atención al subsecretario de Control de Tránsito por su omisión.

Esta molestia que expreso en esta colaboración es claramente a título personal, pero tiene que ver con mi compromiso de vida. Las condiciones peatonales pueden y deben cambiar y esto ocurrirá cuando la ciudad se vuelque a contener al automóvil con reglas. Está prohibido exceder las velocidades límite, pero este gobierno ha preferido que suba el número de muertes en las calles a cambio de un ridículo y fracasado programa de “fotocívicas”. Mucha gira nacional de la Jefa de Gobierno, pero su demagogia contra las fotomultas ya ha costado decenas de vidas.

Esta ciudad cambiará cuando la política de tránsito cambie, porque será un mensaje de orden para todos, incluida la delincuencia. Mientras sigamos, ridículamente, moviendo la manita bajo el semáforo, seguiremos con los mismos problemas: caos cuando haya quincena o fiestas, asaltos, extorsiones y en general, reacciones de corto plazo a los problemas de fondo.

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