/ viernes 22 de febrero de 2019

Combate a la pederastia

VER.- Del 21 al 24 del presente, se reúnen en Roma los obispos presidentes de todas las conferencias episcopales del mundo, convocados por el Papa Francisco, para analizar con mayor profundidad el doloroso fenómeno de la pederastia por parte del clero, y proponer remedios más eficaces para evitarlo al interior de la Iglesia y también en la sociedad, ya que este crimen está muy extendido en familias, escuelas, centros laborales y artísticos, medios de comunicación y ambientes políticos.

Cuando se difunde este delito por parte de clérigos católicos, pudiera darse la impresión de que sólo sucede al interior de nuestra Iglesia y en tiempos recientes. En realidad, acontece en muchas partes y ya Jesucristo condenaba sin medias tintas los crímenes contra los niños. En Chiapas, conocí casos de pastores de iglesias protestantes que estaban en la cárcel por este motivo, y casi nadie se enteraba. Nos llegaban quejas de violaciones de padres contra sus hijas, o de parientes entre sí, y nadie se atrevía a denunciarlo, por vergüenza o por miedo. Lamentablemente, sucedía también en familias indígenas.

Llevamos muy dentro la inclinación a las perversiones de todo tipo, como fruto del pecado original. Pero mucho de lo que se ve en la televisión, el libertinaje sexual en los medios digitales, el relativismo moral que se impone desde los libros de texto en las escuelas, la iniciación sexual prematura sin educación, las leyes más y más liberales que no respetan el matrimonio, todo esto favorece y provoca los excesos sexuales que lamentamos. Se burlan de quienes promovemos una educación sexual en castidad, para que los jóvenes de ambos sexos lleguen vírgenes al matrimonio; pareciera que esto es imposible y absurdo, propio de otros tiempos. ¿Por qué los políticos, los comunicadores, la sociedad en general, se extrañan de estos resultados, si ellos han facilitado tanta liberalidad en las costumbres?

PENSAR

El Papa Francisco, en su discurso navideño a la Curia Romana, dijo con toda claridad: “En el próximo mes de febrero, la Iglesia reiterará su firme voluntad de continuar, con toda su fuerza, en el camino de la purificación. La Iglesia se cuestionará, valiéndose también de expertos, sobre cómo proteger a los niños; cómo evitar tales desventuras; cómo tratar y reintegrar a las víctimas; cómo fortalecer la formación en los seminarios. Se buscará transformar los errores cometidos, en oportunidades para erradicar este flagelo no sólo del cuerpo de la Iglesia, sino también de la sociedad. De hecho, si esta gravísima desgracia ha golpeado algunos ministros consagrados, la pregunta es: ¿Cuánto podría ser profunda en nuestra sociedad y en nuestras familias? Por eso, la Iglesia no se limitará a curarse a sí misma, sino que tratará de afrontar este mal que causa la muerte lenta de tantas personas, a nivel moral, psicológico y humano” (21-XII-2018).

ACTUAR

Padres de familia, impartan una adecuada y moral educación sexual a sus hijos, a base de su propio buen comportamiento. Educadores, comunicadores, legisladores, catequistas, religiosas, clérigos, eduquemos a la juventud para que valore y respete la sexualidad conforme al plan de Dios, y eduquémonos nosotros mismos, para no transgredir la dignidad y los derechos de todos, en especial de los niños. Y oremos al Espíritu Santo, para que ilumine a la Iglesia y a la humanidad, para tomar decisiones firmes y así luchar contra este delito, pues de todos depende que no acontezca más.

Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas

VER.- Del 21 al 24 del presente, se reúnen en Roma los obispos presidentes de todas las conferencias episcopales del mundo, convocados por el Papa Francisco, para analizar con mayor profundidad el doloroso fenómeno de la pederastia por parte del clero, y proponer remedios más eficaces para evitarlo al interior de la Iglesia y también en la sociedad, ya que este crimen está muy extendido en familias, escuelas, centros laborales y artísticos, medios de comunicación y ambientes políticos.

Cuando se difunde este delito por parte de clérigos católicos, pudiera darse la impresión de que sólo sucede al interior de nuestra Iglesia y en tiempos recientes. En realidad, acontece en muchas partes y ya Jesucristo condenaba sin medias tintas los crímenes contra los niños. En Chiapas, conocí casos de pastores de iglesias protestantes que estaban en la cárcel por este motivo, y casi nadie se enteraba. Nos llegaban quejas de violaciones de padres contra sus hijas, o de parientes entre sí, y nadie se atrevía a denunciarlo, por vergüenza o por miedo. Lamentablemente, sucedía también en familias indígenas.

Llevamos muy dentro la inclinación a las perversiones de todo tipo, como fruto del pecado original. Pero mucho de lo que se ve en la televisión, el libertinaje sexual en los medios digitales, el relativismo moral que se impone desde los libros de texto en las escuelas, la iniciación sexual prematura sin educación, las leyes más y más liberales que no respetan el matrimonio, todo esto favorece y provoca los excesos sexuales que lamentamos. Se burlan de quienes promovemos una educación sexual en castidad, para que los jóvenes de ambos sexos lleguen vírgenes al matrimonio; pareciera que esto es imposible y absurdo, propio de otros tiempos. ¿Por qué los políticos, los comunicadores, la sociedad en general, se extrañan de estos resultados, si ellos han facilitado tanta liberalidad en las costumbres?

PENSAR

El Papa Francisco, en su discurso navideño a la Curia Romana, dijo con toda claridad: “En el próximo mes de febrero, la Iglesia reiterará su firme voluntad de continuar, con toda su fuerza, en el camino de la purificación. La Iglesia se cuestionará, valiéndose también de expertos, sobre cómo proteger a los niños; cómo evitar tales desventuras; cómo tratar y reintegrar a las víctimas; cómo fortalecer la formación en los seminarios. Se buscará transformar los errores cometidos, en oportunidades para erradicar este flagelo no sólo del cuerpo de la Iglesia, sino también de la sociedad. De hecho, si esta gravísima desgracia ha golpeado algunos ministros consagrados, la pregunta es: ¿Cuánto podría ser profunda en nuestra sociedad y en nuestras familias? Por eso, la Iglesia no se limitará a curarse a sí misma, sino que tratará de afrontar este mal que causa la muerte lenta de tantas personas, a nivel moral, psicológico y humano” (21-XII-2018).

ACTUAR

Padres de familia, impartan una adecuada y moral educación sexual a sus hijos, a base de su propio buen comportamiento. Educadores, comunicadores, legisladores, catequistas, religiosas, clérigos, eduquemos a la juventud para que valore y respete la sexualidad conforme al plan de Dios, y eduquémonos nosotros mismos, para no transgredir la dignidad y los derechos de todos, en especial de los niños. Y oremos al Espíritu Santo, para que ilumine a la Iglesia y a la humanidad, para tomar decisiones firmes y así luchar contra este delito, pues de todos depende que no acontezca más.

Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas