/ jueves 17 de junio de 2021

¿Cómo dijo? | La pobreza que nos mancha

Existen muchos tipos de manchas, por ejemplo: la mancha urbana, que se forma al haber concentración de edificios, casas y vías transitables en un área determinada. La mancha urbana puede ser la de la Ciudad de México, por tomar un ejemplo, que es una mancha que ha ido creciendo al irse adhiriendo varias delegaciones o municipios hasta formar esa gran “manchota” que seguirá creciendo.

Una mancha, así solita como palabra, es una marca que se hace involuntariamente en un cuerpo y que lo echa a perder. Como cuando el señor está apurado desayunando ya muy trajeadito para irse a la oficina y por estar haciéndolo apresuradamente, le cae una buena porción de huevo frito en la camisa, provocando que el tipo, muy educado, se levante de la mesa echando improperios y culebras por la boca… y por todos lados.

Dentro de las manchas urbanas a las que me referí en un principio y también fuera de ellas, desafortunadamente siempre ha existido otra mancha que nunca se ha podido borrar. Me refiero a la mancha de pobreza, que por más que los gobernantes prometan que acabarán con ella, terminan haciéndola cada vez mayor. “Ay qué mancha tan negra es la pobreza…” así se quejaba cantando el “cantor del campo”, Luis Pérez Meza, diciendo que ser pobre es una desgracia porque todos pasan por encima de uno.

“Soy pobre y no traigo ni un quinto” así decimos cuando no traemos dinero y es que, por allá de la década de los cuarenta, la moneda en circulación que tenía menos valor era la de cinco centavos —creo que actualmente es la de diez centavos la que tiene menor valor— y esta moneda, que traía la imagen de doña Josefa Ortiz de Domínguez, era llamada por todos como “quinto”. Así que, si te quedabas sin un quinto, quería decir —y todavía— que no traías ni una mísera monedita de cinco centavos.

Si estas pobre entonces no tienes “ni en qué caerte muerto”, es decir, que ni para solventar los gastos de tu propio funeral tienes, o mínimo para “el cajón”, o ataúd, o que tengas cualquier otra cosa que sea completamente de tu propiedad.

Pues resulta que la pobreza ha sido una fuente de riqueza para el lenguaje, fíjese usted nada más cómo son las cosas. Y en este momento me acuerdo de otra frase que escucho mucho respecto al tema y que es “quedarse en la chilla”. Le confieso que yo no tenía ni la más remota idea de lo que significaba, hasta que mi amigo, investigador incansable del origen de las palabras, Arturo Ortega Morán, compartió en uno de sus libros una breve explicación de esta frase.

Dice que ésta ya se usaba desde el siglo XIX para describir un estado de pobreza… pero ¿qué es la chilla? ¿Acaso es alguien que chilla y chilla, llora que llora por ser pobre? Para nada. Nos dice Arturo que scindûla, en latín, era el nombre de unas tablas delgadas de baja calidad, lo que pasó al castellano como “chilla”. Así que existe la probabilidad de que estas tablas se usaran para hacer un cuarto, una habitación “chafa” pues porque no había para más. Así que, si estás en la chilla, estás en un cuartucho hecho con estas tablas de mala calidad.

Y hablando de pobres, pobre de mí que ya me terminé este espacio. Pero luego le traigo más palabras, ¿le parece?

Consultorio Verbal comodijo2@hotmail.com Twitter: @comodijo


PREGUNTA DEL PÚBLICO: Ariel Garza pregunta: ¿Qué significa la palabra onírico?


RESPUESTA: La palabra onírico viene del griego oneiros y se refiere a todo lo relacionado con los sueños.


AHORA PREGUNTO: ¿Qué significa fucilazo?


a.- Copia mal hecha.

b.- Golpe dado con un arma.

c.- Relámpago que ilumina el horizonte

d.- Ejecución de varias personas a la vez.


RESPUESTA: c. Un fucilazo es un relámpago que ilumina la atmósfera por las noches.


Frase para terminar: Quisiera ser pobre por un día… porque esto de ser pobre todos los días es un abuso. ¿Cómo dijo? Nos vemos a la próxima.


