/ lunes 16 de agosto de 2021

Crece la pandemia, crece la desigualdad

El Fondo Monetario Internacional mantienen sin cambio sus expectativas de que el PIB mundial podría alcanzar un 6%; sin embargo, ha matizado que las economías avanzadas podrían registrar una recuperación económica más rápida que los mercados emergentes y en desarrollo. El acceso desigual a vacunas es uno de los elementos esenciales para determinar dicha recuperación.

Como se ha comentado anteriormente en este espacio, si bien la vacuna no significa el fin de la pandemia, sí aumenta la posibilidad de reactivar la vida social y económica de los países, permitiéndoles poner en marcha proyectos comerciales, retomar inversiones y, en suma, recuperar la demanda.

Entonces, es lógico pensar que, cuanto más grandes sean las brechas de vacunación, más profundas serán las desigualdades que enfrentarán los países en los próximos años, perdiendo el trabajo de décadas en materia de bienestar, infraestructura, competitividad y educación.

En el caso de México, si bien la estrategia de vacunación ha sido lenta, también ha sido constante, lo que nos ha permitido mantener en marcha actividades no esenciales pero que sí dinamizan regiones del país, tal es el caso del comercio al por menor y el turismo, por ejemplo. Para la industrial, seguimos observando cuellos de botella en las cadenas de suministro que suponen escasez de algunos insumos, razón por la que hemos visto un despegue lento en el sector secundario.

La inflación generalizada seguirá siendo un reto para el Banco de México, lo cual no solo afecta a consumidores y productores, sino que reduce la tasa real de los bonos mexicanos del gobierno, haciéndolos menos atractivos para los inversionistas y generando salidas de capital.

Si bien esto suena alarmante, mientras México mantenga notas crediticias de grado de inversión, podría retener capitales; en otras palabras, la certidumbre que el gobierno mexicano sea capaz de transmitir, será clave para aminorar el impacto por la reducción en las tasas de gobierno. Desde luego, el respeto al Estado de Derecho es un elemento crucial.

En suma, no hay que perder de vista que estamos en una época de incertidumbre mundial y aversión al riesgo, que se alimenta con cada nueva ola de contagios, por lo que el trabajo macroeconómico y la planeación de cada país, afectará en los resultados de hoy y en los de la próxima década.

El Fondo Monetario Internacional mantienen sin cambio sus expectativas de que el PIB mundial podría alcanzar un 6%; sin embargo, ha matizado que las economías avanzadas podrían registrar una recuperación económica más rápida que los mercados emergentes y en desarrollo. El acceso desigual a vacunas es uno de los elementos esenciales para determinar dicha recuperación.

Como se ha comentado anteriormente en este espacio, si bien la vacuna no significa el fin de la pandemia, sí aumenta la posibilidad de reactivar la vida social y económica de los países, permitiéndoles poner en marcha proyectos comerciales, retomar inversiones y, en suma, recuperar la demanda.

Entonces, es lógico pensar que, cuanto más grandes sean las brechas de vacunación, más profundas serán las desigualdades que enfrentarán los países en los próximos años, perdiendo el trabajo de décadas en materia de bienestar, infraestructura, competitividad y educación.

En el caso de México, si bien la estrategia de vacunación ha sido lenta, también ha sido constante, lo que nos ha permitido mantener en marcha actividades no esenciales pero que sí dinamizan regiones del país, tal es el caso del comercio al por menor y el turismo, por ejemplo. Para la industrial, seguimos observando cuellos de botella en las cadenas de suministro que suponen escasez de algunos insumos, razón por la que hemos visto un despegue lento en el sector secundario.

La inflación generalizada seguirá siendo un reto para el Banco de México, lo cual no solo afecta a consumidores y productores, sino que reduce la tasa real de los bonos mexicanos del gobierno, haciéndolos menos atractivos para los inversionistas y generando salidas de capital.

Si bien esto suena alarmante, mientras México mantenga notas crediticias de grado de inversión, podría retener capitales; en otras palabras, la certidumbre que el gobierno mexicano sea capaz de transmitir, será clave para aminorar el impacto por la reducción en las tasas de gobierno. Desde luego, el respeto al Estado de Derecho es un elemento crucial.

En suma, no hay que perder de vista que estamos en una época de incertidumbre mundial y aversión al riesgo, que se alimenta con cada nueva ola de contagios, por lo que el trabajo macroeconómico y la planeación de cada país, afectará en los resultados de hoy y en los de la próxima década.