por Dianett Vega Covarrubias
“Una visión revolucionaria adoptada por muchos gobiernos en México sobre el papel de la familia en las decisiones públicas que se toman todos los días”
En un mundo donde la conversación durante los últimos años ha girado en torno a la inclusión, no hablar de familia sería una omisión crítica que podría limitar el alcance de las políticas públicas.
La familia es el núcleo fundamental que históricamente ha sostenido y moldeado nuestra sociedad, y su papel en el desarrollo y bienestar de sus miembros es innegable. A pesar de su relevancia, las políticas públicas han tenido una deuda histórica con esta, pues han dejado su consideración únicamente en un ámbito privado.
Incorporar a la familia en las políticas públicas no es únicamente una cuestión de justicia social, sino una estrategia necesaria para abordar problemas complejos desde una visión integral. Desde la pobreza económica, hasta la pobreza de tiempo y afecto, la familia tiene una gran incidencia en los problemas sociales que enfrentamos hoy. Por ello, en México muchos gobiernos han adoptado la encomienda de convertir sus ciudades en Familiarmente Sostenibles, un concepto que surge como una respuesta innovadora y necesaria para abordar los retos actuales de nuestra sociedad.
Una Ciudad Familiarmente Sostenible es aquella que no solo considera a la familia en sus políticas públicas, sino que la pone como el eje central de sus decisiones. Esto implica crear un entorno que no solo proporcione seguridad y recursos económicos, sino que también fomente la cohesión familiar y el bienestar emocional de sus habitantes. En otras palabras, se trata de construir un espacio donde las familias puedan prosperar en todas sus dimensiones: económica, social y emocional.
Sin embargo, ser una Ciudad Familiarmente Sostenible, no solo tiene beneficios sociales, sino también las evidencias demuestran que al apoyar a las familias los gobiernos pueden reducir costos a largo plazo en materia de políticas de salud, prevención y servicios sociales, así como mejorar la productividad económica, disminuir la pobreza y desigualdad y fortalecer el capital social.
Esta visión revolucionaria sobre el papel de la familia en el ámbito público, hoy ha sido ya adoptada por gobiernos como Chihuahua, San Nicolás de los Garza, San Luis Potosí y Guadalupe, quienes participaron el pasado 15 y 16 de agosto en el 3º Encuentro de Ciudades Familiarmente Sostenibles, junto a más de 30 Gobiernos de toda la República Mexicana.
Durante el encuentro organizado por el Instituto de Análisis de Política Familiar, se discutieron múltiples enfoques y estrategias para lograr integrar esta visión en todos los niveles de gobierno. Se presentaron ejemplos inspiradores de cómo políticas centradas en la familia pueden marcar una diferencia tangible. Desde la creación de una Secretaria de la Familia hasta la implementación de programas de apoyo para la conciliación laboral y familiar, quedó claro que estas medidas no solo benefician a las familias, sino que también contribuyen a un entorno social más equilibrado y cohesionado.
Con la participación de organizaciones internacionales como la International Federation for Family Development y gobiernos de todo el mundo como Brasilia y el Consejo de la región del Veneto, el encuentro permitió intercambiar experiencias no solo a nivel nacional sino internacional, pintando un camino mucho más fácil de transitar.
Desde el Instituto de Análisis de Política Familiar, extendemos una invitación a todos los gobiernos a sumarse a este esfuerzo colectivo. Juntos, podemos construir ciudades que no solo sean sostenibles en términos ambientales y económicos, sino también en términos humanos, poniendo a la familia en el centro de nuestras decisiones y políticas.
La verdadera sostenibilidad comienza con el compromiso de hacer de nuestras ciudades lugares donde cada familia pueda prosperar.
Directora de Asuntos Públicos del Instituto de Análisis de Política Familiar.