/ miércoles 22 de mayo de 2019

Centro de Barrio | Rebasada

La reciente crisis por contaminación atmosférica tomó por sorpresa al gobierno de la Ciudad de México. Simplemente no supieron reaccionar. La jefa de Gobierno salió tarde, de mala gana y la contingencia ambiental llegó tras cinco días de altos niveles de contaminación, si bien el supuesto de contingencia no se había alcanzado, pero toda la ciudad olía a madera quemada. Como nunca antes.

Los impactos en la salud de esta crisis no se resienten de manera inmediata, pues al ser partículas suspendidas de menos de 2.5 micrómetros, los contaminantes se fueron al torrente sanguíneo y no a las vías respiratorias, como sucede con partículas más grandes. En estos casos habrá impactos, sin duda, según la predisposición de cada una de las personas, pero difícilmente se demostrará la relación causa y efecto.

Llama la atención que justo el ambiental es el tema de Claudia Sheinbaum. El error fue grave. No tenía respuesta, acusó a la administración anterior de no contar con protocolos, sin pensar que estaba escupiendo sobre su propio pasado. En realidad sólo estaba evadiendo un problema en el que el gobierno federal tiene mucha culpa, pero el local no supo manejar.

¿Está listo el gobierno para un nuevo sismo catastrófico? ¿Para una inundación? ¿Para la escasez de agua potable? ¿Una epidemia como la de 2009? Como decía, los impactos en la salud pueden no percibirse de inmediato, pero tenemos todas las dudas respecto a la capacidad gubernamental, en la ciudad, para enfrentar imprevistos mayores. De no ser así, la jefa de Gobierno debería empezar a planear sus posibles reacciones ante catástrofes de toda índole y magnitud, de lo contrario, los problemas se agravarán y perderá gobernabilidad.

Después de días de contaminación desbordada, la contingencia ridícula llegó en medio de una opinión pública en actitud crítica. ¿Podremos librar otra crisis de la misma o mayor magnitud durante el estiaje del próximo año? Si el gobierno federal no retoma el programa de empleo temporal, con el que se preparaban los bosques para la temporada de incendios, los impactos en árboles y pastizales serán de mayor impacto que este año.

Por otro lado, el transporte público tampoco está listo para una reacción contingente que establezca, de manera enérgica, la limitación total a la circulación de automóviles, para reforzar el transporte sustentable. ¿Cuándo sí estaremos preparados? Los problemas derivados de un modelo no sustentable de movilidad necesitan una respuesta más trascendente que suspender la circulación de vehículos con calcomanía 1 o 2, que representan un porcentaje magro en el universo de automóviles. Debe haber decisiones radicales en esas circunstancias, y no se están planeando.

Justamente, el actual gobierno debería estar pensando en una mejor reacción ante problemas de contaminación atmosférica: limitar la circulación de vehículos automotores de uso individual, y ofrecer alternativas ágiles en transporte público. Claudia Sheinbaum no tiene muchas ganas de llevar la previsión más lejos. En cuanto bajó la contaminación alistó su mensaje a la ciudadanía: quiero informarles que ya se levantó la contingencia. La calidad del aire seguía siendo mala, tan mala como mediocres son las medidas aplicadas para contenerla.

La reciente crisis por contaminación atmosférica tomó por sorpresa al gobierno de la Ciudad de México. Simplemente no supieron reaccionar. La jefa de Gobierno salió tarde, de mala gana y la contingencia ambiental llegó tras cinco días de altos niveles de contaminación, si bien el supuesto de contingencia no se había alcanzado, pero toda la ciudad olía a madera quemada. Como nunca antes.

Los impactos en la salud de esta crisis no se resienten de manera inmediata, pues al ser partículas suspendidas de menos de 2.5 micrómetros, los contaminantes se fueron al torrente sanguíneo y no a las vías respiratorias, como sucede con partículas más grandes. En estos casos habrá impactos, sin duda, según la predisposición de cada una de las personas, pero difícilmente se demostrará la relación causa y efecto.

Llama la atención que justo el ambiental es el tema de Claudia Sheinbaum. El error fue grave. No tenía respuesta, acusó a la administración anterior de no contar con protocolos, sin pensar que estaba escupiendo sobre su propio pasado. En realidad sólo estaba evadiendo un problema en el que el gobierno federal tiene mucha culpa, pero el local no supo manejar.

¿Está listo el gobierno para un nuevo sismo catastrófico? ¿Para una inundación? ¿Para la escasez de agua potable? ¿Una epidemia como la de 2009? Como decía, los impactos en la salud pueden no percibirse de inmediato, pero tenemos todas las dudas respecto a la capacidad gubernamental, en la ciudad, para enfrentar imprevistos mayores. De no ser así, la jefa de Gobierno debería empezar a planear sus posibles reacciones ante catástrofes de toda índole y magnitud, de lo contrario, los problemas se agravarán y perderá gobernabilidad.

Después de días de contaminación desbordada, la contingencia ridícula llegó en medio de una opinión pública en actitud crítica. ¿Podremos librar otra crisis de la misma o mayor magnitud durante el estiaje del próximo año? Si el gobierno federal no retoma el programa de empleo temporal, con el que se preparaban los bosques para la temporada de incendios, los impactos en árboles y pastizales serán de mayor impacto que este año.

Por otro lado, el transporte público tampoco está listo para una reacción contingente que establezca, de manera enérgica, la limitación total a la circulación de automóviles, para reforzar el transporte sustentable. ¿Cuándo sí estaremos preparados? Los problemas derivados de un modelo no sustentable de movilidad necesitan una respuesta más trascendente que suspender la circulación de vehículos con calcomanía 1 o 2, que representan un porcentaje magro en el universo de automóviles. Debe haber decisiones radicales en esas circunstancias, y no se están planeando.

Justamente, el actual gobierno debería estar pensando en una mejor reacción ante problemas de contaminación atmosférica: limitar la circulación de vehículos automotores de uso individual, y ofrecer alternativas ágiles en transporte público. Claudia Sheinbaum no tiene muchas ganas de llevar la previsión más lejos. En cuanto bajó la contaminación alistó su mensaje a la ciudadanía: quiero informarles que ya se levantó la contingencia. La calidad del aire seguía siendo mala, tan mala como mediocres son las medidas aplicadas para contenerla.

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