/ miércoles 12 de septiembre de 2018

Centro de Barrio | Proyectos transexenales

El modelo de pistas del Nuevo Aeropuerto Internacional de México es similar al de los modernos aeropuertos de Asia. Se trata de una gran terminal central rodeada de hasta dos pares de pistas. En teoría, es justo la forma de “equis” que trazó Norman Foster la mayor eficiencia para un aeropuerto intercontinental, al concentrar los costos de operación en el edificio principal y permitir una expansión paulatina. Este diseño, sin su arquitectura, no comenzó con Enrique Peña, fue trazado varios años antes en realidad.

Lo que quiero decir con esto también refiere algo más importante: la concepción del Aeropuerto de Texcoco no es, de forma alguna, improvisada. México está en meridianos más occidentales que el resto de América Latina, lo que sin duda elevará las conexiones con Asia. Un aeropuerto fuerte puede tener vínculos más precisos con el mundo, rutas con ciudades y países que hoy no imaginamos.

El nuevo aeropuerto tiene que ver con la productividad económica del país, con una estrategia de desarrollo que no se desmantela por el triunfo de Morena: México cuenta con fuertes vínculos comerciales con el mundo y éstos se verán fortalecidos por el NAIM.

¿Cuál es la idea del Tren Maya? Es exactamente la misma. El tren busca la conectividad de las ciudades y destinos del sureste para acercarlas y detonar su desarrollo.

En la administración de Peña Nieto hubo un intento de construir este tren, con menores alcances, y fueron notorias sus dificultades.

Tren Maya y NAIM son proyectos que se parecen. Tienen la bondad de generar conectividad y la preocupación ambiental detrás. Percibo mayor valor ambiental de las selvas peninsulares que del Lago de Texcoco, pero ambas deben ser resueltas con el mismo rigor. Ambos proyectos cuestan decenas de miles de millones de pesos.

El Tren Maya responde a una necesidad de vincular sitios relevantes del sureste del país, pero no a una saturación como la del AICM. El país tiene menos prisa por el Tren Maya que por el nuevo aeropuerto, pero éste será sometido a consulta pública mientras que el primero no, pues dicen los partidarios de Morena que ya fue consultado con la elección del 1 de julio.

Más que una consulta pública, entendida como un sí o no, pediría fortalecer ambos proyectos (ahí sí es válido escuchar todas las opiniones). El tema de los cuerpos de agua y las aves migratorias no está resuelto en el caso de Texcoco; el cuidado de la selva, la ruta y sus estaciones, la tecnología, el ritmo de desarrollo, entre otros factores, tendrán que ser puestos en la mesa de discusión del Tren Maya.

El NAIM sí puede ser inaugurado antes de 2024. Del Tren Maya me reservo; el tiempo de desarrollo del Tren Interurbano de Toluca ha demostrado que forzar los grandes proyectos al ciclo sexenal es peligroso. Si éstos aspiran a transformar realidades mexicanas deben ser concebidos, planeados y ejecutados sin prisa. Qué importa que Andrés Manuel López Obrador inaugure un proyecto que se asocia a Peña, o que la persona que lo suceda termine cortando el listón del Tren Maya, lo importante es que se hagan bien.


El modelo de pistas del Nuevo Aeropuerto Internacional de México es similar al de los modernos aeropuertos de Asia. Se trata de una gran terminal central rodeada de hasta dos pares de pistas. En teoría, es justo la forma de “equis” que trazó Norman Foster la mayor eficiencia para un aeropuerto intercontinental, al concentrar los costos de operación en el edificio principal y permitir una expansión paulatina. Este diseño, sin su arquitectura, no comenzó con Enrique Peña, fue trazado varios años antes en realidad.

Lo que quiero decir con esto también refiere algo más importante: la concepción del Aeropuerto de Texcoco no es, de forma alguna, improvisada. México está en meridianos más occidentales que el resto de América Latina, lo que sin duda elevará las conexiones con Asia. Un aeropuerto fuerte puede tener vínculos más precisos con el mundo, rutas con ciudades y países que hoy no imaginamos.

El nuevo aeropuerto tiene que ver con la productividad económica del país, con una estrategia de desarrollo que no se desmantela por el triunfo de Morena: México cuenta con fuertes vínculos comerciales con el mundo y éstos se verán fortalecidos por el NAIM.

¿Cuál es la idea del Tren Maya? Es exactamente la misma. El tren busca la conectividad de las ciudades y destinos del sureste para acercarlas y detonar su desarrollo.

En la administración de Peña Nieto hubo un intento de construir este tren, con menores alcances, y fueron notorias sus dificultades.

Tren Maya y NAIM son proyectos que se parecen. Tienen la bondad de generar conectividad y la preocupación ambiental detrás. Percibo mayor valor ambiental de las selvas peninsulares que del Lago de Texcoco, pero ambas deben ser resueltas con el mismo rigor. Ambos proyectos cuestan decenas de miles de millones de pesos.

El Tren Maya responde a una necesidad de vincular sitios relevantes del sureste del país, pero no a una saturación como la del AICM. El país tiene menos prisa por el Tren Maya que por el nuevo aeropuerto, pero éste será sometido a consulta pública mientras que el primero no, pues dicen los partidarios de Morena que ya fue consultado con la elección del 1 de julio.

Más que una consulta pública, entendida como un sí o no, pediría fortalecer ambos proyectos (ahí sí es válido escuchar todas las opiniones). El tema de los cuerpos de agua y las aves migratorias no está resuelto en el caso de Texcoco; el cuidado de la selva, la ruta y sus estaciones, la tecnología, el ritmo de desarrollo, entre otros factores, tendrán que ser puestos en la mesa de discusión del Tren Maya.

El NAIM sí puede ser inaugurado antes de 2024. Del Tren Maya me reservo; el tiempo de desarrollo del Tren Interurbano de Toluca ha demostrado que forzar los grandes proyectos al ciclo sexenal es peligroso. Si éstos aspiran a transformar realidades mexicanas deben ser concebidos, planeados y ejecutados sin prisa. Qué importa que Andrés Manuel López Obrador inaugure un proyecto que se asocia a Peña, o que la persona que lo suceda termine cortando el listón del Tren Maya, lo importante es que se hagan bien.


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