/ martes 15 de junio de 2021

¿Cuál diversidad?

Por: Fátima Iniestra Gil

Es para mí un verdadero honor poder escribir acerca de la diversidad en este mes tan importante; cuando me lo pidieron me sentí muy afortunada. Primero que nada, quería hacer énfasis en esto: ¡Gracias!

La Real Academia Española define la diversidad como “Variedad, desemejanza, diferencia”. Cuando me puse a escribir acerca de la diversidad me di cuenta de algo: ¿por qué hay una columna de la diversidad?, ¿qué es lo diverso?, ¿no debería de ser considerado “normal” u “homogéneo” a estas alturas del partido? ¿Cuál es la diferencia? Todos tenemos capacidad de amar, capacidad de razonar, necesidad de relacionarnos, sentimientos y las mismas capacidades para todo.

¿Cuál diversidad? Sinónimo de diferencia. Yo no veo ninguna diferencia. No quiero vivir en un mundo en el cuál tenga que informarle a los demás la forma en la que me identifico basándome en mi orientación sexual y en mi composición biológica. No existe la diversidad sexual. Todos. Somos. Iguales. Lesbiana, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti, intersexual, queer, asexual y tú lector… ¿Cuál es la distinción? ¿Por qué una persona transgénero tiene que luchar por sus derechos para tener un trabajo digno y una persona cisgénero no? ¿Por qué una persona homosexual es más vulnerable de ser víctima de un delito que una persona heterosexual?

No creo que sea un tema de fobias, es un tema de intolerancia, y ¿no es así como surge el conflicto? Digo, no me considero una experta, pero ¿qué no Hitler era intolerante? Dejando de lado el cliché: No quiero que surja una discusión respecto a la intolerancia, a las fobias o a por qué siguen surgiendo nuevas generaciones con ideas retrogradas, simplemente intento expresar una reflexión.

El mundo constantemente comete los mismos errores. No aprendemos de la historia, la repetimos. ¿Cuándo nos vamos a dar cuenta de que no hay por qué defender la diversidad, hablar de ésta? ¿Por qué tengo que enfatizar que soy diferente si no me considero diferente? ¿Cuál es la diferencia entre tú y yo? De verdad piénsenlo.

Resaltar a un ser humano resaltando una forma de vivir, una forma de ser, una forma de nacer, es quitarle a ese ser la oportunidad de no sentirse solo. Crecer con la constante necesidad y el constante recordatorio de que tienes que cambiar para poder ser aceptado tal y como eres, es una forma de tortura emocional. El ser humano es un ser social, ¿cuáles van a ser las consecuencias de ese acto de crueldad? En lugar de luchar para hacer saber que todos pertenecemos a esta sociedad, ¿por qué no cambiar la sociedad? Arrancar el problema de raíz es más efectivo, dicen. Este problema creció al grado de que su consecuencia es que la dignidad de amar se nos explica condicionada desde el momento en que empezamos a vivir.

Se dice que para crear un verdadero cambio, debe iniciar una revolución. Creo que esta revolución ha durado décadas y ya no es sólo una revolución, ya es también un festejo. Todos los que hemos sido considerados diversos y hemos sido victimizados por lo mismo, nos hemos unido, nos hemos apoyado y ahora somos la mayoría.

El problema son las bases de nuestra crianza, de nuestra sociedad, de nuestras naciones. Lo que más resalta históricamente es la eterna necesidad de segregación con base a cualquier tipo de diferencia que se les pueda ocurrir en ese momento; segregando con odio, con INTOLERANCIA, frenando el progreso. Hablando de segregación, ¿por qué las actividades son diferenciadas con base a género? ¿Por qué algo lo hacen los niños y algo las niñas? ¿Por qué rosa o azul? Incluso las instituciones se basan en estas ideas: la Iglesia, el matrimonio, las escuelas, el gobierno, la libertad de trabajar.

Mientras, ¿qué pasa dentro de nosotros mismos? La felicidad la encontramos ahí, nuestra estabilidad, nuestra fuerza. Difícilmente podremos alcanzarlas sintiendo que tenemos que apagar nuestra propia luz y nuestros colores porque somos diferentes y eso es lo que está mal. En lugar de provocar sufrimiento, apoyemos la paz en el interior de las personas de al lado. No juzguemos. No prejuzguemos. ¿Dejar de decir “no” es tan difícil? Es triste darnos cuenta que el que las personas consideradas diversas sexualmente que reciben UN “sí” en algún aspecto de sus vidas, lo consideran como un privilegio; las personas consideradas diversas sexualmente que no reciben un “sí” en sus vidas, deciden luchar por su felicidad y por la de los otros. ¿Qué pasa con las personas diversas sexualmente que no tienen el lujo de escuchar “sí” y no saben que no están solos? ¿Qué harías en su lugar? Si la diferencia está en ti… , la diferencia está en ti.

