/ viernes 31 de mayo de 2019

CIPMEX | La justicia transicional

por Luisa Castillo Gavito

Los estados tienen diferencias internas y externas que pueden generar la polarización de los grupos involucrados. Éstas se pueden reflejar en acciones violentas directas o indirectas, que si no son atendidas correctamente, aumentan las posibilidades de un conflicto armado.

Según Ramsbotham et al. (2011), es necesario cesar el fuego, para después negociar entre los principales actores y alcanzar un acuerdo mutuamente aceptable. Sin embargo, esto sólo es un acto de pacificación, donde se está dando una paz negativa (ausencia de violencia), pero no una paz positiva (factores que la generan activamente). Para consolidar esta última es necesario implementar acciones que la construyan, por ejemplo, fortalecer las instituciones. No obstante, el nivel más profundo de la construcción de paz es la reconciliación (Ramsbotham et al. 2011), para la cual existe un mecanismo llamado justicia transicional.

¿Qué es la justicia transicional? Según la ONU, es toda la variedad de procesos y mecanismos que una sociedad realiza para resolver los problemas derivados de un pasado de abusos a gran escala, a fin de servir a la justicia y lograr la reconciliación. Dicha justicia tiene cuatro pilares: la verdad (comisiones de la verdad), la justicia (tribunales nacionales, internacionales o híbridos), la reparación y la no repetición (reformas institucionales o legales).

El objetivo general es investigar las atrocidades ocurridas para castigar, obtener la verdad, rendir homenaje a las víctimas y evitar más abusos (Hayner 2009). Existen además objetivos complementarios: crear instituciones responsables y recuperar la confianza de la sociedad hacia ellas, hacer posible el acceso a la justicia para toda la sociedad, conseguir una cohesión social (inclusión), respetar el estado de derecho, hacer frente a las causas que generaron el conflicto, y sentar las bases de reformas y programas orientados al futuro (ICTJ 2019).

Algunos ejemplos de transiciones exitosas son Sudáfrica y Guatemala. Actualmente, México tiene altos niveles de violencia interna; cuando ésta cese, será necesario construir paz duradera.

por Luisa Castillo Gavito

Los estados tienen diferencias internas y externas que pueden generar la polarización de los grupos involucrados. Éstas se pueden reflejar en acciones violentas directas o indirectas, que si no son atendidas correctamente, aumentan las posibilidades de un conflicto armado.

Según Ramsbotham et al. (2011), es necesario cesar el fuego, para después negociar entre los principales actores y alcanzar un acuerdo mutuamente aceptable. Sin embargo, esto sólo es un acto de pacificación, donde se está dando una paz negativa (ausencia de violencia), pero no una paz positiva (factores que la generan activamente). Para consolidar esta última es necesario implementar acciones que la construyan, por ejemplo, fortalecer las instituciones. No obstante, el nivel más profundo de la construcción de paz es la reconciliación (Ramsbotham et al. 2011), para la cual existe un mecanismo llamado justicia transicional.

¿Qué es la justicia transicional? Según la ONU, es toda la variedad de procesos y mecanismos que una sociedad realiza para resolver los problemas derivados de un pasado de abusos a gran escala, a fin de servir a la justicia y lograr la reconciliación. Dicha justicia tiene cuatro pilares: la verdad (comisiones de la verdad), la justicia (tribunales nacionales, internacionales o híbridos), la reparación y la no repetición (reformas institucionales o legales).

El objetivo general es investigar las atrocidades ocurridas para castigar, obtener la verdad, rendir homenaje a las víctimas y evitar más abusos (Hayner 2009). Existen además objetivos complementarios: crear instituciones responsables y recuperar la confianza de la sociedad hacia ellas, hacer posible el acceso a la justicia para toda la sociedad, conseguir una cohesión social (inclusión), respetar el estado de derecho, hacer frente a las causas que generaron el conflicto, y sentar las bases de reformas y programas orientados al futuro (ICTJ 2019).

Algunos ejemplos de transiciones exitosas son Sudáfrica y Guatemala. Actualmente, México tiene altos niveles de violencia interna; cuando ésta cese, será necesario construir paz duradera.