/ miércoles 19 de junio de 2019

Confianza a la baja en Estados unidos

Más allá de ser una potencia económica, comercial e industrial, Estados Unidos, desde su fundación a fines del siglo XVIII, en los tiempos de las Trece Colonias, ha sido una suerte de epicentro de los negocios globales, por un factor en especial: la confianza.

En todo el mundo o prácticamente en cualquier parte, cuando de llegar a tratos financieros, económicos o comerciales se trata, las personas, los gobiernos y las empresas, solían mostrar confianza cuando se trataba de un trato hecho con Estados Unidos, sabiendo de su puntualidad, la precisión que tienen en lo que acuerdan y muy especialmente de lo referente a cumplir aquello en lo que quedaban.

Sin embargo, con Donald Trump como presidente de nuestro vecino del norte, las cosas han cambiado y no sólo para México, para todo el mundo, ya que queriendo demostrar a toda costa la hegemonía de Washington, no ha vacilado sobre hostigar, amenazar e imponer medidas coercitivas para amedrentar a otras naciones y conseguir que hagan lo que él quiere que hagan, algo que no siempre consigue, pero invariablemente intenta, como el gran bully global en que se ha constituido.

El mandatario estadounidense no se toca el corazón si de incumplir acuerdos internacionales signados por Estados Unidos se trata. Hemos sabido en los meses recientes, cómo ha impuesto aranceles a productos que importa de China por un valor de 200 mil millones de dólares y ahora amenaza con hacer eso mismo con más mercancías provenientes de la nación asiática, ahora con un valor de 325 mil millones de dólares.

Con tales medidas, viola acuerdos a los que llegaron ambas naciones en materia comercial desde hace ya muchos años, por los que centenares de empresas estadounidenses optaron por instalar en China sus plantas productoras, desde las que comercializan sus productos en todo el mundo, incluyendo Estados Unidos, país en el que actualmente los hogares están teniendo que gastar más de 800 dólares extra por año, para cubrir los costos extra que hay en los productos que compran debido a los aranceles impuestos por Trump, cuya intención original era “castigar” a China por su fuerte superávit comercial, pero termina por erosionar la economía de las empresas y los hogares de su propio país.

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre

Más allá de ser una potencia económica, comercial e industrial, Estados Unidos, desde su fundación a fines del siglo XVIII, en los tiempos de las Trece Colonias, ha sido una suerte de epicentro de los negocios globales, por un factor en especial: la confianza.

En todo el mundo o prácticamente en cualquier parte, cuando de llegar a tratos financieros, económicos o comerciales se trata, las personas, los gobiernos y las empresas, solían mostrar confianza cuando se trataba de un trato hecho con Estados Unidos, sabiendo de su puntualidad, la precisión que tienen en lo que acuerdan y muy especialmente de lo referente a cumplir aquello en lo que quedaban.

Sin embargo, con Donald Trump como presidente de nuestro vecino del norte, las cosas han cambiado y no sólo para México, para todo el mundo, ya que queriendo demostrar a toda costa la hegemonía de Washington, no ha vacilado sobre hostigar, amenazar e imponer medidas coercitivas para amedrentar a otras naciones y conseguir que hagan lo que él quiere que hagan, algo que no siempre consigue, pero invariablemente intenta, como el gran bully global en que se ha constituido.

El mandatario estadounidense no se toca el corazón si de incumplir acuerdos internacionales signados por Estados Unidos se trata. Hemos sabido en los meses recientes, cómo ha impuesto aranceles a productos que importa de China por un valor de 200 mil millones de dólares y ahora amenaza con hacer eso mismo con más mercancías provenientes de la nación asiática, ahora con un valor de 325 mil millones de dólares.

Con tales medidas, viola acuerdos a los que llegaron ambas naciones en materia comercial desde hace ya muchos años, por los que centenares de empresas estadounidenses optaron por instalar en China sus plantas productoras, desde las que comercializan sus productos en todo el mundo, incluyendo Estados Unidos, país en el que actualmente los hogares están teniendo que gastar más de 800 dólares extra por año, para cubrir los costos extra que hay en los productos que compran debido a los aranceles impuestos por Trump, cuya intención original era “castigar” a China por su fuerte superávit comercial, pero termina por erosionar la economía de las empresas y los hogares de su propio país.

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre