/ jueves 15 de noviembre de 2018

Cómo dijo | Por fin me desilusioné

En algún momento de la vida nos pasa. Una jovencita que está enamoradísima de su novio, lo quiere muchísimo y ella cree que él también… hasta que un día el chamaco le dice: “creo que es hora de que veamos a otras personas… no eres tú, soy yo…”

¡oh desilusión! Cuando sales de estudiar la carrera profesional y que por años estuviste creando planes sobre lo que harías después, el magnífico trabajo que tendrías y cómo viajarías por todo el mundo, para luego darte cuenta de que en la realidad los empleos disponibles son malísimos, con pésima paga y que te explotan al máximo… ¡oh desilusión!

En la realidad, la ilusión es una mentira. No, espéreme… no crea que ando adelantándome al Grinch de la Navidad con mi pesimismo. Déjeme explicarle: lo que pasa es que estamos acostumbrados a usar la palabra “ilusión” como sinónimo de esperanza o de una expectativa positiva de algo o de alguien. Con este sentido usamos a la palabra “ilusión” a partir del siglo XIX pero originalmente proviene del latín illusio y éste de ionis que quiere decir “engaño”. Si nos vamos todavía más atrás en el origen de la palabra, el verbo original es illúdere, que tiene el significado de “hacer burla, mofarse de algo, jugar con algo…”, incluso podemos ver ahí la misma raíz de la palabra “lúdico” que es lo relativo al juego.

Entonces —disculpe usted la desilusión— la ilusión originalmente es un engaño o una burla… y de hecho este significado lo conservamos cuando hablamos de una ilusión óptica, ¿verdad? porque una ilusión óptica es cualquier cosa que engaña o burla a nuestros ojos… bueno, en realidad burla a nuestro cerebro que es el que interpreta lo que vemos.

A la ilusión le ponemos el prefijo de negación “des” y ¡listo! la convertimos en desilusión, que es quitarnos las ilusiones, los engaños. Que nos quede claro que la desilusión no es mala —aunque se sienta muy feo— porque desilusionarse es darse cuenta de que se estaba creyendo en una mentira y que la realidad es muy diferente. ¿Y la esperanza? Ah, esa viene del verbo “esperar” y es lo último que se pierde… ¿no es así?

Consultorio Verbal

PREGUNTA DEL PÚBLICO: María Ontiveros me pregunta: Mi tía decía: “ay, ya me entró la camorra” cuando le daba flojera. ¿Existe la palabra camorra?

RESPUESTA: A lo mejor quería decir “modorra” que es un sueño pesado o somnolencia. Camorra existe en el diccionario y significa: bronca o riña. También se le llama así a la mafia napolitana.

AHORA PREGUNTO: Si va a España es probable que oiga la palabra “gachí”. ¿Qué significa gachí?

a. Mala

b. Baile

c. Muchacha

d. Agachado

RESPUESTA:

c. La palabra gachí se refiere a una muchacha.

En algún momento de la vida nos pasa. Una jovencita que está enamoradísima de su novio, lo quiere muchísimo y ella cree que él también… hasta que un día el chamaco le dice: “creo que es hora de que veamos a otras personas… no eres tú, soy yo…”

¡oh desilusión! Cuando sales de estudiar la carrera profesional y que por años estuviste creando planes sobre lo que harías después, el magnífico trabajo que tendrías y cómo viajarías por todo el mundo, para luego darte cuenta de que en la realidad los empleos disponibles son malísimos, con pésima paga y que te explotan al máximo… ¡oh desilusión!

En la realidad, la ilusión es una mentira. No, espéreme… no crea que ando adelantándome al Grinch de la Navidad con mi pesimismo. Déjeme explicarle: lo que pasa es que estamos acostumbrados a usar la palabra “ilusión” como sinónimo de esperanza o de una expectativa positiva de algo o de alguien. Con este sentido usamos a la palabra “ilusión” a partir del siglo XIX pero originalmente proviene del latín illusio y éste de ionis que quiere decir “engaño”. Si nos vamos todavía más atrás en el origen de la palabra, el verbo original es illúdere, que tiene el significado de “hacer burla, mofarse de algo, jugar con algo…”, incluso podemos ver ahí la misma raíz de la palabra “lúdico” que es lo relativo al juego.

Entonces —disculpe usted la desilusión— la ilusión originalmente es un engaño o una burla… y de hecho este significado lo conservamos cuando hablamos de una ilusión óptica, ¿verdad? porque una ilusión óptica es cualquier cosa que engaña o burla a nuestros ojos… bueno, en realidad burla a nuestro cerebro que es el que interpreta lo que vemos.

A la ilusión le ponemos el prefijo de negación “des” y ¡listo! la convertimos en desilusión, que es quitarnos las ilusiones, los engaños. Que nos quede claro que la desilusión no es mala —aunque se sienta muy feo— porque desilusionarse es darse cuenta de que se estaba creyendo en una mentira y que la realidad es muy diferente. ¿Y la esperanza? Ah, esa viene del verbo “esperar” y es lo último que se pierde… ¿no es así?

Consultorio Verbal

PREGUNTA DEL PÚBLICO: María Ontiveros me pregunta: Mi tía decía: “ay, ya me entró la camorra” cuando le daba flojera. ¿Existe la palabra camorra?

RESPUESTA: A lo mejor quería decir “modorra” que es un sueño pesado o somnolencia. Camorra existe en el diccionario y significa: bronca o riña. También se le llama así a la mafia napolitana.

AHORA PREGUNTO: Si va a España es probable que oiga la palabra “gachí”. ¿Qué significa gachí?

a. Mala

b. Baile

c. Muchacha

d. Agachado

RESPUESTA:

c. La palabra gachí se refiere a una muchacha.