/ lunes 30 de septiembre de 2019

Conociendo a Gladiola Orozco

Por: Ana María Longi

Innegable... A Gladiola Orozco, la amamos todos.. En primer lugar, la Danza Mexicana del Siglo XX y XXI, junto con su público, el más privilegiado. Especialmente, cuando ella como bailarina, decidió liberarse de ciertos arquetipos limitados, imponiendo un estilo propio y altamente evolucionado dentro de sus coreografías. Etapa, en la que la cultura del país reconoció su liderazgo, gracias al desarrollo de su ejemplar perseverancia.

Logrando, ser admirada como autora de una expresión que sin negar reconocimiento y respeto hacia figuras como Josefina Lavalle; Guillermina Bravo, Carlos Gaona, Enrique Martínez o de las hermanas Campobello; definió, al mismo tiempo, una propuesta propia, en la que, no sólo se exaltan nuestros más auténticos orígenes, sino que estos aparecen transformados, en valores artísticos internacionales; al unificar en todas sus obras: Coreografía, teatro, música, iluminación, movimiento, vestuario, guiones literarios, tradiciones, etcétera; y en los cuales, siempre se agregan los poéticos toques surrealistas, del inmortal Michel Descombey.

Y cuando hablamos de amor, es, porque hace apenas unas horas, Gladiola Orozco, fue ovacionada con cariño, en el foro del famoso auditorio "La Caja"; ubicado en la histórica Ex-Esmeralda, de San Fernando 14. Allí, sus numerosísimos alumnos, sus colegas, como el director del Ceprodac, bailarín y coreógrafo Marco Antonio Silva, volvieron una vez más a mimarla, dentro de un gran homenaje que resultó conmovedor hasta las lágrimas. Allí, Gladiola expresó los valores de su carrera con una frase única: "La Danza ha sido mi oxígeno de vida, mi luz"; al participar en el conversatorio Andanza del programa Testimoniales, que organiza justamente el Centro de Producción de Danza Contemporánea, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

La precursora del "Coreodrama" aseguró; que la danza se convirtió en su pasión "y en un reto sin límites, que de tan maravilloso y excepcional, la entrega tenía que ser única, especial, sin derecho a fatigas. Porque en aquella etapa, no había más que abrir bien los ojos, escuchar con claridad y entrenar de una manera incondicional y auténtica". Luego habló de su separación del Ballet Nacional, aceptando haber tenido el honor de convertirse en el brazo derecho de Guillermina Bravo, con quien aprendió "a danzar, a hacer trámites, a vencer y, a no ceder". Naciendo así, Ballet Independiente, bajo la dirección de Raúl Flores Canelo y Fredy Romero, como maestro. Y más tarde, fundaría el inolvidable: "Ballet Teatro del Espacio", al lado de Michel Descombey, dirigido por ambos durante más de 40 años y cuya desaparición "fue una de las etapas más difíciles de mi vida". Exponiendo, igualmente, lo trascendente que fue para ella, tomar clases de música y literatura con la escritora y dramaturga Luisa Josefina Hernández.

Y mientras, Marco Antonio Silva, expresaba: "Le debo mucho a Gladiola Orozco"; los bailarines citaron a colegas fundadores de Ballet Teatro del Espacio como: Victoria Louise, Yolanda Barón, Grisel Silva, Aisha Cruz, Malinka González, Angélica Bazán, Lucero Olvera, Illiana Zárate y Adriana Barbosa; y a bailarines como David Ocaranza, César Reyes, Jesús Alcántara, Martín Collazo, Rogelio Landa, Héctor Liceaga, Gabriel Martínez, Pedro González, Oscar Santamaría, Rodolfo Sánchez, Enrique Guzmán, José Luis Ibarra Limones; sumándose nombres de una primera generación de bailarines como Solange Lebourges, Jessica Sandoval, Javier Salazar, Beatriz Madrid, Marcos Rossi, Victoria Camero y Helmar álvarez, bailando La ópera Descuartizada, El Miedo, Pavana para un Amor Muerto, El Ché, Nureyev, La Sábana, Carmen, La Silfide y muchas más.

