/ miércoles 28 de abril de 2021

Cien días de expectativa

Por Larry D. Rubin


La semana pasada se cumplieron los primeros cien días de la gestión de Joe Biden como Presidente de Estados Unidos, una centena difícil por los efectos de la pandemia por COVID-19 que, a pesar de los programas de vacunación, todavía afecta a Norteamérica y al mundo entero.

Y es que, aunque más de dos millones de estadounidenses son vacunados al día, el porcentaje de personas a quienes se les ha suministrado la protección contra SARS-CoV2 es ya de una tercera parte de la población, así, con todo y que se han superado las expectativas del avance de esta estrategia de prevención, aún falta mucho por hacer. Ese, sin duda, es uno de los principales pendientes de Biden: lograr la inmunidad colectiva.

Aunado a ello, y como consecuencia, la recuperación en la economía de Estados Unidos es otro de los grandes temas que se deben tratar desde el gobierno con atinada visión y contundencia absoluta. Al momento, el plan de reactivación económica de Biden, si bien plantea el apoyo directo a quienes lo requieran, también prevé un endeudamiento más fuerte y, por ende, un evidente déficit fiscal.

Por supuesto, a propósito de este rubro, en la mesa de negociaciones está el plan fiscal propuesto por el gobierno de EU a la comunidad internacional que, como ya lo he mencionado antes, no es sino una regresión a la tributación excesiva que inhibirá la inversión en capital y en trabajadores por parte de los empresarios. Lo mejor sería, considero, que el gobierno estadounidense se enfoque en controlar el gasto en vez de buscar más ingresos vía impuestos y así no inquietar más a las Pymes.

Por otro lado, en la agenda del Presidente está el tema de la sustentabilidad y el impulso a las energías renovables. Esto no solamente compete internamente a Estados Unidos, sino también directamente a México como integrante del T-MEC, pues ahí se establecen acuerdos claves en materia energética que no se han atendido a gran escala y en los que el gobierno estadounidense deberá poner atención para que se lleven a cabo como es debido por los países involucrados. Sin duda alguna, sensibilizar al gobierno mexicano sobre la importancia del tema energético, no como un medio, sino como un fin que puede dar buenísimos resultados no solo en materia ambiental, sino también en lo económico y social, es uno de los grandes retos de la administración de Biden.

Y es que, necesariamente, desde los gobiernos se deben propiciar las alianzas entre los empresarios en pro del crecimiento de negocios sustentables que abonen en la competitividad y, a la postre, en la productividad binacional. Estoy convencido de ello.

Precisamente, en la referencia a la relación binacional, en definitiva, el tema migratorio es uno de los grandes pendientes que se debe atender con urgencia – y también con cautela- desde el gobierno de Estados Unidos. Esto implica apegarse a la ley vigente que indica, categóricamente, que es ilegal que una persona entre a EU sin documentación alguna. Por tanto, es totalmente inviable que las fronteras se abran para dar paso a los migrantes. Eso no se puede llevar a cabo y no es la solución. Lo que sí es viable es la búsqueda continua de acuerdos migratorios donde de verdad se apoye a las familias centroamericanas, apegándose a derecho y allanándoles el camino hacia la tranquilidad dentro de sus territorios.

Claro, también la seguridad fronteriza, el trato adecuado a los migrantes, siempre apegado a ley, debe ser un punto de vigilancia extrema y, para ello, la cooperación entre Estados Unidos y México se torna primordial. Se trata, pues, de hacer funcionar los acuerdos de manera conjunta para lograr resultados ciertos en ambos lados de la frontera y, para empezar, se debe contar con voluntad de diálogo directo y transparente entre los dos países. Es decir, la problemática migratoria no se soluciona sólo con presupuesto, sino más bien con la implementación de estrategias que procuren la generación de inversión, de empleos, primero dentro de EU y México y luego dentro de los propios territorios de Centroamérica. Considero que esa visión global, a corto, mediano y largo plazo, es la que debe prevalecer para otorgar mayores oportunidades no solamente a los migrantes, sino a los empresarios, trabajadores y, en general, a las familias.

Por último, el Presidente Biden ha tenido que gobernar, por lo menos estos primeros cien días, en un país de visiones divididas y los indicios de conciliación han sido realmente escasos; por eso, creo que se deben promover caminos más positivos, proactivos, donde realmente podamos participar todos y verdaderamente se perciba el apoyo del gobierno estadounidense dentro del territorio norteamericano y fuera de él. Siempre he creído que la paz se logra uniendo esfuerzos, escuchando todas las voces. Hay que esperar que así sea.

