/ jueves 30 de enero de 2020

¿Cómo dijo?

Ese es el punto

Es un signo muy pequeñito, como si fuera una pulguita, pero que tiene una importancia enorme, ese es el punto.

Imagínese por un momento un escrito sin puntos, ¡qué peligroso! Sería como si en las calles no hubiera signos de alto, habría un desorden tremendo y las palabras chocarían sin poder dar un sentido congruente a lo escrito.

Comencemos con el origen de la palabra punto: el latín punctum y ya sabrá usted que significa “punzada”, porque el punto es eso: una picadura; viene del verbo pungere que es picar, pinchar y para hacerlo se usa algo que tenga una punta, obviamente.

En la categoría de signos ortográficos hay muchos tipos de puntos, según el uso que se le dé y cómo se escriba. Está el punto y seguido, el punto y aparte, el punto final, el punto y coma; también están los puntos suspensivos —que son tres y sólo tres, ni más ni menos—, los dos puntos —que usamos para anunciar algo que viene a continuación—, el punto decimal, el punto abreviativo y muchos otros.

Las letras i y jota, cuando se escriben en minúscula, llevan un punto arriba porque sin él ¡no son nada! Y ya que usamos signos de exclamación, tanto éstos como los de interrogación llevan un punto, ya sea arriba o abajo dependiendo si abren o cierran la frase.

Mi abuela era rebuena para tejer y hacer costuras, así que sabía muy bien las técnicas como el tejido de punto, el punto de aguja, el de encaje y muchos otros que para mí son “misterios” de la ciencia textil.

“Ese es el punto” decimos cuando nos referimos a la parte más importante de cualquier asunto, a lo principal. Anoche llegamos a la fiesta y estaba “en su mero punto”, aunque mi compadre Juan ya andaba tan enfiestado —por no decir borracho— que estuvo a punto de caerse varias veces.

Nunca falla que estoy en la oficina y en punto de las siete de la noche —que es la hora de salida— me llama el jefe para que le dé un reporte detallado de todos los puntos —o sea, los temas— del proyecto a mi cargo… ¡y yo que estaba a punto de irme!

Los puntos son parte esencial de los juegos, como los equipos deportivos que van sumando puntos para clasificar en el torneo. Utiliza tu tarjeta de crédito y ¡acumula puntos para adquirir más productos! Pues sí, pero luego resulta que tienes que gastar mucho para ganar un triste punto que vale muy poquito.

Espero que tenga usted un buen punto de vista sobre el punto que aquí le he compartido… y punto.

CONSULTORIO VERBAL

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Ramón Suárez me pregunta: “Vi en un diario que alguien combinó un signo de interrogación con otro de exclamación en una frase, algo como: ‘¡Qué está pasando?’ Pensé que era un error pero parece que ya está aceptado, ¿no?”

RESPUESTA: Así es Ramón. No creo que se haya equivocado porque no es un error, ya que es aceptado que se combinen estos signos.

Ejemplos: ¿Ya se acabó la comida! o ¡Cuánto tiempo queda?

Ese es el punto

Es un signo muy pequeñito, como si fuera una pulguita, pero que tiene una importancia enorme, ese es el punto.

Imagínese por un momento un escrito sin puntos, ¡qué peligroso! Sería como si en las calles no hubiera signos de alto, habría un desorden tremendo y las palabras chocarían sin poder dar un sentido congruente a lo escrito.

Comencemos con el origen de la palabra punto: el latín punctum y ya sabrá usted que significa “punzada”, porque el punto es eso: una picadura; viene del verbo pungere que es picar, pinchar y para hacerlo se usa algo que tenga una punta, obviamente.

En la categoría de signos ortográficos hay muchos tipos de puntos, según el uso que se le dé y cómo se escriba. Está el punto y seguido, el punto y aparte, el punto final, el punto y coma; también están los puntos suspensivos —que son tres y sólo tres, ni más ni menos—, los dos puntos —que usamos para anunciar algo que viene a continuación—, el punto decimal, el punto abreviativo y muchos otros.

Las letras i y jota, cuando se escriben en minúscula, llevan un punto arriba porque sin él ¡no son nada! Y ya que usamos signos de exclamación, tanto éstos como los de interrogación llevan un punto, ya sea arriba o abajo dependiendo si abren o cierran la frase.

Mi abuela era rebuena para tejer y hacer costuras, así que sabía muy bien las técnicas como el tejido de punto, el punto de aguja, el de encaje y muchos otros que para mí son “misterios” de la ciencia textil.

“Ese es el punto” decimos cuando nos referimos a la parte más importante de cualquier asunto, a lo principal. Anoche llegamos a la fiesta y estaba “en su mero punto”, aunque mi compadre Juan ya andaba tan enfiestado —por no decir borracho— que estuvo a punto de caerse varias veces.

Nunca falla que estoy en la oficina y en punto de las siete de la noche —que es la hora de salida— me llama el jefe para que le dé un reporte detallado de todos los puntos —o sea, los temas— del proyecto a mi cargo… ¡y yo que estaba a punto de irme!

Los puntos son parte esencial de los juegos, como los equipos deportivos que van sumando puntos para clasificar en el torneo. Utiliza tu tarjeta de crédito y ¡acumula puntos para adquirir más productos! Pues sí, pero luego resulta que tienes que gastar mucho para ganar un triste punto que vale muy poquito.

Espero que tenga usted un buen punto de vista sobre el punto que aquí le he compartido… y punto.

CONSULTORIO VERBAL

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Ramón Suárez me pregunta: “Vi en un diario que alguien combinó un signo de interrogación con otro de exclamación en una frase, algo como: ‘¡Qué está pasando?’ Pensé que era un error pero parece que ya está aceptado, ¿no?”

RESPUESTA: Así es Ramón. No creo que se haya equivocado porque no es un error, ya que es aceptado que se combinen estos signos.

Ejemplos: ¿Ya se acabó la comida! o ¡Cuánto tiempo queda?