/ miércoles 5 de septiembre de 2018

Centro de barrio | Transformando el transporte

El mayor reto de la siguiente administración será mejorar el transporte público de superficie, es decir, los autobuses urbanos. Hoy vivimos una tragedia. Vehículos inadecuados, algunos fabricados en 1990, siguen prestando el servicio, generalmente con choferes que no tienen el comportamiento requerido, ya sea por falta de capacitación o simplemente porque los incentivos los llevan a competir por el pasaje. Incluso, los corredores instrumentados en años recientes han fracasado porque no elevan significativamente la calidad del servicio.

El reto de mejorar un modo de transporte que, sólo en la Ciudad de México, representa las necesidades cotidianas de 2.5 millones de personas por más de siete millones de viajes al día, es muy complejo. Los líderes en esta tarea serán, bajo el mando de Claudia Sheinbaum, Andrés Lajous, como Secretario de Movilidad, y Florencia Serranía, como Coordinadora General de Transporte. La clave está en en la política que adopten.

Desde mi punto de vista hay dos elementos clave en la estrategia. Por un lado, la territorialidad de las mejoras. Por otro, el financiamiento de las mismas. En el primer caso, lo fundamental es que en las principales avenidas mejore el servicio, lo mismo que en las rutas secundarias de la zona centro poniente.

Si optan por otro enfoque, corren un alto riesgo de fracasar. Los trabajadores de toda la ciudad buscan llegar a los grandes centros de empleo, lo que se conoce internacionalmente como el “Distrito Central de Negocios”, y que en el caso de la capital mexicana son, sobre todo, los corredores Reforma, Insurgentes y Periférico, así como sus colonias aledañas.

Si el enfoque es la mejora de los servicios en torno a los centros de empleo, se recuperará la percepción del servicio y luego podrá atenderse el transporte de la periferia. El enfoque opuesto, la mejora primero en la periferia y después en la zona central exige mayores esfuerzos, tanto por la dispersión de las rutas como por el hecho de que la mayoría de los usuarios de la capital del país termina viajando a la zona central, para llegar finalmente “como sardina” a su destino, con la misma percepción que tiene hoy sobre el transporte en esta ciudad: un pésimo servicio.

Por otro lado, en lo que se refiere al financiamiento de las mejoras también percibo una limitante. La tarifa es insuficiente.

En esta ciudad hemos establecido tarifas de transporte que impiden la capitalización del sector y esto no cambiará pronto.

Sé que una mejor gestión de las rutas puede ayudar, pero no mucho. Los autobuses, siendo el elemento más caro, permanecen estacionados en las terminales varias horas al día y las rutas pierden pasajeros por el pésimo servicio. Sin embargo, tengo el temor de que sigamos con una calidad similar a la de corredores de transporte que han sido instrumentados en años recientes: vehículos inadecuados sin un buen sitio de encierro ni buenas frecuencias de paso. Avanzaremos en señalización y capacitación a choferes, pero en confort y accesibilidad no tanto.

Si logran superar el tema de financiamiento y se enfocan a las rutas céntricas, nuestras nuevas autoridades triunfarán en la transformación del transporte. De lo contrario fracasarán como sus predecesores. En cualquier caso, les deseo mucho éxito.


El mayor reto de la siguiente administración será mejorar el transporte público de superficie, es decir, los autobuses urbanos. Hoy vivimos una tragedia. Vehículos inadecuados, algunos fabricados en 1990, siguen prestando el servicio, generalmente con choferes que no tienen el comportamiento requerido, ya sea por falta de capacitación o simplemente porque los incentivos los llevan a competir por el pasaje. Incluso, los corredores instrumentados en años recientes han fracasado porque no elevan significativamente la calidad del servicio.

El reto de mejorar un modo de transporte que, sólo en la Ciudad de México, representa las necesidades cotidianas de 2.5 millones de personas por más de siete millones de viajes al día, es muy complejo. Los líderes en esta tarea serán, bajo el mando de Claudia Sheinbaum, Andrés Lajous, como Secretario de Movilidad, y Florencia Serranía, como Coordinadora General de Transporte. La clave está en en la política que adopten.

Desde mi punto de vista hay dos elementos clave en la estrategia. Por un lado, la territorialidad de las mejoras. Por otro, el financiamiento de las mismas. En el primer caso, lo fundamental es que en las principales avenidas mejore el servicio, lo mismo que en las rutas secundarias de la zona centro poniente.

Si optan por otro enfoque, corren un alto riesgo de fracasar. Los trabajadores de toda la ciudad buscan llegar a los grandes centros de empleo, lo que se conoce internacionalmente como el “Distrito Central de Negocios”, y que en el caso de la capital mexicana son, sobre todo, los corredores Reforma, Insurgentes y Periférico, así como sus colonias aledañas.

Si el enfoque es la mejora de los servicios en torno a los centros de empleo, se recuperará la percepción del servicio y luego podrá atenderse el transporte de la periferia. El enfoque opuesto, la mejora primero en la periferia y después en la zona central exige mayores esfuerzos, tanto por la dispersión de las rutas como por el hecho de que la mayoría de los usuarios de la capital del país termina viajando a la zona central, para llegar finalmente “como sardina” a su destino, con la misma percepción que tiene hoy sobre el transporte en esta ciudad: un pésimo servicio.

Por otro lado, en lo que se refiere al financiamiento de las mejoras también percibo una limitante. La tarifa es insuficiente.

En esta ciudad hemos establecido tarifas de transporte que impiden la capitalización del sector y esto no cambiará pronto.

Sé que una mejor gestión de las rutas puede ayudar, pero no mucho. Los autobuses, siendo el elemento más caro, permanecen estacionados en las terminales varias horas al día y las rutas pierden pasajeros por el pésimo servicio. Sin embargo, tengo el temor de que sigamos con una calidad similar a la de corredores de transporte que han sido instrumentados en años recientes: vehículos inadecuados sin un buen sitio de encierro ni buenas frecuencias de paso. Avanzaremos en señalización y capacitación a choferes, pero en confort y accesibilidad no tanto.

Si logran superar el tema de financiamiento y se enfocan a las rutas céntricas, nuestras nuevas autoridades triunfarán en la transformación del transporte. De lo contrario fracasarán como sus predecesores. En cualquier caso, les deseo mucho éxito.


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