/ miércoles 10 de julio de 2019

Centro de Barrio | Tururú

La Secretaría de Movilidad está trabajando en una acción estratégica en la mejora del transporte de la Ciudad de México. Se trata de la conformación de un Sistema Integrado, lo que en otras palabras significa que el pasajero lleva la cobertura de un paraguas único y no de techos aislados bajo la lluvia. Al entrar en cualquier transporte empieza la cobertura del sistema.

Hasta el momento, quien aborda el Metro, por ejemplo, y quiere transbordar por primera vez hacia el Metrobús, debe preguntar cuál es la salida que más le conviene. Claramente se trata de servicios sin integración. En cambio, en ciudades desarrolladas solemos toparnos con servicios integrados en pago, operación y administración.

Desde hace unos años se logró que la tarjeta de Metrobús sirviera también en el Metro, en el Tren Ligero y en Ecobici. Hoy, sin embargo, no hemos avanzado en que esta tarjeta sirva en trolebuses y autobuses de la ciudad, menos aún en servicios concesionados, ni parquímetros.

De ser un éxito el sistema integrado, las tarifas y hasta los horarios de los servicios deberán estar integrados. Por ejemplo, es absurdo que el último tren llegue a las 0:40 horas al metro Tláhuac y sus usuarios no tengan cómo conectar con un autobús. En un sistema integrado, cuando los trenes bajan su frecuencia, la programación de los autobuses debe quedar ligada a la llegada de aquellos.

Otro problema son los mapas. Tradicionalmente hemos tenido un mapa del metro, otro de Metrobús, otro más de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), y un último del Servicio de Transportes Eléctricos. Por separado, sólo los de Metro y Metrobús dicen algo. De los servicios concesionados no hay mucha información. Debemos conformar un mapa único que pueda tener varias escalas, entre ellas el máximo nivel de detalle con todas las rutas existentes, y por otro lado, un mapa que integre los servicios de metro, metrobús, tren ligero y tren suburbano, el cual ya fue publicado, pero con información escueta de la integración con el Mexibús del Estado de México.

Cuando hablamos de integración, por ejemplo, debería haber un “call center” y un solo portal del sistema. Hoy todavía dependemos de las páginas de cada uno de los organismos operadores y no de una única, con enfoque al usuario.

El 1 de marzo se integró el Comité del Sistema Integrado y desde entonces ha habido ciertos avances, los más de ellos muy superficiales. Por ejemplo, al presentar el logotipo del sistema integrado, los funcionarios aparecieron con unas chamarras decoradas con ese logotipo. Posteriormente, RTP actualizó su mapa y no lo integró al sistema.

Hace unos días comenzó la modificación de la nomenclatura del Metrobús, para que prevalezca la tipografía del Metro, junto con otros elementos icónicos, entre ellos el sonido “Tururú”, característico del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que ahora también anticipa el cierre de puertas en el Metrobús, como recién anunció el secretario Andrés Lajous.

Chamarra, logo, tipografía, tururú. El sistema integrado se compone de muchos pequeños detalles que al final lo catapultan. En marketing hablarían de BTL o Below– The–Line. En el gobierno de la ciudad tal vez están integrando bien el sistema, pero si esto no se traduce en beneficios a los usuarios, la insistencia en comunicar sólo lo superficial hará del tururú un símbolo del fracaso.

La Secretaría de Movilidad está trabajando en una acción estratégica en la mejora del transporte de la Ciudad de México. Se trata de la conformación de un Sistema Integrado, lo que en otras palabras significa que el pasajero lleva la cobertura de un paraguas único y no de techos aislados bajo la lluvia. Al entrar en cualquier transporte empieza la cobertura del sistema.

Hasta el momento, quien aborda el Metro, por ejemplo, y quiere transbordar por primera vez hacia el Metrobús, debe preguntar cuál es la salida que más le conviene. Claramente se trata de servicios sin integración. En cambio, en ciudades desarrolladas solemos toparnos con servicios integrados en pago, operación y administración.

Desde hace unos años se logró que la tarjeta de Metrobús sirviera también en el Metro, en el Tren Ligero y en Ecobici. Hoy, sin embargo, no hemos avanzado en que esta tarjeta sirva en trolebuses y autobuses de la ciudad, menos aún en servicios concesionados, ni parquímetros.

De ser un éxito el sistema integrado, las tarifas y hasta los horarios de los servicios deberán estar integrados. Por ejemplo, es absurdo que el último tren llegue a las 0:40 horas al metro Tláhuac y sus usuarios no tengan cómo conectar con un autobús. En un sistema integrado, cuando los trenes bajan su frecuencia, la programación de los autobuses debe quedar ligada a la llegada de aquellos.

Otro problema son los mapas. Tradicionalmente hemos tenido un mapa del metro, otro de Metrobús, otro más de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), y un último del Servicio de Transportes Eléctricos. Por separado, sólo los de Metro y Metrobús dicen algo. De los servicios concesionados no hay mucha información. Debemos conformar un mapa único que pueda tener varias escalas, entre ellas el máximo nivel de detalle con todas las rutas existentes, y por otro lado, un mapa que integre los servicios de metro, metrobús, tren ligero y tren suburbano, el cual ya fue publicado, pero con información escueta de la integración con el Mexibús del Estado de México.

Cuando hablamos de integración, por ejemplo, debería haber un “call center” y un solo portal del sistema. Hoy todavía dependemos de las páginas de cada uno de los organismos operadores y no de una única, con enfoque al usuario.

El 1 de marzo se integró el Comité del Sistema Integrado y desde entonces ha habido ciertos avances, los más de ellos muy superficiales. Por ejemplo, al presentar el logotipo del sistema integrado, los funcionarios aparecieron con unas chamarras decoradas con ese logotipo. Posteriormente, RTP actualizó su mapa y no lo integró al sistema.

Hace unos días comenzó la modificación de la nomenclatura del Metrobús, para que prevalezca la tipografía del Metro, junto con otros elementos icónicos, entre ellos el sonido “Tururú”, característico del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que ahora también anticipa el cierre de puertas en el Metrobús, como recién anunció el secretario Andrés Lajous.

Chamarra, logo, tipografía, tururú. El sistema integrado se compone de muchos pequeños detalles que al final lo catapultan. En marketing hablarían de BTL o Below– The–Line. En el gobierno de la ciudad tal vez están integrando bien el sistema, pero si esto no se traduce en beneficios a los usuarios, la insistencia en comunicar sólo lo superficial hará del tururú un símbolo del fracaso.

ÚLTIMASCOLUMNAS