/ sábado 17 de octubre de 2020

Corresponsabilidad, ahora

Sumar esfuerzos entre dos o más personas en el marco de la corresponsabilidad (responsabilidad compartida) fomenta el trabajo en equipo y beneficia a los ámbitos de la vida social, familiar, laboral, económica, entre otros.

Veamos un ejemplo: En la familia de nuestros días de pandemia, el “lugar íntimo y privado”, atendiendo además de los conocidos “quehaceres cotidianos”, en el mismo espacio, el acceso a las plataformas educativas por el bien de los estudiantes y sumado al trabajo a distancia de los padres con el nuevo modelo laboral.

Otros aspectos que podrían estar “soportando” la estructura familiar son: cuidado de posibles enfermos, la ausencia parcial o total del ingreso familiar, prevención del contagio y sin afectar a otro miembro del núcleo, el incremento de la demanda en tecnologías en el hogar (computadoras, celular, internet, etc.). Cambios que autoridades y sociedad resuelven en unidad

En este núcleo social, compuesto por integrantes, qué aun siendo familia, son plurales en sus aspiraciones y ocupaciones, en un contexto de permanencia en casa el mayor tiempo por las recomendaciones sanitarias, hace que por momentos se tensen y estresen sus relaciones internas y surjan emociones y sentimientos inversos a la convivencia sana.

Sin duda presenta un área de retos y oportunidades donde la única solución viable ha de provenir de la empatía, resiliencia y corresponsabilidad. Es aceptado que la familia, es el punto de partida y fortalecimiento de los valores fundamentales; es la “cueva” allí donde se ejerce el afecto, cuidado y desarrollo de cada uno de sus integrantes. Se coincide que en ese panorama es viable como único camino, dentro de las buenas prácticas, adoptar un “protocolo de corresponsabilidad”, más allá de una “casa limpia y ordenada” o las satisfacciones de las necesidades básicas.

Expertos señalan que la corresponsabilidad “también es un proceso de aprendizaje”. Entonces, un valor de la buena práctica incluye adoptar en un momento determinado la expresión simbólica de “todo está en su lugar y momento”, en alusión al hecho de que todos los miembros han de contribuir al trabajo de la casa y hacerse de las herramientas necesarias, “sin distinción de género, dejando atrás prejuicios culturales que han mantenido ámbitos de responsabilidad separados y equívocos” para remontar el desafío.

El trabajo en equipo nos lleva a la comprensión que el fomento de la corresponsabilidad entre hombres y mujeres desde temprana edad en el hogar apoyaría en otras esferas de la vida ya como adultos. Ejemplos, en los espacios públicos, sectores empresarial y gubernamental. En México, en el gubernamental sus avances muestran evidencias en la igualdad de oportunidades, acotando discriminaciones por género. Volvamos a la responsabilidad compartida

En el tema económico imaginemos el potencial de aportación en los factores de la producción al tejido social y como premisa: “Porque, lo que importa no es llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo”. Recordemos conocida fórmula incluyente donde todos ganan: clientes, proveedores, acreedores, personal, medio ambiente, fisco, accionistas y empresa.

Concluyamos, la corresponsabilidad representa oportunidades únicas desde la contribución personal al grupo y a los retos de la pandemia y efectos adversos en la economía. Expertos la ubican como requerimiento de una nueva mentalidad comunitaria considerando que el “músculo social se ejercita óptimamente en equipo más que en forma individual”.

hazael.ruiz@hotmail.com

Sumar esfuerzos entre dos o más personas en el marco de la corresponsabilidad (responsabilidad compartida) fomenta el trabajo en equipo y beneficia a los ámbitos de la vida social, familiar, laboral, económica, entre otros.

Veamos un ejemplo: En la familia de nuestros días de pandemia, el “lugar íntimo y privado”, atendiendo además de los conocidos “quehaceres cotidianos”, en el mismo espacio, el acceso a las plataformas educativas por el bien de los estudiantes y sumado al trabajo a distancia de los padres con el nuevo modelo laboral.

Otros aspectos que podrían estar “soportando” la estructura familiar son: cuidado de posibles enfermos, la ausencia parcial o total del ingreso familiar, prevención del contagio y sin afectar a otro miembro del núcleo, el incremento de la demanda en tecnologías en el hogar (computadoras, celular, internet, etc.). Cambios que autoridades y sociedad resuelven en unidad

En este núcleo social, compuesto por integrantes, qué aun siendo familia, son plurales en sus aspiraciones y ocupaciones, en un contexto de permanencia en casa el mayor tiempo por las recomendaciones sanitarias, hace que por momentos se tensen y estresen sus relaciones internas y surjan emociones y sentimientos inversos a la convivencia sana.

Sin duda presenta un área de retos y oportunidades donde la única solución viable ha de provenir de la empatía, resiliencia y corresponsabilidad. Es aceptado que la familia, es el punto de partida y fortalecimiento de los valores fundamentales; es la “cueva” allí donde se ejerce el afecto, cuidado y desarrollo de cada uno de sus integrantes. Se coincide que en ese panorama es viable como único camino, dentro de las buenas prácticas, adoptar un “protocolo de corresponsabilidad”, más allá de una “casa limpia y ordenada” o las satisfacciones de las necesidades básicas.

Expertos señalan que la corresponsabilidad “también es un proceso de aprendizaje”. Entonces, un valor de la buena práctica incluye adoptar en un momento determinado la expresión simbólica de “todo está en su lugar y momento”, en alusión al hecho de que todos los miembros han de contribuir al trabajo de la casa y hacerse de las herramientas necesarias, “sin distinción de género, dejando atrás prejuicios culturales que han mantenido ámbitos de responsabilidad separados y equívocos” para remontar el desafío.

El trabajo en equipo nos lleva a la comprensión que el fomento de la corresponsabilidad entre hombres y mujeres desde temprana edad en el hogar apoyaría en otras esferas de la vida ya como adultos. Ejemplos, en los espacios públicos, sectores empresarial y gubernamental. En México, en el gubernamental sus avances muestran evidencias en la igualdad de oportunidades, acotando discriminaciones por género. Volvamos a la responsabilidad compartida

En el tema económico imaginemos el potencial de aportación en los factores de la producción al tejido social y como premisa: “Porque, lo que importa no es llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo”. Recordemos conocida fórmula incluyente donde todos ganan: clientes, proveedores, acreedores, personal, medio ambiente, fisco, accionistas y empresa.

Concluyamos, la corresponsabilidad representa oportunidades únicas desde la contribución personal al grupo y a los retos de la pandemia y efectos adversos en la economía. Expertos la ubican como requerimiento de una nueva mentalidad comunitaria considerando que el “músculo social se ejercita óptimamente en equipo más que en forma individual”.

hazael.ruiz@hotmail.com