/ jueves 23 de junio de 2022

Colombia a escena

El reparto de la riqueza es lo que diferencia a la derecha de la izquierda.

José Mujica


El triunfo de Gustavo Petro en las recientes elecciones presidenciales representa un enorme reto para el llamado “Pacto Histórico”, alianza electoral de centro izquierda que lo llevó al triunfo, en una compleja segunda vuelta, derrotando al millonario Rodolfo Hernández, quien inmediatamente reconoció su derrota y paró en seco cualquier rebelión de sus seguidores.

Son altamente significativos los resultados, puesto que Colombia ha vivido un largo trayecto de gobiernos de centro derecha o francamente de derecha con rasgos fascistas. La más antigua opción triunfadora, distinta a las vertientes oligarcas y conservadoras, fue la encabezada por Jorge Eliécer Gaitán, de corte liberal social, quien había triunfado y fue asesinado en 1948. El otro antecedente fue el de la Alianza Nacional Popular que en 1970 ganó las elecciones presidenciales y fue víctima de fraude, de ahí precisamente surgió el Movimiento 19 de abril, organización guerrillera, donde militó Gustavo Petro.

Reiteramos, la vida política de Colombia ha padecido gobiernos alejados de alternativas de carácter popular y realmente social, lo que favoreció la irrupción de grupos militaristas que han pretendido crear otras condiciones para la disputa del poder político, una vía distinta a la electoral. Y al mismo tiempo, se consolidó el narcotráfico, con lo que la violencia y la polarización se convirtieron en una característica central de la vida cotidiana en Colombia.

Con este triunfo se abre la posibilidad de otro camino para el desarrollo democrático y social de dicho país, incluso el Ejército de Liberación Nacional, quien no participó en las conversaciones de paz con el gobierno de Iván Duque, ha declarado que está dispuesto a entablar diálogo con la nueva administración, lo cual puede contribuir a desterrar la vía armada.

Sin embargo, hay que tener cuidado con las expectativas de que habrá un bloque unido de izquierda en nuestra región. En realidad, no hay coincidencias nucleares entre los gobiernos llamados “progresistas”. ¿Qué tienen que ver Petro con los gobiernos autoritarios y represivos de Cuba (sin partidos opositores), Venezuela y Nicaragua, repelentes a los procesos electorales? Tampoco coincide con las propuestas de Chile, Argentina, Brasil o México.

Gustavo Petro, cuya bandera central es “desarrollar el Capitalismo con amor, diálogo y equidad social”, no perfila el mapa de la “unión de la izquierda”, para encarar la hegemonía de Estados Unidos, las empresas transnacionales y el sector financiero. Cada gobierno trae su propia agenda y sus complejidades. Por lo pronto, reconozcamos el triunfo en Colombia y mantengamos una postura crítica y reflexiva. Nada de determinismos ni fundamentalismos.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz

El reparto de la riqueza es lo que diferencia a la derecha de la izquierda.

José Mujica


El triunfo de Gustavo Petro en las recientes elecciones presidenciales representa un enorme reto para el llamado “Pacto Histórico”, alianza electoral de centro izquierda que lo llevó al triunfo, en una compleja segunda vuelta, derrotando al millonario Rodolfo Hernández, quien inmediatamente reconoció su derrota y paró en seco cualquier rebelión de sus seguidores.

Son altamente significativos los resultados, puesto que Colombia ha vivido un largo trayecto de gobiernos de centro derecha o francamente de derecha con rasgos fascistas. La más antigua opción triunfadora, distinta a las vertientes oligarcas y conservadoras, fue la encabezada por Jorge Eliécer Gaitán, de corte liberal social, quien había triunfado y fue asesinado en 1948. El otro antecedente fue el de la Alianza Nacional Popular que en 1970 ganó las elecciones presidenciales y fue víctima de fraude, de ahí precisamente surgió el Movimiento 19 de abril, organización guerrillera, donde militó Gustavo Petro.

Reiteramos, la vida política de Colombia ha padecido gobiernos alejados de alternativas de carácter popular y realmente social, lo que favoreció la irrupción de grupos militaristas que han pretendido crear otras condiciones para la disputa del poder político, una vía distinta a la electoral. Y al mismo tiempo, se consolidó el narcotráfico, con lo que la violencia y la polarización se convirtieron en una característica central de la vida cotidiana en Colombia.

Con este triunfo se abre la posibilidad de otro camino para el desarrollo democrático y social de dicho país, incluso el Ejército de Liberación Nacional, quien no participó en las conversaciones de paz con el gobierno de Iván Duque, ha declarado que está dispuesto a entablar diálogo con la nueva administración, lo cual puede contribuir a desterrar la vía armada.

Sin embargo, hay que tener cuidado con las expectativas de que habrá un bloque unido de izquierda en nuestra región. En realidad, no hay coincidencias nucleares entre los gobiernos llamados “progresistas”. ¿Qué tienen que ver Petro con los gobiernos autoritarios y represivos de Cuba (sin partidos opositores), Venezuela y Nicaragua, repelentes a los procesos electorales? Tampoco coincide con las propuestas de Chile, Argentina, Brasil o México.

Gustavo Petro, cuya bandera central es “desarrollar el Capitalismo con amor, diálogo y equidad social”, no perfila el mapa de la “unión de la izquierda”, para encarar la hegemonía de Estados Unidos, las empresas transnacionales y el sector financiero. Cada gobierno trae su propia agenda y sus complejidades. Por lo pronto, reconozcamos el triunfo en Colombia y mantengamos una postura crítica y reflexiva. Nada de determinismos ni fundamentalismos.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz

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