/ miércoles 17 de junio de 2020

¿Cómo se combaten las "fake news"?

Hay consenso en que las fakes news son acciones ajenas a la democracia informativa. La libertad de información (porque se trata de hechos y datos y no de opiniones ni conjeturas que serían parte de la libertad de expresión) no es absoluta, en modo alguno. Es importante dejar en claro que la lucha contra las fakes news se está dando ya a través de distintas formas en el mundo. No me refiero a países autoritarios ni mucho menos, al contrario.

En efecto, en algunos países se ha optado por adoptar leyes contra las fakes news. En ese universo se pueden encontrar, de manera enunciativa, a Alemania que fue el primer país que introdujo la autorregulación-regulada en las plataformas digitales para que se conduzcan con mínimos de ética y en el 2017 aprobó una ley específica contra el discurso de odio que establece sanciones que van hasta los 50 millones de euros si una plataforma no remueve una fake new en un plazo de 24 horas. En Francia se ha aprobado una Ley contra la desinformación que hace énfasis en el impacto de los mensajes falsos en el sentido del voto electoral.

La normativa define fake new como “declaraciones o imputaciones así como noticias que reportan hechos falsos con el propósito de influir en el sentido del voto”. Esta Ley otorga facultades a los jueces para remover las fakes news, así como para que las plataformas como Facebook, twitter, entre otras informen a detalle quién, cuánto y cómo compran espacios en dichas plataformas, crea mecanismos para eliminar las fakes news y en los medios tradicionales como radio y televisión abiertas otorga al órgano regulador atribuciones para retirar parcial o totalmente los derechos de transmisión si transmiten información falsa y se encuentran como parte de un conglomerado multinacional.

En Singapur, en el 2019, se aprobó la ley para sancionar la diseminación de información falsa online. Se trata de una ley de naturaleza penal, la más estricta de las existentes hasta ahora que combina multas con privación de la libertad. Si una persona es encontrada culpable puede ser sancionada hasta con 37 mil dólares de multa y una pena de 5 años de cárcel. Y esas sanciones se incrementan para las plataformas digitales como Facebook con multas hasta los 740 mil dólares y 10 años de cárcel para los representantes legales de esas empresas.

En el Reino Unido las leyes aplicables a los medios tradicionales como radio y televisión han sido reformados para incluir también a las plataformas digitales en una iniciativa contra la información manipulada. En otros países se ha optado por intensificar campañas de alfabetización digital y consumo crítico de medios así como reportes periódicos gubernamentales. En esta política pública se encuentran, con diferencias de matices, Australia con énfasis en evitar la manipulación del voto popular, Bélgica que no distingue si es o no información falsa en materia electoral, Canadá, también ha hecho énfasis en la parte electoral y ha señalado que si las plataformas digitales no reducen a su mínima expresión las informaciones falsas será aprobada una ley en la materia.

De igual modo, Dinamarca ha seguido las líneas de Suecia que se enfocan en identificar noticias falsas y fortalecer el consumo crítico de medios como primeros pasos dejando la posibilidad de que si tales acciones no generan los efectos deseados valorarían la aprobación de una ley sobre este rubro. Corea del Sur ha creado un grupo de trabajo que busca alternativas para combatir las fake news, pero ha anunciado la inminente aprobación de una ley específica.

Como puede verse, en países considerados democráticos y desarrollados se están haciendo esfuerzos puntuales contra este mal que tiene como víctimas a la veracidad y al derecho a la información.

En México todavía no se ha hecho todavía mayor cosa en ningún sentido, ni ley, ni alfabetización digital ni grupos de trabajo gubernamentales, los únicos esfuerzos aislados son las iniciativas particulares de verificar información que no ha tenido un impacto apreciable en las pautas de comportamiento de quienes generan las fake news ni de quienes las consumen. Algo debe hacerse al respecto.


@evillanuevamx

ernestovillanueva@hushmail.com

Hay consenso en que las fakes news son acciones ajenas a la democracia informativa. La libertad de información (porque se trata de hechos y datos y no de opiniones ni conjeturas que serían parte de la libertad de expresión) no es absoluta, en modo alguno. Es importante dejar en claro que la lucha contra las fakes news se está dando ya a través de distintas formas en el mundo. No me refiero a países autoritarios ni mucho menos, al contrario.

En efecto, en algunos países se ha optado por adoptar leyes contra las fakes news. En ese universo se pueden encontrar, de manera enunciativa, a Alemania que fue el primer país que introdujo la autorregulación-regulada en las plataformas digitales para que se conduzcan con mínimos de ética y en el 2017 aprobó una ley específica contra el discurso de odio que establece sanciones que van hasta los 50 millones de euros si una plataforma no remueve una fake new en un plazo de 24 horas. En Francia se ha aprobado una Ley contra la desinformación que hace énfasis en el impacto de los mensajes falsos en el sentido del voto electoral.

La normativa define fake new como “declaraciones o imputaciones así como noticias que reportan hechos falsos con el propósito de influir en el sentido del voto”. Esta Ley otorga facultades a los jueces para remover las fakes news, así como para que las plataformas como Facebook, twitter, entre otras informen a detalle quién, cuánto y cómo compran espacios en dichas plataformas, crea mecanismos para eliminar las fakes news y en los medios tradicionales como radio y televisión abiertas otorga al órgano regulador atribuciones para retirar parcial o totalmente los derechos de transmisión si transmiten información falsa y se encuentran como parte de un conglomerado multinacional.

En Singapur, en el 2019, se aprobó la ley para sancionar la diseminación de información falsa online. Se trata de una ley de naturaleza penal, la más estricta de las existentes hasta ahora que combina multas con privación de la libertad. Si una persona es encontrada culpable puede ser sancionada hasta con 37 mil dólares de multa y una pena de 5 años de cárcel. Y esas sanciones se incrementan para las plataformas digitales como Facebook con multas hasta los 740 mil dólares y 10 años de cárcel para los representantes legales de esas empresas.

En el Reino Unido las leyes aplicables a los medios tradicionales como radio y televisión han sido reformados para incluir también a las plataformas digitales en una iniciativa contra la información manipulada. En otros países se ha optado por intensificar campañas de alfabetización digital y consumo crítico de medios así como reportes periódicos gubernamentales. En esta política pública se encuentran, con diferencias de matices, Australia con énfasis en evitar la manipulación del voto popular, Bélgica que no distingue si es o no información falsa en materia electoral, Canadá, también ha hecho énfasis en la parte electoral y ha señalado que si las plataformas digitales no reducen a su mínima expresión las informaciones falsas será aprobada una ley en la materia.

De igual modo, Dinamarca ha seguido las líneas de Suecia que se enfocan en identificar noticias falsas y fortalecer el consumo crítico de medios como primeros pasos dejando la posibilidad de que si tales acciones no generan los efectos deseados valorarían la aprobación de una ley sobre este rubro. Corea del Sur ha creado un grupo de trabajo que busca alternativas para combatir las fake news, pero ha anunciado la inminente aprobación de una ley específica.

Como puede verse, en países considerados democráticos y desarrollados se están haciendo esfuerzos puntuales contra este mal que tiene como víctimas a la veracidad y al derecho a la información.

En México todavía no se ha hecho todavía mayor cosa en ningún sentido, ni ley, ni alfabetización digital ni grupos de trabajo gubernamentales, los únicos esfuerzos aislados son las iniciativas particulares de verificar información que no ha tenido un impacto apreciable en las pautas de comportamiento de quienes generan las fake news ni de quienes las consumen. Algo debe hacerse al respecto.


@evillanuevamx

ernestovillanueva@hushmail.com