/ lunes 15 de agosto de 2022

Consulta ciudadana: ¿participar o denunciar?

Llevamos una semana desde que comenzó el proceso de consulta del Plan General y el Programa de Ordenamiento Territorial; sin embargo, al intentar avanzar en el estudio y revisión de los documentos, la ciudadanía ha encontrado muchas irregularidades y otras cosas que además de causar confusión y molestia, hace que se pregunten seriamente si deben permitir que esos documentos con imprecisiones sean pilar del desarrollo de la Ciudad a largo plazo, de concretarse tal como se plantea la consulta.

A esta altura, se ha creado una ruta alterna a la “oficial”; mientras el Instituto de Planeación anuncia actividades en su página de internet sin aclarar la convocatoria, ni especificar donde se realizarán, si son parte de la capacitación que debió comenzar hace tiempo, o son ejercicios para emitir opinión. Por otro lado, la ciudadanía se organiza para revisar de manera independiente en sus colonias los documentos a la luz de sus necesidades, para estar en posibilidad de opinar y participar.

Muchos ciudadanos concluyen que el proceso y los documentos contradicen la Constitución y la Ley, pues han encontrado entre otras cosas omisiones, errores y proyecciones que no tienen sustento real, y así lo reconocen los proyectos al señalar que no hay información oficial confiable para tomarla como base.

Si hubieran atendido una de las propuestas que presenté ante el Congreso hace unos meses, por lo menos hoy tendríamos una de las plataformas de SEDUVI actualizada con datos del INEGI hasta el año 2020, y fuera una herramienta para suplir la falta del Sistema de Información que debería tener el Instituto de Planeación. Aunque lamentablemente eso no subsanaría las demás irregularidades

A pesar de las prórrogas y el intento fatal de hace un año, dicen los vecinos que al parecer la autoridad no aprende de sus errores, por el contrario, hace oficial la invitación a cometer actos ilegales llamando a participar en esta consulta; pues la simple convocatoria comete una ilegalidad al incumplir el término establecido para que el Plan entre en vigor, ya que el Instituto propone que la consulta se extienda poco más de tres meses después de esa fecha.

Considerar la participación de todas las personas en la planeación y proyección de nuestra Ciudad a 20 años, era considerado uno de los ejercicios democráticos más importantes que ganamos como CDMX, sin embargo, la serie de errores que entrampan la participación y diluye su importancia, demeritan este proceso.

En consecuencia, los vecinos señalan que la consulta los deja entre la espada y la pared; pues al participar, es consentir y solapar que las autoridades no cumplan con lo que exige la Ley, y serian cómplices; y por otro lado, no involucrarse en el proceso de participación ciudadana, es un acto irresponsable por no atender sus obligaciones con la Ciudad.

Una de las omisiones más graves del proyecto fue no “identificar los problemas públicos en conjunto con la ciudadanía”, pues el documento dice que esa etapa está en proceso.

Pero entonces ¿Cuál es la base de la Planeación y proyección de metas si no sabemos cuál es la prioridad de la ciudadanía? ¿Cómo plantear soluciones a un problema aún no identificado?

Por si fuera poco, no se han hecho públicos los lineamientos para la participación y consideración de las opiniones; tampoco se ha constituido el Consejo Ciudadano del instituto; y pareciera que el método fuera “prueba y error”, pues apuesta por corregir sobre la marcha o hacer las cosas a modo, aunque nuevamente se ponga en riesgo el proceso.

Se le olvidó a la autoridad que “la forma es fondo” y en consecuencia la ciudadanía quiere denunciar lo ilegal, que además es una omisión, responsabilidad de algún o algunos servidores públicos.

Llevamos una semana desde que comenzó el proceso de consulta del Plan General y el Programa de Ordenamiento Territorial; sin embargo, al intentar avanzar en el estudio y revisión de los documentos, la ciudadanía ha encontrado muchas irregularidades y otras cosas que además de causar confusión y molestia, hace que se pregunten seriamente si deben permitir que esos documentos con imprecisiones sean pilar del desarrollo de la Ciudad a largo plazo, de concretarse tal como se plantea la consulta.

A esta altura, se ha creado una ruta alterna a la “oficial”; mientras el Instituto de Planeación anuncia actividades en su página de internet sin aclarar la convocatoria, ni especificar donde se realizarán, si son parte de la capacitación que debió comenzar hace tiempo, o son ejercicios para emitir opinión. Por otro lado, la ciudadanía se organiza para revisar de manera independiente en sus colonias los documentos a la luz de sus necesidades, para estar en posibilidad de opinar y participar.

Muchos ciudadanos concluyen que el proceso y los documentos contradicen la Constitución y la Ley, pues han encontrado entre otras cosas omisiones, errores y proyecciones que no tienen sustento real, y así lo reconocen los proyectos al señalar que no hay información oficial confiable para tomarla como base.

Si hubieran atendido una de las propuestas que presenté ante el Congreso hace unos meses, por lo menos hoy tendríamos una de las plataformas de SEDUVI actualizada con datos del INEGI hasta el año 2020, y fuera una herramienta para suplir la falta del Sistema de Información que debería tener el Instituto de Planeación. Aunque lamentablemente eso no subsanaría las demás irregularidades

A pesar de las prórrogas y el intento fatal de hace un año, dicen los vecinos que al parecer la autoridad no aprende de sus errores, por el contrario, hace oficial la invitación a cometer actos ilegales llamando a participar en esta consulta; pues la simple convocatoria comete una ilegalidad al incumplir el término establecido para que el Plan entre en vigor, ya que el Instituto propone que la consulta se extienda poco más de tres meses después de esa fecha.

Considerar la participación de todas las personas en la planeación y proyección de nuestra Ciudad a 20 años, era considerado uno de los ejercicios democráticos más importantes que ganamos como CDMX, sin embargo, la serie de errores que entrampan la participación y diluye su importancia, demeritan este proceso.

En consecuencia, los vecinos señalan que la consulta los deja entre la espada y la pared; pues al participar, es consentir y solapar que las autoridades no cumplan con lo que exige la Ley, y serian cómplices; y por otro lado, no involucrarse en el proceso de participación ciudadana, es un acto irresponsable por no atender sus obligaciones con la Ciudad.

Una de las omisiones más graves del proyecto fue no “identificar los problemas públicos en conjunto con la ciudadanía”, pues el documento dice que esa etapa está en proceso.

Pero entonces ¿Cuál es la base de la Planeación y proyección de metas si no sabemos cuál es la prioridad de la ciudadanía? ¿Cómo plantear soluciones a un problema aún no identificado?

Por si fuera poco, no se han hecho públicos los lineamientos para la participación y consideración de las opiniones; tampoco se ha constituido el Consejo Ciudadano del instituto; y pareciera que el método fuera “prueba y error”, pues apuesta por corregir sobre la marcha o hacer las cosas a modo, aunque nuevamente se ponga en riesgo el proceso.

Se le olvidó a la autoridad que “la forma es fondo” y en consecuencia la ciudadanía quiere denunciar lo ilegal, que además es una omisión, responsabilidad de algún o algunos servidores públicos.