La generación de nuestros padres y la generación de sus padres, así como sus padres antes que ellos, sin generalizar, son los que representan la mayoría de las personas que usan lenguaje de odio, actos de desprecio y de rechazo, violencia física o expresada por cualquier medio de comunicación. Esto no quiere decir que todos piensen de la misma forma ni que todos ellos sean heterosexuales, cisgénero, homofóbicos e intolerantes. Ellos también sufrieron. Sufrieron porque su educación fue reducida, porque su visión no va más allá y porque tienden a tener actitudes retrógradas que no son siempre su culpa. Sufren porque no saben cómo cambiar o porque no tienen la mentalidad lo suficientemente amplia como para hacerlo. Sufren porque la diversidad sexual existe desde siempre y en las generaciones anteriores no todos pudieron expresar su verdadero yo; muchos de ellos ya no están, muchos de ellos decidieron ya no estar, a muchos de ellos los intentaron eliminar o los eliminaron. Muchos de ellos sufrieron o sufren la soledad en su máxima expresión: los dejaron solos o se aislaron. Algunos sufrieron una muerte dolorosa porque el gobierno decidió ignorarlos. Muchos callaron sus enfermedades porque la crisis del SIDA era relacionada con la homosexualidad. No hubo apoyo social, gubernamental, institucional, familiar… hubo crueldad. Esas fueron las generaciones anteriores. Desgraciada o afortunadamente, ellos nos educaron. Existe la fortuna de quienes fueron educados con libertad y amor, o quienes tienen el criterio lo suficientemente abierto como para percibir la realidad desde su propia perspectiva y no a través de la de sus padres. Pero hay muchos que no.

Las siguientes generaciones, también sin generalizar, tienden a ser más comprensivas, más incluyentes, más tolerantes, incluso hacia sí mismos. Comprendemos un mundo más allá de lo binario. Nos falta mucho todavía. Siguen existiendo personas que piensan que la diversidad sexual es una forma de pensar o que “cada quien”, que se presentan indiferentes ante ésta o incluso ante las respuestas violentas hacia una trabajadora sexual transgénero, o un futbolista que fue privado de su actividad laboral por cierto periodo de tiempo. Hay personas de mi generación para las que una persona del mismo sexo resultan atractivas y su primera respuesta es la violencia. Hay personas de las nuevas generaciones que siguen sustentando sus argumentos en la iglesia o en que “te haces, no naces”. Son personas que por alguna razón se relacionan con dos o menos personas con diversidad sexual. El común denominador es la indiferencia. Estas personas no me pudieron sostener su argumentación respecto a sus opiniones y mentalidad acerca del movimiento LGBTTTIQA+ y la diversidad sexual.

No todo es malo. Las personas parte de la comunidad considerada dentro de la descripción “diversidad sexual”, son personas que deben ser celebradas todos los días, especialmente este mes que es el mes Pride o del orgullo. El mes del orgullo gay, brevemente descrito, es celebrado en el mes de junio para conmemorar una lucha que se vivió en los Estados Unidos en este mismo mes durante la década de los sesenta y que marcó la pauta para las primeras marchas. Esta comunidad celebra el pasado, presente y el futuro de los actos que han vivido, de los logros que han obtenido, para ser ellos mismos, para dejar crecer la comunidad. Es un mes en el que se trata de ellos, en el que debemos reconocerlos como protagonistas. Es un tema de estar orgullosos de tu identidad. Les aplaudo desde lo más profundo de mi corazón: cuántos quisiéramos encontrar una identidad de la cual estar orgullosxs.

¿Cuál diversidad? Sinónimo de diferencia. Aunque, ¿hay alguna diferencia? Menos libertad, más lucha, menos derechos, más orgullo, menos autenticidad, más tolerancia. Nadie es mejor, nadie es peor, deberíamos reconocer nuestra falta de diversidad como igualdad formal pero diversidad material.

