Algún día le tocó o le tocará a usted representar a la empresa en que trabaja, hablar a nombre de un grupo, tomar la palabra para hacer valer sus derechos, en fin, enfrentar alguna situación favorable o no, en la que hay que hacer uso de la palabra públicamente y entonces tendrá que preguntarse ¿qué voy a decir? y ¿cómo lo voy a decir?
La necesidad de comunicarnos es algo que forma parte de nuestra naturaleza como seres humanos y eso implica no solamente el uso de la palabra sino además una actitud, gestos, ademanes, imagen, un montón de factores que van a influir decisivamente en los que le escuchen y a quienes usted tendrá qué convencer.
Hay una serie de preguntas que –antes de hablar públicamente- usted tendrá que hacerse, empezando por ¿quiénes son ellos? ¿qué es lo que desean? ¿qué están esperando?
¿Qué es lo que quiero decirles? pues aunque parezca demasiado obvio, ya en el momento de ponerlo en práctica verá que no lo es tanto. Con frecuencia nos desviamos de la intención original así que, si tiene oportunidad de preparar su discurso, haga toda esa larga lista de preguntas y contéstelas. Hágase el clásico planteamiento del ¿quién? ¿qué? ¿por qué? ¿cómo? ¿cuándo? y ¿dónde?
¿QUIÉNES son ellos? ¿En qué estado de ánimo se encuentran? ¿Cuál es su nivel sociocultural? Es muy importante hablar en un lenguaje que sea plenamente comprensible y no demasiado obvio para todos. ¿cuántos son? ¿Me conocen?
¿QUÉ les tengo que comunicar? ¿Qué están esperando ellos o no tienen idea de lo que les voy a decir? ¿Voy a reforzar su opinión o a tratar de convencerlos de algo diferente? ¿Qué es lo que a ellos les interesa? ¿Qué es lo que no quieren?
¿POR QUÉ soy yo el que ha de tomar la palabra? ¿Es un hecho casual o necesario? ¿Tengo autoridad o influencia sobre ellos? ¿Soy un experto en la materia? ¿Qué opinión tienen de mí? ¿Me respetan?
¿CÓMO puedo cautivar a mi auditorio? Ése es el gran reto. ¿Cómo podré exponerles desde el primer momento lo que tengo qué decirles? ¿Cómo podré llevarlos despertando o conservando su interés a través de toda mi exposición? ¿Cómo exponerles la idea central? ¿Cómo puedo lograr que retengan lo esencial? ¿Cómo puedo lograr que admitan y se convenzan de lo que yo les diga? ¿Cómo podré llevarlos a la conclusión a la que yo quiero que lleguen?
¿CUÁNDO voy a hablar? ¿Será a la hora de la digestión? ¿O será antes de la comida cuando ya los estómagos están reclamando el alimento? ¿Seré el primero que hable o seré el último? ¿Qué habrá antes y después de mi actuación?
¿DÓNDE voy a hablar? ¿Es un lugar especialmente acondicionado para ello? ¿Cómo están las condiciones del lugar? ¿Tiene buena acústica? ¿Tiene un buen equipo de amplificación de sonido? ¿Es un lugar al aire libre?
Procure no mostrarse nervioso porque eso hará pensar al público que no conoce bien el tema, prepare buenos ejemplos que clarifiquen lo que usted diga y si el tema lo permite, póngale a su dioscurso un poquito de humor. El público se lo agradecerá.
