El trabajo no es un artículo de comercio. Éste no está a la compra o a la venta. El trabajo es un derecho y un deber social que se debe desarrollar en condiciones dignas y en respeto a los derechos humanos -o- por lo menos ese es nuestro consenso democrático reflejado en la Ley. Sin embargo, la pandemia ha puesto al descubierto que ciertos regímenes del trabajo no ofrecen las suficientes garantías ni la estabilidad que uno supone, sobretodo, en los especialistas en la salud, aquellos que llamamos héroes pero que están abandonados a su suerte en la antigua y en esta “nueva normalidad”. La pandemia también dejó ver que en nuestra nación no hay suficientes personas laborando en el sistema de salud pública. Qué desafortunado momento para toparnos con esta realidad.
EL COVID-19 dejó ver que faltan expertos en el sector salud a raudales. Hay pocas personas para las necesidades de nuestro país conforme a los estándares internacionales. La pregunta es: ¿Por qué nadie los contrató en condiciones dignas hace un sexenio, dos sexenios o en el año 2019 antes de la pandemia? Los políticos nos tendrán que contestar eso. Cuando llegó la pandemia el problema se visibilizó y se hicieron contrataciones de manera apresurada. Ojalá entendamos que un país necesita de instituciones y no de soluciones apresuradas para resolver coyunturas, siendo algunas de éstas de la magnitud de una pandemia.
Las y los médicos, enfermeros, anestesiólogos y, en general, todo el personal del sistema de salubridad está en la primera línea en defensa de la vida y la salud de los mexicanos en esta pandemia. No solo se la juegan ellos sino también ponen en riesgo a sus familias. Estos trabajadores están tomando una decisión ética de primer nivel: no abandonar al país ni su juramento en los momentos más difíciles, aunque saben que están en una terrible inseguridad.
La pandemia también desnudó una brutal realidad: miles de médicos están contratados de manera eventual. Aquí me trato de explicar. Un trabajador conocido como de base prestará sus servicios de manera permanente y, por ello, obtiene una serie de derechos y garantías. Una persona que está contratada de manera eventual, se estima que está realizando una labor transitoria y, por ello, tiene menos o distintos derechos que el personal de base . La protección de los derechos humanos cuesta dinero. El Estado mexicano, con tal de ahorrarse unos pesos, prefirió hacer las contrataciones, desde hace años, de expertos en la salud, cómo eventuales aunque en la realidad fueran de base. Ahora, el personal de salud está sufriendo por ese concepto nominal de base o eventual. Tenemos decenas de historias de personal de salud que falleció en la lucha contra el COVID 19, y que las viudas o viudos no tienen acceso a una pensión. Decenas de personas que están sufriendo una tragedia.
Los expertos en salud ya padecen por la falta de material, el sobrecupo de hospitales, agresiones gratuitas y ahora tienen que lidiar con su forma de contratación, por el momento, los tribunales no son una opción en cuanto al régimen de contratación. Cualquier persona que haya visitado los tribunales laborales sabe que son el círculo más reducido de la justicia. El Estado mexicano está llamado a tomar una decisión ética y contratar cómo personal de base a todos aquellos que denominó como eventuales. Esperemos que la pandemia deje, por lo menos, esa enseñanza.
Doctor en Derecho
@jangulonobara