Por María Luisa Calero* / Anáhuac / @CatedraChipre
A medida que aumentan las tensiones en Medio Oriente, Chipre ha cobrado relevancia internacional por su papel humanitario. Estratégicamente situada entre Europa, Asia y África, la pequeña nación insular se ha puesto en alerta máxima, preparándose para ofrecer asistencia a civiles atrapados en las zonas de conflicto.
Previendo un posible éxodo masivo, especialmente tras la recomendación de varios países a sus ciudadanos de abandonar El Líbano ante una posible ofensiva de Israel a la milicia libanesa Hezbolá, el Gobierno de Chipre activó el 10 de agosto el plan “Estia”. Esta estrategia integral está diseñada para facilitar el tránsito seguro de ciudadanos europeos y de terceros países a través de la isla. El Centro de Coordinación de Rescate Conjunto (JRCC) en Larnaca, con tecnología avanzada y personal capacitado, funcionará como el centro de operaciones, y actualmente ya ha instalado tiendas y catres para proporcionar alojamiento temporal a quienes lo necesiten.
El plan implica un enfoque multifacético que abarca la logística, la atención médica, la seguridad y la coordinación con gobiernos extranjeros, organizaciones internacionales y autoridades locales para garantizar la ejecución fluida y eficiente.
Chipre se enfrenta a un momento crítico, ya que debe equilibrar su función de apoyo en la evacuación en tiempos de crisis con su capacidad para manejar un posible incremento en la llegada de personas solicitando asilo. Para tal efecto, también ha activado un segundo plan, Nafkratis, diseñado para gestionar llegadas masivas de refugiados. A pesar de los problemas persistentes con la migración ilegal, el viceministro de Migración, Nicholas Ioannides, anunció que el país se está preparando para enfrentar una afluencia masiva de migrantes si la situación se agrava.
Su proximidad geográfica a la creciente violencia, también lo ha convertido en un objetivo. En junio, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, amenazó con considerar a Chipre "parte de la guerra" si Israel utilizaba las instalaciones aéreas y militares chipriotas para atacar a El Líbano. En respuesta, el gobierno chipriota ha reiterado que no ha proporcionado ni proporcionará su infraestructura para agresiones contra otros países, reiterando su neutralidad.
La presencia de bases militares británicas en la isla, junto con sus vínculos con la Unión Europea y Estados Unidos, a menudo colocan a Chipre en medio de conflictos geopolíticos más amplios, por lo que el reciente aumento en la presencia de barcos y aviones extranjeros ha suscitado rumores sobre una posible militarización de la isla. El portavoz del gobierno, Konstantinos Letymbiotis, asegura que estas actividades son parte del plan “Estia” para facilitar la evacuación, lo cual reafirma la política de neutralidad histórica del país y su compromiso con la asistencia humanitaria.
A pesar de los desafíos y controversias que conlleva su ubicación estratégica, Chipre sigue priorizando su papel como faro de esperanza y refugio seguro. Los próximos días y semanas serán críticos a medida que evolucione la situación en Medio Oriente, y no hay duda de que Chipre está llamado a desempeñar un papel importante en la respuesta internacional.
* Titular de la Cátedra A.G. Leventis - Anáhuac en Estudios de Chipre, Facultad de Estudios Globales, Universidad