“El caos siempre derrota al orden
porque está mejor organizado”
Terry Pratchett
México se encuentra ante una situación bastante complicada. Por un lado está la emergencia sanitaria por el coronavirus, cuya magnitud empezará a quedar más clara en los próximos días, pero que incluso antes de alcanzar su punto crítico ya es causa de preocupación para la capacidad de nuestro sistema hospitalario.
Y eso no es todo. La pandemia llega en un momento en el que las cuatro principales fuentes de ingresos de divisas (las ganancias en moneda extranjera), están en crisis.
Aún si logramos evitar una catástrofe en el sector salud, la recesión mundial provocada por las cuarentenas traerá consigo fuertes consecuencias económicas.
Para empezar, hay que considerar que una tercera parte de la economía de México depende de sus exportaciones a Estados Unidos. Nuestro país vecino ya se encuentra en una terrible crisis económica: solamente en las últimas tres semanas más de 22 millones de personas han aplicado para el seguro de desempleo, la cifra más alta en su historia.
Esto quiere decir que, en los meses venideros, habrá menos demanda por parte de nuestro primer socio comercial por los productos que se manufacturan en el país. Pero, además esta crisis de desempleo también afectará gravemente las remesas que los connacionales en Estados Unidos envían a México.
Ese mismo sector que en 2019 alcanzó una cifra récord de 36 mil millones de dólares (superando los 26 mil millones obtenidos por exportaciones petroleras), se estima que caerá un 17% en 2020 y, si todo sale bien, tardará por lo menos hasta 2028 recuperar los niveles del año pasado.
El tercer elemento de crisis lo encontramos en el sector que probablemente sea la víctima más directa del coronavirus: El turismo.
Las medidas que han tenido que tomarse frente a la pandemia resultaron en una parálisis total de esta industria que, de acuerdo a datos del INEGI, aporta casi 4 millones y medio de empleos en México, 9% del empleo nacional.
Según la estimación del World Travel and Tourism Council, en nuestro país están en riesgo cerca de dos millones de empleos relacionados al turismo.
Finalmente está la crisis de un sector que representa una de las apuestas más fuertes del actual gobierno: El colapso de la industria petrolera.
El desplome del precio del barril de crudo, que llegó a cotizar en números negativos por primera vez en la historia, es un duro golpe para la política económica de la 4T.
El presupuesto federal depende ampliamente en la producción y exportación de petróleo, lo que significa que los ingresos al erario público sufrirán una importante reducción.
Si añadimos que Pemex tiene una deuda de más de 100 mil millones de dólares, el panorama no es alentador. Todo indica que es momento de abandonar proyectos faraónicos como el de Dos Bocas y empezar a apuntar hacia las energías renovables.
Estos son 4 problemas que, de no atenderse de inmediato, ponen en riesgo el futuro de millones de mexicanos.
Ojalá que de todo este escenario resulte orden en el caos.
Diputado de la CDMX por el PRD
