/ lunes 18 de enero de 2021

¿Cómo dijo? | Están destrozando nuestro idioma

Sucedió otra vez… y a decir verdad ya no me extraña para nada. Una vez más me han llegado comentarios por correo electrónico —lo que yo agradezco mucho, no crea usted que no— sobre el “destrozo” que están haciendo ahora con el idioma. Lo primero que me pregunté al leerlo es: ¿a quién se referirá, con precisión, cuando dice el “quejoso” que —ellos— están destrozando el idioma? ¿Quiénes? Porque algunos dicen que son los jóvenes, otros que son los comunicadores, otros los políticos, los empresarios, los influencers, los artistas… y así se van, señalando con “índice de fuego” a todos aquellos que son “culpables de que nuestro bello lenguaje vaya perdiendo su belleza y esplendor”.

Ok, tomémoslo con calma… bueno, mejor en vez de decir “ok”, digo “está bien”, para que no se me acuse de introducir extranjerismos innecesarios. Pero, ¿ve? Eso es lo que pasa, que llega un punto en el que nos obsesionamos tanto con señalar supuestos errores cuando en realidad no existen y esto en realidad afecta más a la comunicación que el hecho mismo de emplear esas palabras que, aunque puedan ser consideradas “externas” al español, al hacerlo dan más sentido al mensaje que se quiere transmitir.

Que no se confunda este razonamiento de “su seguro servidor” con el de estar en contra del buen uso del español… ¡Al contrario! Siempre he promovido el buen uso del lenguaje y estoy convencido de la gran importancia que tiene, pero evitando siempre llegar al extremo de andar acusando a todos de “asesinos del español”. Y mire usted que no son pocos los extremistas, quienes en diferentes ocasiones han creado grupos, equipos, ligas y hasta comisiones encargadas de “defender” al lenguaje… y yo digo: el lenguaje es tan fuerte que solito puede defenderse. Porque el lenguaje, a fin de cuentas, es algo orgánico —término que usa mucho en la actualidad y que considero válido— que cambia según las necesidades comunicacionales de la mayoría y no de unos cuantos. Ya se imaginará usted que todas estas comisiones han fracasado con un estrépito mayor del producido cuando fueron creadas… algunas no han durado ni siquiera un año.

Los verdaderos estudiosos de la lengua —de todas, no nada más del español— han aclarado un buen número de veces que el incorporar léxico ajeno a una lengua no la desnaturaliza, por el contrario, la enriquece. El claro ejemplo lo tenemos con el habla inglesa, que tiene muchos préstamos de voces extranjeras y para nada es una lengua debilitada. Por el contrario, los anglohablantes creen más en ese “libre comercio” lingüístico y si ven algún extranjerismo que les sirve, lo incorporan más rápido que inmediatamente y sin la preocupación de andar “cortándose las venas” o de perdido “rasgándose las vestiduras” por hacerlo.

Así que, dentro de los límites razonables, aceptemos estas nuevas palabras que llegan a nuestro español sin hacer tanto drama, porque es algo que siempre ha sucedido, y ahora con mayor velocidad por el uso de las redes sociales y el Internet. Para que, en algún momento, en vez de decir sobre nuestro lenguaje: “lo están destrozando”, podamos decir: “lo están enriqueciendo”.

Algún día puede ser que suceda.

Consultorio Verbal

comodijo2@hotmail.com

Twitter: @comodijo

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Lupe Ramírez pregunta: “¿Es correcto decir que una persona está ‘más mala’ que una cabra?”

RESPUESTA: Pues no, no es correcto. Si se refiere a que una persona está loca, la frase sería: “está más loca que una cabra”. Si la frase es como usted la escribe, entonces “más mala” es un error, porque el comparativo de “mal” es “peor”. Sería entonces: “Está peor que una cabra”.

AHORA PREGUNTO: ¿Qué significa biaural?

a.- Que tiene dos auras.

b.- Que se oye con ambos oídos.

c.- Que le da vida a otros.

d.- Que se puede ver a simple vista.

RESPUESTA: b. Biaural significa que se puede oír al mismo tiempo con ambos oídos.

Frase para terminar: Ayer no lleva hache, pero hoy sí. ¡Cómo cambian las cosas de un día para otro! ¿Cómo dijo? Hasta la próxima.