Asociado COMEXI

@lrubin

Por Larry D. Rubin


La semana pasada se cumplieron los primeros cien días de la gestión de Joe Biden como Presidente de Estados Unidos, una centena difícil por los efectos de la pandemia por COVID-19 que, a pesar de los programas de vacunación, todavía afecta a Norteamérica y al mundo entero.

Y es que, aunque más de dos millones de estadounidenses son vacunados al día, el porcentaje de personas a quienes se les ha suministrado la protección contra SARS-CoV2 es ya de una tercera parte de la población, así, con todo y que se han superado las expectativas del avance de esta estrategia de prevención, aún falta mucho por hacer. Ese, sin duda, es uno de los principales pendientes de Biden: lograr la inmunidad colectiva.

Aunado a ello, y como consecuencia, la recuperación en la economía de Estados Unidos es otro de los grandes temas que se deben tratar desde el gobierno con atinada visión y contundencia absoluta. Al momento, el plan de reactivación económica de Biden, si bien plantea el apoyo directo a quienes lo requieran, también prevé un endeudamiento más fuerte y, por ende, un evidente déficit fiscal.

Por supuesto, a propósito de este rubro, en la mesa de negociaciones está el plan fiscal propuesto por el gobierno de EU a la comunidad internacional que, como ya lo he mencionado antes, no es sino una regresión a la tributación excesiva que inhibirá la inversión en capital y en trabajadores por parte de los empresarios. Lo mejor sería, considero, que el gobierno estadounidense se enfoque en controlar el gasto en vez de buscar más ingresos vía impuestos y así no inquietar más a las Pymes.

Por otro lado, en la agenda del Presidente está el tema de la sustentabilidad y el impulso a las energías renovables. Esto no solamente compete internamente a Estados Unidos, sino también directamente a México como integrante del T-MEC, pues ahí se establecen acuerdos claves en materia energética que no se han atendido a gran escala y en los que el gobierno estadounidense deberá poner atención para que se lleven a cabo como es debido por los países involucrados. Sin duda alguna, sensibilizar al gobierno mexicano sobre la importancia del tema energético, no como un medio, sino como un fin que puede dar buenísimos resultados no solo en materia ambiental, sino también en lo económico y social, es uno de los grandes retos de la administración de Biden.

Y es que, necesariamente, desde los gobiernos se deben propiciar las alianzas entre los empresarios en pro del crecimiento de negocios sustentables que abonen en la competitividad y, a la postre, en la productividad binacional. Estoy convencido de ello.

Precisamente, en la referencia a la relación binacional, en definitiva, el tema migratorio es uno de los grandes pendientes que se debe atender con urgencia – y también con cautela- desde el gobierno de Estados Unidos. Esto implica apegarse a la ley vigente que indica, categóricamente, que es ilegal que una persona entre a EU sin documentación alguna. Por tanto, es totalmente inviable que las fronteras se abran para dar paso a los migrantes. Eso no se puede llevar a cabo y no es la solución. Lo que sí es viable es la búsqueda continua de acuerdos migratorios donde de verdad se apoye a las familias centroamericanas, apegándose a derecho y allanándoles el camino hacia la tranquilidad dentro de sus territorios.

Claro, también la seguridad fronteriza, el trato adecuado a los migrantes, siempre apegado a ley, debe ser un punto de vigilancia extrema y, para ello, la cooperación entre Estados Unidos y México se torna primordial. Se trata, pues, de hacer funcionar los acuerdos de manera conjunta para lograr resultados ciertos en ambos lados de la frontera y, para empezar, se debe contar con voluntad de diálogo directo y transparente entre los dos países. Es decir, la problemática migratoria no se soluciona sólo con presupuesto, sino más bien con la implementación de estrategias que procuren la generación de inversión, de empleos, primero dentro de EU y México y luego dentro de los propios territorios de Centroamérica. Considero que esa visión global, a corto, mediano y largo plazo, es la que debe prevalecer para otorgar mayores oportunidades no solamente a los migrantes, sino a los empresarios, trabajadores y, en general, a las familias.

Por último, el Presidente Biden ha tenido que gobernar, por lo menos estos primeros cien días, en un país de visiones divididas y los indicios de conciliación han sido realmente escasos; por eso, creo que se deben promover caminos más positivos, proactivos, donde realmente podamos participar todos y verdaderamente se perciba el apoyo del gobierno estadounidense dentro del territorio norteamericano y fuera de él. Siempre he creído que la paz se logra uniendo esfuerzos, escuchando todas las voces. Hay que esperar que así sea.

Asociado COMEXI

@lrubin