/ lunes 26 de octubre de 2020

Coahuila e Hidalgo balance inicial

La celebración reciente de elecciones en Coahuila e Hidalgo permiten un balance inicial. Lo primero es que la organización del proceso electoral con la pandemia resultó exitosa, técnicamente bien organizada, con la observancia del protocolo sanitario.

La sanitización de casillas y de instrumentos usados en ellas fue aplicada con responsabilidad por funcionarios de casilla y personal del INE y de los dos institutos locales. Igual que en otros países, la sana distancia se observó indistintamente según la conciencia y disposición de los electores. El resultado final se tendrá cuando veamos cómo se registran contagios en días subsecuentes.

En materia de voto electrónico hay evidencias positivas. Las 94 urnas electrónicas colocadas en lugares estratégicos para medir su funcionamiento y la reacción de los electores de distintos segmentos sociales funcionaron adecuadamente. Sin ser apologista del uso de la tecnología para recibir y contabilizar votos, los resultados están ahí y deben socializarse por el INE; 2021 será escenario ideal para una prueba mayor.

Los resultados, por su parte, ratifican que los triunfos no son para siempre y que el veredicto de las urnas siempre entraña una evaluación ciudadana al trabajo de los partidos y sus candidatos. Hoy nadie gana o pierde para siempre. En Coahuila las 16 diputaciones de mayoría son del PRI; de las 9 de representación proporcional 3 del PAN, 4 de Morena, 1 del PVEM y 1de UDC. En Hidalgo, a reserva de ver la conclusión de los cómputos, el PRI logró 32 ayuntamientos, el PRD 7 por sí solo, el PAN 5 y 6 en candidatura común entre ambos, mientras que Morena sola obtuvo 6 y 5 en alianza.

Morena enfrentó a sus propios demonios. Fue el gran perdedor de la contienda, producto de su desorganización y disputas internas y de la falta de un liderazgo que los haga salir de su condición de movimiento y los convierta en partido. No obstante, la contundencia de los resultados no indica que no goce de aceptación y de respaldo popular pero sí que el camino y las posibilidades de éxito sin el actual presidente de la república en la boleta son muy distintas. En 2018 arrasó Hidalgo, esta vez lo arrasaron en las dos entidades. Es claro que el partido todavía no pesa por sí solo. Veremos ahora con Mario Delgado al frente.

Contra viento y marea el PRI demostró que su maquinaria territorial sigue aceitada. Su capacidad de movilización y el voto duro de la militancia quedó de manifiesto, pero sus niveles de votación son similares a los de elecciones anteriores, no sube ni baja. Esta vez, con participación ciudadana aceptable, demostró que sigue competitivo, lo importante será ver si mantiene triunfos en escenarios de votación más alta, como la que podría haber en 2021, donde estarán en juego 8 de las 12 gubernaturas que tiene.

Los demás partidos si bien ganan algunos ayuntamientos en Hidalgo dependen más de armar alianzas políticas que de sus propias posibilidades. Salvo el PRD que repuntó en Hidalgo los demás deberán aplicarse si no quieren problemas en 2021. El PAN recibió un severo revés con votaciones bajas y se fue al tercer lugar en Coahuila, pero sigue siendo la opción que tiene el segundo lugar nacional, su reto consiste en arreglar su fractura interna y modificar su estrategia.

Rumbo a las elecciones 2021, las de este año implican la evaluación ciudadana sobre los partidos que ahora serán acompañados por tres fuerzas políticas nuevas. Veremos como se perfila la contienda en la búsqueda de más de 21 mil responsabilidades públicas. La que sigue, será una prueba definitiva para partidos, autoridades y ciudadanos.

*Profesor en UP y UNAM. Especialista en temas electorales.

@MarcoBanos

La celebración reciente de elecciones en Coahuila e Hidalgo permiten un balance inicial. Lo primero es que la organización del proceso electoral con la pandemia resultó exitosa, técnicamente bien organizada, con la observancia del protocolo sanitario.

La sanitización de casillas y de instrumentos usados en ellas fue aplicada con responsabilidad por funcionarios de casilla y personal del INE y de los dos institutos locales. Igual que en otros países, la sana distancia se observó indistintamente según la conciencia y disposición de los electores. El resultado final se tendrá cuando veamos cómo se registran contagios en días subsecuentes.

En materia de voto electrónico hay evidencias positivas. Las 94 urnas electrónicas colocadas en lugares estratégicos para medir su funcionamiento y la reacción de los electores de distintos segmentos sociales funcionaron adecuadamente. Sin ser apologista del uso de la tecnología para recibir y contabilizar votos, los resultados están ahí y deben socializarse por el INE; 2021 será escenario ideal para una prueba mayor.

Los resultados, por su parte, ratifican que los triunfos no son para siempre y que el veredicto de las urnas siempre entraña una evaluación ciudadana al trabajo de los partidos y sus candidatos. Hoy nadie gana o pierde para siempre. En Coahuila las 16 diputaciones de mayoría son del PRI; de las 9 de representación proporcional 3 del PAN, 4 de Morena, 1 del PVEM y 1de UDC. En Hidalgo, a reserva de ver la conclusión de los cómputos, el PRI logró 32 ayuntamientos, el PRD 7 por sí solo, el PAN 5 y 6 en candidatura común entre ambos, mientras que Morena sola obtuvo 6 y 5 en alianza.

Morena enfrentó a sus propios demonios. Fue el gran perdedor de la contienda, producto de su desorganización y disputas internas y de la falta de un liderazgo que los haga salir de su condición de movimiento y los convierta en partido. No obstante, la contundencia de los resultados no indica que no goce de aceptación y de respaldo popular pero sí que el camino y las posibilidades de éxito sin el actual presidente de la república en la boleta son muy distintas. En 2018 arrasó Hidalgo, esta vez lo arrasaron en las dos entidades. Es claro que el partido todavía no pesa por sí solo. Veremos ahora con Mario Delgado al frente.

Contra viento y marea el PRI demostró que su maquinaria territorial sigue aceitada. Su capacidad de movilización y el voto duro de la militancia quedó de manifiesto, pero sus niveles de votación son similares a los de elecciones anteriores, no sube ni baja. Esta vez, con participación ciudadana aceptable, demostró que sigue competitivo, lo importante será ver si mantiene triunfos en escenarios de votación más alta, como la que podría haber en 2021, donde estarán en juego 8 de las 12 gubernaturas que tiene.

Los demás partidos si bien ganan algunos ayuntamientos en Hidalgo dependen más de armar alianzas políticas que de sus propias posibilidades. Salvo el PRD que repuntó en Hidalgo los demás deberán aplicarse si no quieren problemas en 2021. El PAN recibió un severo revés con votaciones bajas y se fue al tercer lugar en Coahuila, pero sigue siendo la opción que tiene el segundo lugar nacional, su reto consiste en arreglar su fractura interna y modificar su estrategia.

Rumbo a las elecciones 2021, las de este año implican la evaluación ciudadana sobre los partidos que ahora serán acompañados por tres fuerzas políticas nuevas. Veremos como se perfila la contienda en la búsqueda de más de 21 mil responsabilidades públicas. La que sigue, será una prueba definitiva para partidos, autoridades y ciudadanos.

*Profesor en UP y UNAM. Especialista en temas electorales.

@MarcoBanos