/ miércoles 15 de noviembre de 2017

¿Cómo dijo?

■ No es igual juntas que separadas

Cuando hablamos de palabras por lo general recurrimos a ejemplos de palabras simples: saber, nieve, arco, etc. Pero en nuestro lenguaje diario la cosa no es tan sencilla… recurrimos mucho a las palabras compuestas porque nos dan una definición más completa de lo que están representando.

Cuando me dicen “arco” yo quizá piense en indios peleando con vaqueros, pero si me dicen “arcoiris” pensaré en un paisaje hermoso, recién llovido, lleno de dulzura y de color. Si me dicen nieve puedo pensar en un riquísimo helado de fresa y chocolate, pero si me dicen aguanieve ya estoy pensando en un frío de esos que calan duro.

Así que las palabras generalmente cuando actúan cada una por su lado dicen cosas muy diferentes que cuando se juntan en grupos de dos o más. Nunca he sabido de alguien que termine con la cabeza hecha añicos después de haber armado un rompecabezas y si le cuento las patas al ciempiés me voy a dar cuenta que ni son cien, ni son pies.

La verdad que al animalito miriápodo, este nombre –miriápodo- le queda mucho mejor porque la raíz miriá quiere decir muchos o sea que dice que el repugnante individuo tiene muchas patas pero no se compromete con una cantidad determinada. Ahora que, si nos ponemos roñosos como algunos académicos, tendremos que aceptar que la raíz miriá también se puede referir a diez mil unidades y el pobre animalito a veces no le llega ni a las cien, de hecho hay más de dos mil especies de ciempés y en algunos casos apenas alcanza a reunir 15 pares de patas.

Al diccionario le llamamos tumbaburros, pero por más voluminoso que sea creo que nunca se ha visto un diccionario que se agarre a las patadas con un asno y menos que logre derribarlo: no, claro… para nada. Obviamente se nombra así en sentido figurado porque aclara le mente de gente ignorante, dándole el significado de las palabras.

Otra palabra compuesta irónica y burlonamente es la del matasanos como le apodamos al médico por culpa de uno de esos medicuchos que no hace bien su tarea y que con sus recetas nos quita la salud en lugar de ayudarnos a recuperarla cuando estamos enfermos.

Así son estas cosas. ¿Cuántas veces me he hecho líos tratando de abrir uno de esos envases que ostentan orgullosos la marca abrefácil? El compañero de la escuela al que apodábamos el sabelotodo pues resulta que no sabía nada. En el camposanto debe haber algunas almas puras que murieron “en olor de santidad”, pero estoy seguro, sin necesidad de comprobarlo, que un alto porcentaje de los que reposan ahí no son ni fueron santos, ni puros ni nada parecido.

Si uno se va con la finta del nombre y trata de espantar a su madre política con un espantasuegras, es probable que se lleve un bofetón de la señora que suele ser más agria que un limón verde. La calle no tiene nariz, ojos ni boca aunque tenga bocacalles, el portarretratos que tengo en mi escritorio con la foto de mi familia, no porta el retrato porque portar es traer o llevar una cosa pero este nadamás tiene ahí la foto para que la vea quien quiera, pero sin moverse.

■ No es igual juntas que separadas

Cuando hablamos de palabras por lo general recurrimos a ejemplos de palabras simples: saber, nieve, arco, etc. Pero en nuestro lenguaje diario la cosa no es tan sencilla… recurrimos mucho a las palabras compuestas porque nos dan una definición más completa de lo que están representando.

Cuando me dicen “arco” yo quizá piense en indios peleando con vaqueros, pero si me dicen “arcoiris” pensaré en un paisaje hermoso, recién llovido, lleno de dulzura y de color. Si me dicen nieve puedo pensar en un riquísimo helado de fresa y chocolate, pero si me dicen aguanieve ya estoy pensando en un frío de esos que calan duro.

Así que las palabras generalmente cuando actúan cada una por su lado dicen cosas muy diferentes que cuando se juntan en grupos de dos o más. Nunca he sabido de alguien que termine con la cabeza hecha añicos después de haber armado un rompecabezas y si le cuento las patas al ciempiés me voy a dar cuenta que ni son cien, ni son pies.

La verdad que al animalito miriápodo, este nombre –miriápodo- le queda mucho mejor porque la raíz miriá quiere decir muchos o sea que dice que el repugnante individuo tiene muchas patas pero no se compromete con una cantidad determinada. Ahora que, si nos ponemos roñosos como algunos académicos, tendremos que aceptar que la raíz miriá también se puede referir a diez mil unidades y el pobre animalito a veces no le llega ni a las cien, de hecho hay más de dos mil especies de ciempés y en algunos casos apenas alcanza a reunir 15 pares de patas.

Al diccionario le llamamos tumbaburros, pero por más voluminoso que sea creo que nunca se ha visto un diccionario que se agarre a las patadas con un asno y menos que logre derribarlo: no, claro… para nada. Obviamente se nombra así en sentido figurado porque aclara le mente de gente ignorante, dándole el significado de las palabras.

Otra palabra compuesta irónica y burlonamente es la del matasanos como le apodamos al médico por culpa de uno de esos medicuchos que no hace bien su tarea y que con sus recetas nos quita la salud en lugar de ayudarnos a recuperarla cuando estamos enfermos.

Así son estas cosas. ¿Cuántas veces me he hecho líos tratando de abrir uno de esos envases que ostentan orgullosos la marca abrefácil? El compañero de la escuela al que apodábamos el sabelotodo pues resulta que no sabía nada. En el camposanto debe haber algunas almas puras que murieron “en olor de santidad”, pero estoy seguro, sin necesidad de comprobarlo, que un alto porcentaje de los que reposan ahí no son ni fueron santos, ni puros ni nada parecido.

Si uno se va con la finta del nombre y trata de espantar a su madre política con un espantasuegras, es probable que se lleve un bofetón de la señora que suele ser más agria que un limón verde. La calle no tiene nariz, ojos ni boca aunque tenga bocacalles, el portarretratos que tengo en mi escritorio con la foto de mi familia, no porta el retrato porque portar es traer o llevar una cosa pero este nadamás tiene ahí la foto para que la vea quien quiera, pero sin moverse.

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