/ domingo 4 de agosto de 2019

Crímen

“EL NÚMERO DE MALHECHORES NO AUTORIZA EL CRÍMEN”.

Charles Dickens



Derivado de la gran cantidad de población, y de la actividad económica a que se prestan las grandes metrópolis, en todas ellas se da la presencia del crimen organizado: éstas son siempre atractivas para el crecimiento de grupos delincuenciales que se crecen al poder y habrá que abolir para continuar la vida en sociedad: Londres, París, Nueva York, Roma, Chicago, Los Ángeles… son solo algunos ejemplos de lo aquí planteado, ciudades que han sufrido capítulos de inseguridad justamente porque se han prestado al desarrollo de innumerables métodos y formas para hacer dinero ilegal.

¿Qué sucede ahora en esta CDMX? Hasta hace poco tiempo, era una de las ciudades con bajos índices delincuenciales, hoy la historia es diferente y, como en muchos otros sitios de este México lindo y querido, la delincuencia se ha instalado aquí y nos aqueja…

Si damos marcha atrás unos 20 años, recordemos la renovación de la policía capitalina, con cerca de 90 mil agentes, además de la implementación de medidas de organización y de tecnología para garantizar seguridad; posteriormente, se implementaron diversas herramientas tecnológicas, tareas de inteligencia, programas especializados, y se consideró ampliamente la percepción de la ciudadanía sobre la inseguridad: todo ello permitió que se redujeran los índices de desconfianza hacia “los polis”… Fue entonces cuando –como se ha hecho actualmente-, la Ciudad de México se dividió en cuadrantes con el objeto de reducir el tiempo de respuesta y dar eficiencia al patrullaje lo que a la vez permitió un contacto más estrecho entre la policía y sus ciudadanos; así, mientras la inseguridad fue penetrando en gran parte del país, los citadinos gozamos de cierta tranquilidad que se había venido perdiendo.

Inexplicablemente, al paso de los años el andamiaje en materia de seguridad -ya probado-, se fue perdiendo y paulatinamente la colaboración entre la policía y los diferentes sectores, la comunicación con los vecinos y la coordinación institucional y civil –que tanto había complicado la actividad delincuencial-, vino a la baja…

Hace apenas unos meses, con el cambio de gobierno se eligió una nueva administración bajo la certeza de que la seguridad se ha deteriorado hasta llegar a límites nunca antes vistos; este, de hecho, fue un tema álgido central en la campaña de la actual Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum: gran parte de su discurso giró en torno a este asunto, vital para los capitalinos que hasta la fecha no percibimos avance ni resultados… todo sigue igual…

La misma situación se da a nivel federal: el tiempo pasa y nomás no se ve avance alguno… los mismos policías, ahora ya corrompidos.

En las últimas semanas, diversos sucesos han alarmado ante la alta percepción de inseguridad: el secuestro y asesinato de jóvenes y los asesinatos en la Plaza Artz: los hechos reiteran que esta CDMX es igual o más insegura que cualquiera de las más inseguras de México; ha llegado la hora, como llegó en el pasado, de remontar la crisis y propiciar medidas que nos regresen esa anhelada tranquilidad.

Lo cierto es que, a partir de la experiencia de esta y todas las demás grandes ciudades que han padecido este cáncer social, no hay otra forma; es necesario unir fuerzas y participar todos: autoridades, policía y ciudadanos esta es la única ventana que propicia la reducción de incentivos y las oportunidades de los delincuentes.

Un tema que de ninguna manera se resuelve solo, y mucho menos “por decreto”. Hagámoslo pues, solo si requerimos la coordinación de las autoridades que para esto fueron elegidas y a muchos convencieron… Así sea!

gamogui@hotmail.com

“EL NÚMERO DE MALHECHORES NO AUTORIZA EL CRÍMEN”.

Charles Dickens



Derivado de la gran cantidad de población, y de la actividad económica a que se prestan las grandes metrópolis, en todas ellas se da la presencia del crimen organizado: éstas son siempre atractivas para el crecimiento de grupos delincuenciales que se crecen al poder y habrá que abolir para continuar la vida en sociedad: Londres, París, Nueva York, Roma, Chicago, Los Ángeles… son solo algunos ejemplos de lo aquí planteado, ciudades que han sufrido capítulos de inseguridad justamente porque se han prestado al desarrollo de innumerables métodos y formas para hacer dinero ilegal.

¿Qué sucede ahora en esta CDMX? Hasta hace poco tiempo, era una de las ciudades con bajos índices delincuenciales, hoy la historia es diferente y, como en muchos otros sitios de este México lindo y querido, la delincuencia se ha instalado aquí y nos aqueja…

Si damos marcha atrás unos 20 años, recordemos la renovación de la policía capitalina, con cerca de 90 mil agentes, además de la implementación de medidas de organización y de tecnología para garantizar seguridad; posteriormente, se implementaron diversas herramientas tecnológicas, tareas de inteligencia, programas especializados, y se consideró ampliamente la percepción de la ciudadanía sobre la inseguridad: todo ello permitió que se redujeran los índices de desconfianza hacia “los polis”… Fue entonces cuando –como se ha hecho actualmente-, la Ciudad de México se dividió en cuadrantes con el objeto de reducir el tiempo de respuesta y dar eficiencia al patrullaje lo que a la vez permitió un contacto más estrecho entre la policía y sus ciudadanos; así, mientras la inseguridad fue penetrando en gran parte del país, los citadinos gozamos de cierta tranquilidad que se había venido perdiendo.

Inexplicablemente, al paso de los años el andamiaje en materia de seguridad -ya probado-, se fue perdiendo y paulatinamente la colaboración entre la policía y los diferentes sectores, la comunicación con los vecinos y la coordinación institucional y civil –que tanto había complicado la actividad delincuencial-, vino a la baja…

Hace apenas unos meses, con el cambio de gobierno se eligió una nueva administración bajo la certeza de que la seguridad se ha deteriorado hasta llegar a límites nunca antes vistos; este, de hecho, fue un tema álgido central en la campaña de la actual Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum: gran parte de su discurso giró en torno a este asunto, vital para los capitalinos que hasta la fecha no percibimos avance ni resultados… todo sigue igual…

La misma situación se da a nivel federal: el tiempo pasa y nomás no se ve avance alguno… los mismos policías, ahora ya corrompidos.

En las últimas semanas, diversos sucesos han alarmado ante la alta percepción de inseguridad: el secuestro y asesinato de jóvenes y los asesinatos en la Plaza Artz: los hechos reiteran que esta CDMX es igual o más insegura que cualquiera de las más inseguras de México; ha llegado la hora, como llegó en el pasado, de remontar la crisis y propiciar medidas que nos regresen esa anhelada tranquilidad.

Lo cierto es que, a partir de la experiencia de esta y todas las demás grandes ciudades que han padecido este cáncer social, no hay otra forma; es necesario unir fuerzas y participar todos: autoridades, policía y ciudadanos esta es la única ventana que propicia la reducción de incentivos y las oportunidades de los delincuentes.

Un tema que de ninguna manera se resuelve solo, y mucho menos “por decreto”. Hagámoslo pues, solo si requerimos la coordinación de las autoridades que para esto fueron elegidas y a muchos convencieron… Así sea!

gamogui@hotmail.com