/ lunes 22 de abril de 2019

CIPMEX | Construyendo seguridad

Por: Ángel Valles Salguero

El año 2018 fue uno de los más violentos para México en las últimas décadas. Sin embargo, este año podría ser aún peor, esto según cifras de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (8,363 casos de homicidios en el 1° bimestre de 2019). ¿Qué estamos haciendo mal?

La Guardia Nacional (GN) es la estrategia del actual Gobierno Federal para combatir el problema de la violencia causada por el crimen organizado. El debate sobre el tipo de mando que tendrá reside en el temor a que la violencia incremente, que no exista rendición de cuentas transparente, que se omita el respeto a los derechos humanos y que se perpetúe la militarización del país, entre otros temas. Sin embargo, la GN engloba sólo una perspectiva de la solución a la violencia, en la que se toman decisiones verticales para guiar la política de seguridad nacional, dejando a un lado la relevancia del nivel local.

Por consiguiente, existen modelos de combate al terrorismo y extremismo de los cuales podemos tomar ciertas lecciones. Por ejemplo, el modelo “Prevención y contrarresto de extremismo violento” (P/CVE) (Rosand, 2018) pone en el centro a las comunidades y su relación con las autoridades locales como requisito primordial para reducir la violencia.

En lugar de atender los síntomas de la violencia, podemos enfocarnos en las causas que la generan. Es necesario fortalecer la prevención y la cohesión de las comunidades, porque una sociedad resiliente puede enfrentarse mejor a los problemas y podrá recuperarse de situaciones traumáticas como la que estamos viviendo.

A esto debemos añadir la participación de las autoridades locales, que debe apoyarse de la confianza de la comunidad.

El excomandante de la Policía de Morelia, Bernardo León Olea, implementó en dicha ciudad un modelo que pretendía recuperar la confianza de la ciudadanía en los cuerpos policiales.

Reconfiguró el perfil de agentes, profesionalizó su institución, inauguró centros de atención psicológica para víctimas, se acercó a la comunidad para ayudar a resolver problemas regulares y dio la posibilidad a las víctimas de denunciar crímenes con los propios agentes, sin la necesidad de acudir a un Ministerio Público.

Como consecuencia, aumentó los niveles de confianza policial, reflejado en el incremento de las denuncias, empezando un cambio en la capital del epicentro del combate al narcotráfico.

En efecto, el modelo P/CVE y el experimento en Morelia muestran que es posible construir seguridad en comunidad. En conjunto, estas medidas nos podrían ayudar a combatir la violencia desde sus causas, tejiendo la resiliencia y cohesión social para construir paz.

@AngelViz

Por: Ángel Valles Salguero

El año 2018 fue uno de los más violentos para México en las últimas décadas. Sin embargo, este año podría ser aún peor, esto según cifras de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (8,363 casos de homicidios en el 1° bimestre de 2019). ¿Qué estamos haciendo mal?

La Guardia Nacional (GN) es la estrategia del actual Gobierno Federal para combatir el problema de la violencia causada por el crimen organizado. El debate sobre el tipo de mando que tendrá reside en el temor a que la violencia incremente, que no exista rendición de cuentas transparente, que se omita el respeto a los derechos humanos y que se perpetúe la militarización del país, entre otros temas. Sin embargo, la GN engloba sólo una perspectiva de la solución a la violencia, en la que se toman decisiones verticales para guiar la política de seguridad nacional, dejando a un lado la relevancia del nivel local.

Por consiguiente, existen modelos de combate al terrorismo y extremismo de los cuales podemos tomar ciertas lecciones. Por ejemplo, el modelo “Prevención y contrarresto de extremismo violento” (P/CVE) (Rosand, 2018) pone en el centro a las comunidades y su relación con las autoridades locales como requisito primordial para reducir la violencia.

En lugar de atender los síntomas de la violencia, podemos enfocarnos en las causas que la generan. Es necesario fortalecer la prevención y la cohesión de las comunidades, porque una sociedad resiliente puede enfrentarse mejor a los problemas y podrá recuperarse de situaciones traumáticas como la que estamos viviendo.

A esto debemos añadir la participación de las autoridades locales, que debe apoyarse de la confianza de la comunidad.

El excomandante de la Policía de Morelia, Bernardo León Olea, implementó en dicha ciudad un modelo que pretendía recuperar la confianza de la ciudadanía en los cuerpos policiales.

Reconfiguró el perfil de agentes, profesionalizó su institución, inauguró centros de atención psicológica para víctimas, se acercó a la comunidad para ayudar a resolver problemas regulares y dio la posibilidad a las víctimas de denunciar crímenes con los propios agentes, sin la necesidad de acudir a un Ministerio Público.

Como consecuencia, aumentó los niveles de confianza policial, reflejado en el incremento de las denuncias, empezando un cambio en la capital del epicentro del combate al narcotráfico.

En efecto, el modelo P/CVE y el experimento en Morelia muestran que es posible construir seguridad en comunidad. En conjunto, estas medidas nos podrían ayudar a combatir la violencia desde sus causas, tejiendo la resiliencia y cohesión social para construir paz.

@AngelViz