/ miércoles 29 de agosto de 2018

Centro de barrio | Texit

La idea de abandonar la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para improvisar un aeropuerto en la Base Militar de Santa Lucía, me recuerda al referéndum de Reino Unido respecto a la Unión Europea.

Al final, muchos de los británicos que votaron a favor del Brexit terminaron arrepentidos. Era demasiado tarde. El Texcoco - Exit, o Texit, me preocupa. La idea de una consulta ciudadana... “porque el pueblo no es tonto”, puede llevar al peor fracaso en las decisiones públicas en la historia de México. Claramente eso no tendría por qué consultarse. Construir un aeropuerto es un proceso largo, tanto por la planeación de la obra, su ejecución y finalmente la migración de un aeropuerto a otro. El NAICM es el mayor proyecto transexenal en la historia del país y no empezó en la administración de Enrique Peña. Cancelarlo implica derogar la posibilidad de planear infraestructura transexenal y limitarnos a los ciclos políticos, como ha sido siempre.

NAICM está planeado como uno de los mayores aeropuertos del mundo y tendrá impactos relevantes en todo el país. El supuesto plan del nuevo gobierno para desarrollar el aeropuerto de Santa Lucía en la actual base militar es una simple presentación de risa, carente de sustento, improvisada. Otro documento, elaborado por la Corporación Mitre, analista de la factibilidad de decenas de aeropuertos en el mundo, sostiene la absoluta inviabilidad de Santa Lucía. Detrás del riesgo de desechar una inversión multimillonaria veo otro, éste de carácter político.

Andrés Manuel López Obrador ganó con el 53%, poco más de la mitad de los votantes. Si sólo votan sus partidarios, el NAICM se hunde. Si hay una discusión democrática, hay posibilidad de salvarlo, pero no veo las condiciones para una discusión democrática.

La consulta sobre el NAICM genera demasiado riesgo para muy poca rentabilidad política al nuevo gobierno. La oposición está desarticulada. PRI, PAN y PRD están divididos, sin liderazgo, sin empatía con la sociedad. Son incapaces de darse cuenta qué implica el Texit. López Obrador está soltando la zanahoria para consolidar una oposición unificada, contrastando un modelo de desarrollo con debilidades en su concepción.

La idea de consultar al pueblo la obra de un aeropuerto es una aberración con el proceso de planeación que demanda el desarrollo del país, pero ya que el presidente electo lo está haciendo, nuestra dividida e impresentable oposición enfrenta una oportunidad de oro para contrastarse con la popularidad del presidente. Muy probablemente no se den cuenta o no puedan generar una estrategia común.

De concretarse el Texit no habrá un error más grande en la administración de Andrés Manuel López Obrador, lo que justo daría rentabilidad política a sus opositores, quienes siguen sin saber qué pasó el 1 de julio. Santa Lucía puede ser el Waterloo del nuevo gobierno: carece de viabilidad y no podrá construirse en 24 meses, ni certificar su operación.

Lo que veo en este momento es que el nuevo aeropuerto sí está en riesgo, que el sitio elegido como alternativa carece de viabilidad, que las oportunidades de desarrollo que ofrece el NAICM no están siendo evidentes al nuevo gobierno, que los problemas de esta obra pueden resolverse, incluyendo el financiamiento público, y, finalmente, que la oposición a Morena seguirá desorganizada y sin aportar cosa alguna al país.


La idea de abandonar la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para improvisar un aeropuerto en la Base Militar de Santa Lucía, me recuerda al referéndum de Reino Unido respecto a la Unión Europea.

Al final, muchos de los británicos que votaron a favor del Brexit terminaron arrepentidos. Era demasiado tarde. El Texcoco - Exit, o Texit, me preocupa. La idea de una consulta ciudadana... “porque el pueblo no es tonto”, puede llevar al peor fracaso en las decisiones públicas en la historia de México. Claramente eso no tendría por qué consultarse. Construir un aeropuerto es un proceso largo, tanto por la planeación de la obra, su ejecución y finalmente la migración de un aeropuerto a otro. El NAICM es el mayor proyecto transexenal en la historia del país y no empezó en la administración de Enrique Peña. Cancelarlo implica derogar la posibilidad de planear infraestructura transexenal y limitarnos a los ciclos políticos, como ha sido siempre.

NAICM está planeado como uno de los mayores aeropuertos del mundo y tendrá impactos relevantes en todo el país. El supuesto plan del nuevo gobierno para desarrollar el aeropuerto de Santa Lucía en la actual base militar es una simple presentación de risa, carente de sustento, improvisada. Otro documento, elaborado por la Corporación Mitre, analista de la factibilidad de decenas de aeropuertos en el mundo, sostiene la absoluta inviabilidad de Santa Lucía. Detrás del riesgo de desechar una inversión multimillonaria veo otro, éste de carácter político.

Andrés Manuel López Obrador ganó con el 53%, poco más de la mitad de los votantes. Si sólo votan sus partidarios, el NAICM se hunde. Si hay una discusión democrática, hay posibilidad de salvarlo, pero no veo las condiciones para una discusión democrática.

La consulta sobre el NAICM genera demasiado riesgo para muy poca rentabilidad política al nuevo gobierno. La oposición está desarticulada. PRI, PAN y PRD están divididos, sin liderazgo, sin empatía con la sociedad. Son incapaces de darse cuenta qué implica el Texit. López Obrador está soltando la zanahoria para consolidar una oposición unificada, contrastando un modelo de desarrollo con debilidades en su concepción.

La idea de consultar al pueblo la obra de un aeropuerto es una aberración con el proceso de planeación que demanda el desarrollo del país, pero ya que el presidente electo lo está haciendo, nuestra dividida e impresentable oposición enfrenta una oportunidad de oro para contrastarse con la popularidad del presidente. Muy probablemente no se den cuenta o no puedan generar una estrategia común.

De concretarse el Texit no habrá un error más grande en la administración de Andrés Manuel López Obrador, lo que justo daría rentabilidad política a sus opositores, quienes siguen sin saber qué pasó el 1 de julio. Santa Lucía puede ser el Waterloo del nuevo gobierno: carece de viabilidad y no podrá construirse en 24 meses, ni certificar su operación.

Lo que veo en este momento es que el nuevo aeropuerto sí está en riesgo, que el sitio elegido como alternativa carece de viabilidad, que las oportunidades de desarrollo que ofrece el NAICM no están siendo evidentes al nuevo gobierno, que los problemas de esta obra pueden resolverse, incluyendo el financiamiento público, y, finalmente, que la oposición a Morena seguirá desorganizada y sin aportar cosa alguna al país.


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