/ lunes 25 de julio de 2022

Continuar el obradorismo

Los contundentes triunfos en los comicios por las gubernaturas en 2021 y hace poco en el 2022, sigue siendo gracias a la enorme influencia que tiene el Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero más allá de la figura presidencial, lo que significa el obradorismo es lo que impulsa a la gente a votar por Morena, esto aunado a la coalición con los partidos políticos locales, las organizaciones sociales vivas, las universidades, son ellos quienes realmente tienen la estructura en el territorio, listos para ser congregados e inspirados con la marca Morena.


Aunque para algunos la efervescencia de la sucesión presidencial es lejana, pareciera que nos encontráramos en una recta final a toda velocidad, cuando realmente es una pasarela de definiciones y de compromisos políticos que ya comienzan a escenificarse como parto, incipientes inclinaciones para uno y otro de los tres principales personajes que podrían suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador.


En nuestra experiencia en todo el territorio nacional, la gente se identifica con quien tenga el mayor arraigo, identidad originaria y afectos del presidente Andrés Manuel López Obrador, no en una masiva campaña fotográfica que están exhibiendo, sacadas y añejadas para aparentar o ser las que identifiquen con mayor antigüedad en el movimiento. Eso no es un factor.


La realidad es que desde el acento, la idiosincrasia, y la visión de un político sensible y que ha acompañado al Obradorismo desde su primera infancia, recaen todos en la figura de Adán Augusto López Hernández, hoy principal responsable de la política interior del país, además de ser el hombre de la más alta cercanía y confianza del presidente, entendamos el mensaje, ES SU PAISANO, esta no es una distinción simplona, es una enorme referencia que garantiza la continuidad del proyecto de transformación no solamente al 2024, sino al 2030 y sucesivos sexenios.


Su elocuencia natural, inteligencia, pero al mismo tiempo la seriedad y madurez política, hacen la coincidencia perfecta más allá del discurso que usaron algunos en campañas políticas. Lo de Adán Augusto es lo más cercano a la realidad, en otras palabras, es un clon vigorizado de la doctrina obradorista que escenifica lo que muchos dicen: “un López x otro López”. En qué mejores manos, de confianza y de seguridad, para entregar ese enorme legado de décadas de lucha que en las de uno de los constructores del Obradorismo, que conocen y saben cómo y qué debe hacerse para la posteridad en el ejercicio del poder de una Cuarta Transformación en el 2024.


El obradorismo es la filosofía ideológica que sostiene a la Cuarta Transformación, y Adán Augusto López Hernández puede conformar y liderar en el 2024 a un gobierno que dé continuidad al proyecto añorado de transformación para nuestro país; él puede integrar a todos los liderazgos del movimiento sin fracturas, sin divisiones y sin traiciones. Eso hoy nadie lo podría lograr por sus propias características.


El obradorismo no se puede comparar con un simple sexenio por los apellidos del gobernante en turno, este tiene la trascendencia de una gran escuela política, perdurable para evitar el regreso de los conservadores, sin dejar espacio alguno. Es por ello que a lo largo y ancho de la República Mexicana se está convocando para que se continúe el proyecto obradorista y que éste sea transexenal de la mano de Adán.

Los contundentes triunfos en los comicios por las gubernaturas en 2021 y hace poco en el 2022, sigue siendo gracias a la enorme influencia que tiene el Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero más allá de la figura presidencial, lo que significa el obradorismo es lo que impulsa a la gente a votar por Morena, esto aunado a la coalición con los partidos políticos locales, las organizaciones sociales vivas, las universidades, son ellos quienes realmente tienen la estructura en el territorio, listos para ser congregados e inspirados con la marca Morena.


Aunque para algunos la efervescencia de la sucesión presidencial es lejana, pareciera que nos encontráramos en una recta final a toda velocidad, cuando realmente es una pasarela de definiciones y de compromisos políticos que ya comienzan a escenificarse como parto, incipientes inclinaciones para uno y otro de los tres principales personajes que podrían suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador.


En nuestra experiencia en todo el territorio nacional, la gente se identifica con quien tenga el mayor arraigo, identidad originaria y afectos del presidente Andrés Manuel López Obrador, no en una masiva campaña fotográfica que están exhibiendo, sacadas y añejadas para aparentar o ser las que identifiquen con mayor antigüedad en el movimiento. Eso no es un factor.


La realidad es que desde el acento, la idiosincrasia, y la visión de un político sensible y que ha acompañado al Obradorismo desde su primera infancia, recaen todos en la figura de Adán Augusto López Hernández, hoy principal responsable de la política interior del país, además de ser el hombre de la más alta cercanía y confianza del presidente, entendamos el mensaje, ES SU PAISANO, esta no es una distinción simplona, es una enorme referencia que garantiza la continuidad del proyecto de transformación no solamente al 2024, sino al 2030 y sucesivos sexenios.


Su elocuencia natural, inteligencia, pero al mismo tiempo la seriedad y madurez política, hacen la coincidencia perfecta más allá del discurso que usaron algunos en campañas políticas. Lo de Adán Augusto es lo más cercano a la realidad, en otras palabras, es un clon vigorizado de la doctrina obradorista que escenifica lo que muchos dicen: “un López x otro López”. En qué mejores manos, de confianza y de seguridad, para entregar ese enorme legado de décadas de lucha que en las de uno de los constructores del Obradorismo, que conocen y saben cómo y qué debe hacerse para la posteridad en el ejercicio del poder de una Cuarta Transformación en el 2024.


El obradorismo es la filosofía ideológica que sostiene a la Cuarta Transformación, y Adán Augusto López Hernández puede conformar y liderar en el 2024 a un gobierno que dé continuidad al proyecto añorado de transformación para nuestro país; él puede integrar a todos los liderazgos del movimiento sin fracturas, sin divisiones y sin traiciones. Eso hoy nadie lo podría lograr por sus propias características.


El obradorismo no se puede comparar con un simple sexenio por los apellidos del gobernante en turno, este tiene la trascendencia de una gran escuela política, perdurable para evitar el regreso de los conservadores, sin dejar espacio alguno. Es por ello que a lo largo y ancho de la República Mexicana se está convocando para que se continúe el proyecto obradorista y que éste sea transexenal de la mano de Adán.