Por: Manuel Guadarrama
Hace casi un año, en febrero de 2020 el Ejecutivo atacó a los órganos autónomos y a la sociedad civil. Parece que la agenda no da para preocupaciones más importantes como la salud, educación o inversión. En aquella ocasión mencioné que el Gobierno aún estaba a tiempo para dejar de erosionar y destruir lo que tanto ha costado crear: un sistema de pesos y contrapesos que beneficia a los mexicanos. Pero no es así, el presidente anunció que trabaja en una iniciativa para “absorber” a los órganos (incómodos) autónomos.
Si uno escucha los argumentos planteados, por un instante parecen tener sentido. Si además se dicen una y otra vez con la obstinada creencia de que los órganos autónomos o reguladores no funcionan, qué son gobiernos paralelos para las élites privilegiadas y que son muy costosos, parece que lo mejor sería eliminarlos. Independientemente de si se está a favor o en contra hay que ser claros: esos argumentos son falsos.
Los órganos autónomos funcionan. En materia electoral el Instituto Federal Electoral (IFE), ahora INE, cuidó que se respetara la voluntad popular y fungió como árbitro del sistema electoral. Hasta ahora, nos ha dado transiciones de poder en los años 1997, 2000, 2012 y 2018. El próximo 6 de junio habrá elecciones, cuidar al INE es cuidar las próximas elecciones en donde se disputarán más de 20 mil puestos a nivel nacional.
El Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) se transformó en el INAI (Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales). La transparencia por sí misma no puede acabar con la corrupción, pero si es un elemento indispensable para combatirla. Gracias a la labor del órgano garante de acceso a la información se pudo exhibir (y en algunos casos combatir) casos como el de la Casa Blanca, la Estafa Maestra, las Empresas Fantasma. Un largo listado que terminó por impulsar el discurso de combate a la corrupción en 2018.
Lo mismo podemos decir en el caso de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) que tan solo en un año impuso 156 multas por un monto total de $389.06 millones de pesos. La imposición de sanciones por prácticas anticompetitivas es importante, pero aún más importante son los pronunciamientos que este órgano ha hecho sobre importación de gasolinas y sobre la disparidad que existe en el comercio de alimentos y bebidas para que los pequeños proveedores puedan defenderse con oportunidad frente al poder de las grandes cadenas, cuestión que afecta nuestro bolsillo directamente.
Solo como último dato, en la conferencia mañanera se dijo que la Cofece y su titular defendió a las Afores, en contra de la iniciativa apoyada por el Ejecutivo para ponerles un tope. Esto también es falso, la recomendación de este órgano es que regular las comisiones es necesario y está plenamente justificado. Establecerlo en ley lo vuelve inflexible y quien lo debe regular es la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro que en última instancia está a cargo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Para este 2021 el presupuesto otorgado a todos los órganos autónomos no representa ni el 1% del Presupuesto de Egresos de la Federación.
En una relación costo beneficio, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) señaló que “por cada peso que se destina al Instituto para su operación, la labor de este órgano regulador genera beneficios por 47 pesos”.
Así podríamos analizar caso por caso la labor de los órganos autónomos. En los que el balance sin duda es favorable. Desde luego los órganos, reformas y políticas públicas mencionadas son perfectibles. Corregir es la solución, eliminarlos no traerá ningún beneficio y si muchos daños. Si algo aprendimos en las elecciones de Estados Unidos es que las instituciones no se defienden solas. Propongamos y construyamos, evitemos ataques que destruyen.
Coordinador de Gobierno y finanzas del IMCO.
@ManuGuadarrama