/ viernes 19 de julio de 2019

Crisis de los conservadores

Conforme han pasado los días, se ha mostrado la debilidad de los conservadores en México, se hace clara su falta de orientación ideológica, una crisis de representatividad y credibilidad; el anuncio permanente de la catástrofe que no se ha dado es un argumento que se desgastó y, lejos de darse, el gobierno de López Obrador ha crecido en aceptación y la economía se mantiene estable.

La derecha en México se desfiguró, pasó de ser un movimiento liberatorio con reivindicaciones de democracia y libre mercado, a la servidumbre de la oligarquía y con un aroma a corrupción; el debate de la última elección no fue sobre la propuesta de la derecha o no, sino de qué tan corruptos eran sus candidatos. El resultado es que hoy el conservadurismo se volvió una actitud de odio y descalificación, no una agenda política.

Qué diferentes y ajenos parecen los conservadores de hoy a Lucas Alamán o Manuel Gómez Morín, que si bien se reconoce una diferencia ideológica fundamental, también había un talento y patriotismo; los conservadores de hoy no se prestigian por su amor a la patria ni por la claridad de sus ideas o sus propuestas, sólo los pega el odio a un proyecto.

Pero éste no es un fenómeno aislado, en todo el mundo hay una crisis de los conservadores. Los liderazgos como el de Reagan o Margaret Thatcher fueron sustituidos por personajes como Le Pen o Trump, los conservadores evolucionaron a xenófobos y neonazis, a los que promovieron el Brexit, creyeron en el neoliberalismo y ven con una nostalgia y añoranza a Franco y a Pinochet.

Los conservadores en México enfrentan una crisis de identidad, viven la orfandad de sus antiguos guías, no cuentan con una orientación académica o un marco de referencia actual. ¿Cómo aspiran a presentarse ante la Nación cuando su único planteamiento es el infortunio del Gobierno Federal?, es desear el mal e infortunio al Gobierno, y por lo tanto al país, su reduccionismo e insignificancia se reflejan en decir “no” a proyectos, no ofrecen una alternativa factible, ni siquiera un futuro deseable.

México tiene que mirar hacia delante con una visión de igualdad, equidad y progreso para todos. Los años del neoliberalismo ofrecieron la bonanza para pocos y el olvido para casi todos. La pregunta es cómo reaccionarán estos intereses frente a la nueva realidad. Por el bien de todos, ojalá sea a través de los canales institucionales, los argumentos y la civilidad.

@LuisH_Fernandez

Conforme han pasado los días, se ha mostrado la debilidad de los conservadores en México, se hace clara su falta de orientación ideológica, una crisis de representatividad y credibilidad; el anuncio permanente de la catástrofe que no se ha dado es un argumento que se desgastó y, lejos de darse, el gobierno de López Obrador ha crecido en aceptación y la economía se mantiene estable.

La derecha en México se desfiguró, pasó de ser un movimiento liberatorio con reivindicaciones de democracia y libre mercado, a la servidumbre de la oligarquía y con un aroma a corrupción; el debate de la última elección no fue sobre la propuesta de la derecha o no, sino de qué tan corruptos eran sus candidatos. El resultado es que hoy el conservadurismo se volvió una actitud de odio y descalificación, no una agenda política.

Qué diferentes y ajenos parecen los conservadores de hoy a Lucas Alamán o Manuel Gómez Morín, que si bien se reconoce una diferencia ideológica fundamental, también había un talento y patriotismo; los conservadores de hoy no se prestigian por su amor a la patria ni por la claridad de sus ideas o sus propuestas, sólo los pega el odio a un proyecto.

Pero éste no es un fenómeno aislado, en todo el mundo hay una crisis de los conservadores. Los liderazgos como el de Reagan o Margaret Thatcher fueron sustituidos por personajes como Le Pen o Trump, los conservadores evolucionaron a xenófobos y neonazis, a los que promovieron el Brexit, creyeron en el neoliberalismo y ven con una nostalgia y añoranza a Franco y a Pinochet.

Los conservadores en México enfrentan una crisis de identidad, viven la orfandad de sus antiguos guías, no cuentan con una orientación académica o un marco de referencia actual. ¿Cómo aspiran a presentarse ante la Nación cuando su único planteamiento es el infortunio del Gobierno Federal?, es desear el mal e infortunio al Gobierno, y por lo tanto al país, su reduccionismo e insignificancia se reflejan en decir “no” a proyectos, no ofrecen una alternativa factible, ni siquiera un futuro deseable.

México tiene que mirar hacia delante con una visión de igualdad, equidad y progreso para todos. Los años del neoliberalismo ofrecieron la bonanza para pocos y el olvido para casi todos. La pregunta es cómo reaccionarán estos intereses frente a la nueva realidad. Por el bien de todos, ojalá sea a través de los canales institucionales, los argumentos y la civilidad.

@LuisH_Fernandez