/ martes 22 de octubre de 2019

Corporaciones policiacas bajo fuego

La exponencial e inaudita violencia que se vivió la semana pasada como el fallido operativo en Culiacán, Sinaloa; la masacre de 13 elementos de la policía estatal en Michoacán y el enfrentamiento que dejó 15 muertos en Guerrero, evidencia la vulnerabilidad de nuestra sociedad ante el amenazante crimen organizado.

Respecto a la detención y posterior liberación de Ovidio Guzmán, el hijo del ‘Chapo’, surgen varias interrogantes.

¿Se tomó la decisión correcta? ¿Vale más la vida de un civil que la de un delincuente? ¿Se evitó una masacre? ¿Existe un adecuado trabajo de inteligencia para determinar el grado de riesgo donde operan los cárteles? ¿Qué estrategia se diseñará para que las fuerzas del orden logren neutralizar a los sicarios?

Incuestionable que lo atestiguado por la ciudadanía en las horas de terror que se vivieron en Culiacán, explican cómo se encubó desde hace años el embrión de los grupos criminales alimentado por la corrupción, impunidad, incapacidad y contubernio de las autoridades del pasado que hoy se exculpan con sus críticas.

Para reflexionar sobre el papel de las corporaciones de seguridad frente a la ola de inseguridad es pertinente analizar los siguientes datos. La reciente encuesta del Inegi revela que siete de 10 mexicanos se sienten inseguros, particularmente las mujeres. En 24 ciudades del país, la percepción de inseguridad es del 80 y 90 por ciento.

Cerca de 77 mil agentes de seguridad no cuentan con certificado de confianza vigente y no cumplen con los requisitos legales para ser policías. De esta cifra, más de 28 mil policías reprobaron el examen de control y confianza. Datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

La ONU alerta sobre el incumplimiento de estándares para tener policías confiables y recomienda cuatro ejes para un buen desarrollo policial:

Servicio profesional de carrera. Contribuye a que los agentes tengan proyecto de vida y fortalece las instituciones. Profesionalización permanente y progresiva para desarrollar capacidades y habilidades. Certificación. Se adquieren conocimientos, destrezas, técnicas y habilidades policiales e identifica factores de riesgo en el desempeño de sus funciones. Régimen disciplinario. Favorece la vigilancia interna de las instituciones policiales, sanciones administrativas, además, estímulos y recompensas.

Lamentablemente el cumplimiento de estos objetivos ha sido prácticamente nulo, dejando desamparada a la ciudadanía, por lo cual es necesario que desde el Senado se exhorte al Ejecutivo revisar la estrategia de seguridad.


La exponencial e inaudita violencia que se vivió la semana pasada como el fallido operativo en Culiacán, Sinaloa; la masacre de 13 elementos de la policía estatal en Michoacán y el enfrentamiento que dejó 15 muertos en Guerrero, evidencia la vulnerabilidad de nuestra sociedad ante el amenazante crimen organizado.

Respecto a la detención y posterior liberación de Ovidio Guzmán, el hijo del ‘Chapo’, surgen varias interrogantes.

¿Se tomó la decisión correcta? ¿Vale más la vida de un civil que la de un delincuente? ¿Se evitó una masacre? ¿Existe un adecuado trabajo de inteligencia para determinar el grado de riesgo donde operan los cárteles? ¿Qué estrategia se diseñará para que las fuerzas del orden logren neutralizar a los sicarios?

Incuestionable que lo atestiguado por la ciudadanía en las horas de terror que se vivieron en Culiacán, explican cómo se encubó desde hace años el embrión de los grupos criminales alimentado por la corrupción, impunidad, incapacidad y contubernio de las autoridades del pasado que hoy se exculpan con sus críticas.

Para reflexionar sobre el papel de las corporaciones de seguridad frente a la ola de inseguridad es pertinente analizar los siguientes datos. La reciente encuesta del Inegi revela que siete de 10 mexicanos se sienten inseguros, particularmente las mujeres. En 24 ciudades del país, la percepción de inseguridad es del 80 y 90 por ciento.

Cerca de 77 mil agentes de seguridad no cuentan con certificado de confianza vigente y no cumplen con los requisitos legales para ser policías. De esta cifra, más de 28 mil policías reprobaron el examen de control y confianza. Datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

La ONU alerta sobre el incumplimiento de estándares para tener policías confiables y recomienda cuatro ejes para un buen desarrollo policial:

Servicio profesional de carrera. Contribuye a que los agentes tengan proyecto de vida y fortalece las instituciones. Profesionalización permanente y progresiva para desarrollar capacidades y habilidades. Certificación. Se adquieren conocimientos, destrezas, técnicas y habilidades policiales e identifica factores de riesgo en el desempeño de sus funciones. Régimen disciplinario. Favorece la vigilancia interna de las instituciones policiales, sanciones administrativas, además, estímulos y recompensas.

Lamentablemente el cumplimiento de estos objetivos ha sido prácticamente nulo, dejando desamparada a la ciudadanía, por lo cual es necesario que desde el Senado se exhorte al Ejecutivo revisar la estrategia de seguridad.