/ lunes 27 de julio de 2020

Consensos sí, chantajes no

En esta Cuarta Transformación, una exigencia de la ciudadanía ha sido la de dignificar la actividad política, así como el trabajo legislativo. Hoy, como nunca antes, los intereses nacionales son los intereses de los legisladores.


Ese fue el compromiso de campaña y es el mismo que día a día hemos ido cumpliendo, con la plena convicción y el orgullo de que por primera vez tenemos un Congreso en donde, de forma democrática, nuestro actuar refleja la voluntad del pueblo.


Con la mayoría que hoy tenemos, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores hemos logrado concretar nueve reformas constitucionales, 22 leyes nuevas y 180 reformas a la legislación vigente.


Los morenistas podríamos imponer una mayoría simple, sin necesidad de debates ni consultas, pero hay muchas reformas, sobre todo constitucionales, que requieren de mayoría calificada; y aunque no fuera así, nosotros no somos como la oposición cuando era gobierno. A diferencia de su actuar autoritario, hemos decidido responder a la voluntad ciudadana, y por ello se ha instaurado el parlamento abierto, en el cual se oyen las voces de todos los involucrados en el proceso político y de creación de las leyes. Existen audiencias públicas, se escucha a todos y se atienden sus planteamientos y razonamientos.


La legislación que hemos concretado en estos dos años de trabajo, ha sido votada por consenso, y ha tomado en cuenta las ideas de la oposición cuando nos ha parecido que pueden convenir al proyecto nacional, para perfeccionar las propuestas legislativas en beneficio de todas y todos los mexicanos.


Como fracción parlamentaria, nos hemos conducido con una honorabilidad que no siempre ha sido correspondida por la oposición. Un claro ejemplo de ello fue la negativa de tratar –en el periodo extraordinario de la semana pasada– el tema de las modificaciones a la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.


Dicha iniciativa fue debatida en parlamento abierto, y dio como resultado la propuesta original de reformar los artículos 21 y 58; se logró consenso respecto a requerir la autorización de la Cámara de Diputados, en tanto las adecuaciones presupuestales representen más del tres por ciento del gasto programable. Si el presidente así lo dispusiera, podría llevar a cabo las modificaciones presupuestales a su antojo, pero por supuesto que NO lo quiere así, y solicita un marco jurídico que dé pleno sustento legal a sus actuaciones. El presidente lo ha reiterado y demostrado una y otra vez: Nosotros no somos iguales.


No obstante los consensos alcanzados y la pertinencia de estas reformas, la oposición se negó a incluirlas en la discusión para el segundo periodo extraordinario de sesiones, con el pretexto de que también tendría que discutirse la propuesta del ingreso mínimo vital, la cual hasta el momento no parece viable, puesto que con las ayudas sociales se distribuyen recursos a más de 70 millones de mexicanos. El ingreso mínimo ya lo estamos ejecutando desde que los programas sociales benefician a la gente más vulnerable de nuestro país.


Los programas sociales son el ingreso mínimo vital que por tanto tiempo el pueblo estuvo esperando y nunca se le concedió. Ahora la oposición propone hacer lo que ellos jamás dieron a los más pobres. Privan la demagogia y la resistencia a los proyectos de la Cuarta Transformación.


Con la excusa de la inclusión del tema del salario mínimo vital, la oposición –que votó en contra de las modificaciones al 4o constitucional, que garantiza ayuda para los más necesitados– hoy abusa del mecanismo de mayoría calificada que se requiere en la Comisión Permanente, y decide votar en contra de tratar varios temas en el segundo periodo extraordinario de sesiones en la Cámara de Diputados.


No hay traición alguna por parte de los legisladores, solo una imposibilidad numérica en las curules senatoriales que nos ha impedido lograr las mayorías necesarias. Sabemos que la modificación a la Ley de Presupuesto es impostergable, pero no podemos ceder a caprichos y chantajes, carentes de toda fundamentación objetiva y corresponsable. Los legisladores de Morena estamos construyendo un Estado de Derecho, y si para ello debemos esperarnos a septiembre, así lo haremos. Consensos Sí, Chantajes No.