Existen muchos tipos de manchas, por ejemplo: la mancha urbana, que se forma al haber concentración de edificios, casas y vías transitables en un área determinada. La mancha urbana puede ser la de la Ciudad de México, por tomar un ejemplo, que es una mancha que ha ido creciendo al irse adhiriendo varias delegaciones o municipios hasta formar esa gran “manchota” que seguirá creciendo.

Una mancha, así solita como palabra, es una marca que se hace involuntariamente en un cuerpo y que lo echa a perder. Como cuando el señor está apurado desayunando ya muy trajeadito para irse a la oficina y por estar haciéndolo apresuradamente, le cae una buena porción de huevo frito en la camisa, provocando que el tipo, muy educado, se levante de la mesa echando improperios y culebras por la boca… y por todos lados.

Dentro de las manchas urbanas a las que me referí en un principio y también fuera de ellas, desafortunadamente siempre ha existido otra mancha que nunca se ha podido borrar. Me refiero a la mancha de pobreza, que por más que los gobernantes prometan que acabarán con ella, terminan haciéndola cada vez mayor. “Ay qué mancha tan negra es la pobreza…” así se quejaba cantando el “cantor del campo”, Luis Pérez Meza, diciendo que ser pobre es una desgracia porque todos pasan por encima de uno.

“Soy pobre y no traigo ni un quinto” así decimos cuando no traemos dinero y es que, por allá de la década de los cuarenta, la moneda en circulación que tenía menos valor era la de cinco centavos —creo que actualmente es la de diez centavos la que tiene menor valor— y esta moneda, que traía la imagen de doña Josefa Ortiz de Domínguez, era llamada por todos como “quinto”. Así que, si te quedabas sin un quinto, quería decir —y todavía— que no traías ni una mísera monedita de cinco centavos.

Si estas pobre entonces no tienes “ni en qué caerte muerto”, es decir, que ni para solventar los gastos de tu propio funeral tienes, o mínimo para “el cajón”, o ataúd, o que tengas cualquier otra cosa que sea completamente de tu propiedad.

Pues resulta que la pobreza ha sido una fuente de riqueza para el lenguaje, fíjese usted nada más cómo son las cosas. Y en este momento me acuerdo de otra frase que escucho mucho respecto al tema y que es “quedarse en la chilla”. Le confieso que yo no tenía ni la más remota idea de lo que significaba, hasta que mi amigo, investigador incansable del origen de las palabras, Arturo Ortega Morán, compartió en uno de sus libros una breve explicación de esta frase.

Dice que ésta ya se usaba desde el siglo XIX para describir un estado de pobreza… pero ¿qué es la chilla? ¿Acaso es alguien que chilla y chilla, llora que llora por ser pobre? Para nada. Nos dice Arturo que scindûla, en latín, era el nombre de unas tablas delgadas de baja calidad, lo que pasó al castellano como “chilla”. Así que existe la probabilidad de que estas tablas se usaran para hacer un cuarto, una habitación “chafa” pues porque no había para más. Así que, si estás en la chilla, estás en un cuartucho hecho con estas tablas de mala calidad.

Y hablando de pobres, pobre de mí que ya me terminé este espacio. Pero luego le traigo más palabras, ¿le parece?

Consultorio Verbal comodijo2@hotmail.com Twitter: @comodijo


PREGUNTA DEL PÚBLICO: Ariel Garza pregunta: ¿Qué significa la palabra onírico?


RESPUESTA: La palabra onírico viene del griego oneiros y se refiere a todo lo relacionado con los sueños.


AHORA PREGUNTO: ¿Qué significa fucilazo?


a.- Copia mal hecha.

b.- Golpe dado con un arma.

c.- Relámpago que ilumina el horizonte

d.- Ejecución de varias personas a la vez.


RESPUESTA: c. Un fucilazo es un relámpago que ilumina la atmósfera por las noches.


Frase para terminar: Quisiera ser pobre por un día… porque esto de ser pobre todos los días es un abuso. ¿Cómo dijo? Nos vemos a la próxima.