Un beso... Y hasta la próxima charla.

Por: Ana María Longi

Innegable... A Gladiola Orozco, la amamos todos.. En primer lugar, la Danza Mexicana del Siglo XX y XXI, junto con su público, el más privilegiado. Especialmente, cuando ella como bailarina, decidió liberarse de ciertos arquetipos limitados, imponiendo un estilo propio y altamente evolucionado dentro de sus coreografías. Etapa, en la que la cultura del país reconoció su liderazgo, gracias al desarrollo de su ejemplar perseverancia.

Logrando, ser admirada como autora de una expresión que sin negar reconocimiento y respeto hacia figuras como Josefina Lavalle; Guillermina Bravo, Carlos Gaona, Enrique Martínez o de las hermanas Campobello; definió, al mismo tiempo, una propuesta propia, en la que, no sólo se exaltan nuestros más auténticos orígenes, sino que estos aparecen transformados, en valores artísticos internacionales; al unificar en todas sus obras: Coreografía, teatro, música, iluminación, movimiento, vestuario, guiones literarios, tradiciones, etcétera; y en los cuales, siempre se agregan los poéticos toques surrealistas, del inmortal Michel Descombey.

Y cuando hablamos de amor, es, porque hace apenas unas horas, Gladiola Orozco, fue ovacionada con cariño, en el foro del famoso auditorio "La Caja"; ubicado en la histórica Ex-Esmeralda, de San Fernando 14. Allí, sus numerosísimos alumnos, sus colegas, como el director del Ceprodac, bailarín y coreógrafo Marco Antonio Silva, volvieron una vez más a mimarla, dentro de un gran homenaje que resultó conmovedor hasta las lágrimas. Allí, Gladiola expresó los valores de su carrera con una frase única: "La Danza ha sido mi oxígeno de vida, mi luz"; al participar en el conversatorio Andanza del programa Testimoniales, que organiza justamente el Centro de Producción de Danza Contemporánea, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

La precursora del "Coreodrama" aseguró; que la danza se convirtió en su pasión "y en un reto sin límites, que de tan maravilloso y excepcional, la entrega tenía que ser única, especial, sin derecho a fatigas. Porque en aquella etapa, no había más que abrir bien los ojos, escuchar con claridad y entrenar de una manera incondicional y auténtica". Luego habló de su separación del Ballet Nacional, aceptando haber tenido el honor de convertirse en el brazo derecho de Guillermina Bravo, con quien aprendió "a danzar, a hacer trámites, a vencer y, a no ceder". Naciendo así, Ballet Independiente, bajo la dirección de Raúl Flores Canelo y Fredy Romero, como maestro. Y más tarde, fundaría el inolvidable: "Ballet Teatro del Espacio", al lado de Michel Descombey, dirigido por ambos durante más de 40 años y cuya desaparición "fue una de las etapas más difíciles de mi vida". Exponiendo, igualmente, lo trascendente que fue para ella, tomar clases de música y literatura con la escritora y dramaturga Luisa Josefina Hernández.

Y mientras, Marco Antonio Silva, expresaba: "Le debo mucho a Gladiola Orozco"; los bailarines citaron a colegas fundadores de Ballet Teatro del Espacio como: Victoria Louise, Yolanda Barón, Grisel Silva, Aisha Cruz, Malinka González, Angélica Bazán, Lucero Olvera, Illiana Zárate y Adriana Barbosa; y a bailarines como David Ocaranza, César Reyes, Jesús Alcántara, Martín Collazo, Rogelio Landa, Héctor Liceaga, Gabriel Martínez, Pedro González, Oscar Santamaría, Rodolfo Sánchez, Enrique Guzmán, José Luis Ibarra Limones; sumándose nombres de una primera generación de bailarines como Solange Lebourges, Jessica Sandoval, Javier Salazar, Beatriz Madrid, Marcos Rossi, Victoria Camero y Helmar álvarez, bailando La ópera Descuartizada, El Miedo, Pavana para un Amor Muerto, El Ché, Nureyev, La Sábana, Carmen, La Silfide y muchas más.

Un beso... Y hasta la próxima charla.