Diputada Federal Coordinadora Temática de Economía del Grupo Parlamentario de Morena

https://www.facebook.com/angeleshuertadip/

@gelahuerta



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En esta Cuarta Transformación, una exigencia de la ciudadanía ha sido la de dignificar la actividad política, así como el trabajo legislativo. Hoy, como nunca antes, los intereses nacionales son los intereses de los legisladores.


Ese fue el compromiso de campaña y es el mismo que día a día hemos ido cumpliendo, con la plena convicción y el orgullo de que por primera vez tenemos un Congreso en donde, de forma democrática, nuestro actuar refleja la voluntad del pueblo.


Con la mayoría que hoy tenemos, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores hemos logrado concretar nueve reformas constitucionales, 22 leyes nuevas y 180 reformas a la legislación vigente.


Los morenistas podríamos imponer una mayoría simple, sin necesidad de debates ni consultas, pero hay muchas reformas, sobre todo constitucionales, que requieren de mayoría calificada; y aunque no fuera así, nosotros no somos como la oposición cuando era gobierno. A diferencia de su actuar autoritario, hemos decidido responder a la voluntad ciudadana, y por ello se ha instaurado el parlamento abierto, en el cual se oyen las voces de todos los involucrados en el proceso político y de creación de las leyes. Existen audiencias públicas, se escucha a todos y se atienden sus planteamientos y razonamientos.


La legislación que hemos concretado en estos dos años de trabajo, ha sido votada por consenso, y ha tomado en cuenta las ideas de la oposición cuando nos ha parecido que pueden convenir al proyecto nacional, para perfeccionar las propuestas legislativas en beneficio de todas y todos los mexicanos.


Como fracción parlamentaria, nos hemos conducido con una honorabilidad que no siempre ha sido correspondida por la oposición. Un claro ejemplo de ello fue la negativa de tratar –en el periodo extraordinario de la semana pasada– el tema de las modificaciones a la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.


Dicha iniciativa fue debatida en parlamento abierto, y dio como resultado la propuesta original de reformar los artículos 21 y 58; se logró consenso respecto a requerir la autorización de la Cámara de Diputados, en tanto las adecuaciones presupuestales representen más del tres por ciento del gasto programable. Si el presidente así lo dispusiera, podría llevar a cabo las modificaciones presupuestales a su antojo, pero por supuesto que NO lo quiere así, y solicita un marco jurídico que dé pleno sustento legal a sus actuaciones. El presidente lo ha reiterado y demostrado una y otra vez: Nosotros no somos iguales.


No obstante los consensos alcanzados y la pertinencia de estas reformas, la oposición se negó a incluirlas en la discusión para el segundo periodo extraordinario de sesiones, con el pretexto de que también tendría que discutirse la propuesta del ingreso mínimo vital, la cual hasta el momento no parece viable, puesto que con las ayudas sociales se distribuyen recursos a más de 70 millones de mexicanos. El ingreso mínimo ya lo estamos ejecutando desde que los programas sociales benefician a la gente más vulnerable de nuestro país.


Los programas sociales son el ingreso mínimo vital que por tanto tiempo el pueblo estuvo esperando y nunca se le concedió. Ahora la oposición propone hacer lo que ellos jamás dieron a los más pobres. Privan la demagogia y la resistencia a los proyectos de la Cuarta Transformación.


Con la excusa de la inclusión del tema del salario mínimo vital, la oposición –que votó en contra de las modificaciones al 4o constitucional, que garantiza ayuda para los más necesitados– hoy abusa del mecanismo de mayoría calificada que se requiere en la Comisión Permanente, y decide votar en contra de tratar varios temas en el segundo periodo extraordinario de sesiones en la Cámara de Diputados.


No hay traición alguna por parte de los legisladores, solo una imposibilidad numérica en las curules senatoriales que nos ha impedido lograr las mayorías necesarias. Sabemos que la modificación a la Ley de Presupuesto es impostergable, pero no podemos ceder a caprichos y chantajes, carentes de toda fundamentación objetiva y corresponsable. Los legisladores de Morena estamos construyendo un Estado de Derecho, y si para ello debemos esperarnos a septiembre, así lo haremos. Consensos Sí, Chantajes No.




Diputada Federal Coordinadora Temática de Economía del Grupo Parlamentario de Morena

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