Sucedió otra vez… y a decir verdad ya no me extraña para nada. Una vez más me han llegado comentarios por correo electrónico —lo que yo agradezco mucho, no crea usted que no— sobre el “destrozo” que están haciendo ahora con el idioma. Lo primero que me pregunté al leerlo es: ¿a quién se referirá, con precisión, cuando dice el “quejoso” que —ellos— están destrozando el idioma? ¿Quiénes? Porque algunos dicen que son los jóvenes, otros que son los comunicadores, otros los políticos, los empresarios, los influencers, los artistas… y así se van, señalando con “índice de fuego” a todos aquellos que son “culpables de que nuestro bello lenguaje vaya perdiendo su belleza y esplendor”.

Ok, tomémoslo con calma… bueno, mejor en vez de decir “ok”, digo “está bien”, para que no se me acuse de introducir extranjerismos innecesarios. Pero, ¿ve? Eso es lo que pasa, que llega un punto en el que nos obsesionamos tanto con señalar supuestos errores cuando en realidad no existen y esto en realidad afecta más a la comunicación que el hecho mismo de emplear esas palabras que, aunque puedan ser consideradas “externas” al español, al hacerlo dan más sentido al mensaje que se quiere transmitir.

Que no se confunda este razonamiento de “su seguro servidor” con el de estar en contra del buen uso del español… ¡Al contrario! Siempre he promovido el buen uso del lenguaje y estoy convencido de la gran importancia que tiene, pero evitando siempre llegar al extremo de andar acusando a todos de “asesinos del español”. Y mire usted que no son pocos los extremistas, quienes en diferentes ocasiones han creado grupos, equipos, ligas y hasta comisiones encargadas de “defender” al lenguaje… y yo digo: el lenguaje es tan fuerte que solito puede defenderse. Porque el lenguaje, a fin de cuentas, es algo orgánico —término que usa mucho en la actualidad y que considero válido— que cambia según las necesidades comunicacionales de la mayoría y no de unos cuantos. Ya se imaginará usted que todas estas comisiones han fracasado con un estrépito mayor del producido cuando fueron creadas… algunas no han durado ni siquiera un año.

Los verdaderos estudiosos de la lengua —de todas, no nada más del español— han aclarado un buen número de veces que el incorporar léxico ajeno a una lengua no la desnaturaliza, por el contrario, la enriquece. El claro ejemplo lo tenemos con el habla inglesa, que tiene muchos préstamos de voces extranjeras y para nada es una lengua debilitada. Por el contrario, los anglohablantes creen más en ese “libre comercio” lingüístico y si ven algún extranjerismo que les sirve, lo incorporan más rápido que inmediatamente y sin la preocupación de andar “cortándose las venas” o de perdido “rasgándose las vestiduras” por hacerlo.

Así que, dentro de los límites razonables, aceptemos estas nuevas palabras que llegan a nuestro español sin hacer tanto drama, porque es algo que siempre ha sucedido, y ahora con mayor velocidad por el uso de las redes sociales y el Internet. Para que, en algún momento, en vez de decir sobre nuestro lenguaje: “lo están destrozando”, podamos decir: “lo están enriqueciendo”.

Algún día puede ser que suceda.

Consultorio Verbal

comodijo2@hotmail.com

Twitter: @comodijo

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Lupe Ramírez pregunta: “¿Es correcto decir que una persona está ‘más mala’ que una cabra?”

RESPUESTA: Pues no, no es correcto. Si se refiere a que una persona está loca, la frase sería: “está más loca que una cabra”. Si la frase es como usted la escribe, entonces “más mala” es un error, porque el comparativo de “mal” es “peor”. Sería entonces: “Está peor que una cabra”.

AHORA PREGUNTO: ¿Qué significa biaural?

a.- Que tiene dos auras.

b.- Que se oye con ambos oídos.

c.- Que le da vida a otros.

d.- Que se puede ver a simple vista.

RESPUESTA: b. Biaural significa que se puede oír al mismo tiempo con ambos oídos.

Frase para terminar: Ayer no lleva hache, pero hoy sí. ¡Cómo cambian las cosas de un día para otro! ¿Cómo dijo? Hasta la próxima.

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