/ martes 13 de agosto de 2019

China enseña economía a Trump

Si quieren entender la guerra comercial que se está desarrollando con China, lo primero que necesitan entender es que nada de lo que Donald Trump está haciendo tiene sentido. Sus posturas sobre el comercio son incoherentes. Sus demandas son incomprensibles. Y sobrestima por mucho su capacidad de infligir daño a China mientras que subestima el daño que China puede causarle en consecuencia.

Lo segundo es que hasta ahora la respuesta de China ha sido bastante modesta y moderada, al menos teniendo en cuenta la situación. Estados Unidos ha implementado o anunciado aranceles a casi todo lo que China le vende, con tasas arancelarias promedio que no se han visto desde hace generaciones. Los chinos, en cambio, todavía no despliegan ninguna de toda la gama de herramientas que tienen a su disposición para compensar las acciones de Trump y dañar a la base política del presidente.

¿Por qué los chinos no han atacado con todo? Me parece como si todavía estuvieran tratando de enseñarle a Trump algo de economía. Lo que han venido diciendo con sus acciones es, en efecto: “Piensas que puedes intimidarnos, pero no puedes. Nosotros, por otra parte, podemos mandar a la ruina a tus productores agrícolas y hacer que tu mercado se derrumbe. ¿Quieres reconsiderar?”.

Sin embargo, no hay nada que indique que el mensaje está llegando a su destinatario. En cambio, cada vez que los chinos hacen una pausa y le dan tiempo a Trump para reconsiderar, él toma esto como una justificación y presiona todavía más. Lo que esto sugiere, a su vez, es que tarde o temprano los disparos de advertencia se convertirán en una guerra comercial y monetaria declarada.

Esto nos lleva a la pregunta de cuánto poder tiene en realidad Estados Unidos en esta situación. Estados Unidos, claro está, es un mercado importante para los productos chinos, y China compra relativamente poco a cambio, así que el efecto adverso directo de una guerra comercial es mucho mayor para los chinos. Sin embargo, es importante entender la escala. China no es como México, que envía 80 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos. La economía china es menos dependiente del comercio que naciones más pequeñas, y menos de una quinta parte de sus exportaciones llegan a Estados Unidos.

Así que, aunque los aranceles de Trump ciertamente dañan a los chinos, Pekín está bastante bien posicionado para contrarrestar sus efectos. Al mismo tiempo, China puede causar dolor por su cuenta. Puede comprar soya en cualquier otra parte, dañando a los productores estadounidenses. Como vimos esta semana, hasta un debilitamiento en gran medida simbólico del renminbi puede ocasionar el desplome de las acciones estadounidenses.

Trump está en una posición mucho más débil de la que imagina, y mi hipótesis es que la minidevaluación de la moneda china fue un intento de darle una lección sobre esa realidad. Sin embargo, dudo bastante que haya aprendido algo. Su gobierno ha venido desangrando sin cesar a la gente que sabe algo sobre economía, y los informes indican que Trump ni siquiera está escuchando a la banda de ignorantes que quedan.

Si quieren entender la guerra comercial que se está desarrollando con China, lo primero que necesitan entender es que nada de lo que Donald Trump está haciendo tiene sentido. Sus posturas sobre el comercio son incoherentes. Sus demandas son incomprensibles. Y sobrestima por mucho su capacidad de infligir daño a China mientras que subestima el daño que China puede causarle en consecuencia.

Lo segundo es que hasta ahora la respuesta de China ha sido bastante modesta y moderada, al menos teniendo en cuenta la situación. Estados Unidos ha implementado o anunciado aranceles a casi todo lo que China le vende, con tasas arancelarias promedio que no se han visto desde hace generaciones. Los chinos, en cambio, todavía no despliegan ninguna de toda la gama de herramientas que tienen a su disposición para compensar las acciones de Trump y dañar a la base política del presidente.

¿Por qué los chinos no han atacado con todo? Me parece como si todavía estuvieran tratando de enseñarle a Trump algo de economía. Lo que han venido diciendo con sus acciones es, en efecto: “Piensas que puedes intimidarnos, pero no puedes. Nosotros, por otra parte, podemos mandar a la ruina a tus productores agrícolas y hacer que tu mercado se derrumbe. ¿Quieres reconsiderar?”.

Sin embargo, no hay nada que indique que el mensaje está llegando a su destinatario. En cambio, cada vez que los chinos hacen una pausa y le dan tiempo a Trump para reconsiderar, él toma esto como una justificación y presiona todavía más. Lo que esto sugiere, a su vez, es que tarde o temprano los disparos de advertencia se convertirán en una guerra comercial y monetaria declarada.

Esto nos lleva a la pregunta de cuánto poder tiene en realidad Estados Unidos en esta situación. Estados Unidos, claro está, es un mercado importante para los productos chinos, y China compra relativamente poco a cambio, así que el efecto adverso directo de una guerra comercial es mucho mayor para los chinos. Sin embargo, es importante entender la escala. China no es como México, que envía 80 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos. La economía china es menos dependiente del comercio que naciones más pequeñas, y menos de una quinta parte de sus exportaciones llegan a Estados Unidos.

Así que, aunque los aranceles de Trump ciertamente dañan a los chinos, Pekín está bastante bien posicionado para contrarrestar sus efectos. Al mismo tiempo, China puede causar dolor por su cuenta. Puede comprar soya en cualquier otra parte, dañando a los productores estadounidenses. Como vimos esta semana, hasta un debilitamiento en gran medida simbólico del renminbi puede ocasionar el desplome de las acciones estadounidenses.

Trump está en una posición mucho más débil de la que imagina, y mi hipótesis es que la minidevaluación de la moneda china fue un intento de darle una lección sobre esa realidad. Sin embargo, dudo bastante que haya aprendido algo. Su gobierno ha venido desangrando sin cesar a la gente que sabe algo sobre economía, y los informes indican que Trump ni siquiera está escuchando a la banda de ignorantes que quedan.