¿Cuál diversidad? Me di cuenta que a los seres humanos nos hacen diferentes los niveles de intolerancia; por eso continuamos hablando de diversidad cuando deberíamos estar hablado de libertad y de felicidad.

Por: Fátima Iniestra Gil

Es para mí un verdadero honor poder escribir acerca de la diversidad en este mes tan importante; cuando me lo pidieron me sentí muy afortunada. Primero que nada, quería hacer énfasis en esto: ¡Gracias!

La Real Academia Española define la diversidad como “Variedad, desemejanza, diferencia”. Cuando me puse a escribir acerca de la diversidad me di cuenta de algo: ¿por qué hay una columna de la diversidad?, ¿qué es lo diverso?, ¿no debería de ser considerado “normal” u “homogéneo” a estas alturas del partido? ¿Cuál es la diferencia? Todos tenemos capacidad de amar, capacidad de razonar, necesidad de relacionarnos, sentimientos y las mismas capacidades para todo.

¿Cuál diversidad? Sinónimo de diferencia. Yo no veo ninguna diferencia. No quiero vivir en un mundo en el cuál tenga que informarle a los demás la forma en la que me identifico basándome en mi orientación sexual y en mi composición biológica. No existe la diversidad sexual. Todos. Somos. Iguales. Lesbiana, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti, intersexual, queer, asexual y tú lector… ¿Cuál es la distinción? ¿Por qué una persona transgénero tiene que luchar por sus derechos para tener un trabajo digno y una persona cisgénero no? ¿Por qué una persona homosexual es más vulnerable de ser víctima de un delito que una persona heterosexual?

No creo que sea un tema de fobias, es un tema de intolerancia, y ¿no es así como surge el conflicto? Digo, no me considero una experta, pero ¿qué no Hitler era intolerante? Dejando de lado el cliché: No quiero que surja una discusión respecto a la intolerancia, a las fobias o a por qué siguen surgiendo nuevas generaciones con ideas retrogradas, simplemente intento expresar una reflexión.

El mundo constantemente comete los mismos errores. No aprendemos de la historia, la repetimos. ¿Cuándo nos vamos a dar cuenta de que no hay por qué defender la diversidad, hablar de ésta? ¿Por qué tengo que enfatizar que soy diferente si no me considero diferente? ¿Cuál es la diferencia entre tú y yo? De verdad piénsenlo.

Resaltar a un ser humano resaltando una forma de vivir, una forma de ser, una forma de nacer, es quitarle a ese ser la oportunidad de no sentirse solo. Crecer con la constante necesidad y el constante recordatorio de que tienes que cambiar para poder ser aceptado tal y como eres, es una forma de tortura emocional. El ser humano es un ser social, ¿cuáles van a ser las consecuencias de ese acto de crueldad? En lugar de luchar para hacer saber que todos pertenecemos a esta sociedad, ¿por qué no cambiar la sociedad? Arrancar el problema de raíz es más efectivo, dicen. Este problema creció al grado de que su consecuencia es que la dignidad de amar se nos explica condicionada desde el momento en que empezamos a vivir.

Se dice que para crear un verdadero cambio, debe iniciar una revolución. Creo que esta revolución ha durado décadas y ya no es sólo una revolución, ya es también un festejo. Todos los que hemos sido considerados diversos y hemos sido victimizados por lo mismo, nos hemos unido, nos hemos apoyado y ahora somos la mayoría.

El problema son las bases de nuestra crianza, de nuestra sociedad, de nuestras naciones. Lo que más resalta históricamente es la eterna necesidad de segregación con base a cualquier tipo de diferencia que se les pueda ocurrir en ese momento; segregando con odio, con INTOLERANCIA, frenando el progreso. Hablando de segregación, ¿por qué las actividades son diferenciadas con base a género? ¿Por qué algo lo hacen los niños y algo las niñas? ¿Por qué rosa o azul? Incluso las instituciones se basan en estas ideas: la Iglesia, el matrimonio, las escuelas, el gobierno, la libertad de trabajar.

Mientras, ¿qué pasa dentro de nosotros mismos? La felicidad la encontramos ahí, nuestra estabilidad, nuestra fuerza. Difícilmente podremos alcanzarlas sintiendo que tenemos que apagar nuestra propia luz y nuestros colores porque somos diferentes y eso es lo que está mal. En lugar de provocar sufrimiento, apoyemos la paz en el interior de las personas de al lado. No juzguemos. No prejuzguemos. ¿Dejar de decir “no” es tan difícil? Es triste darnos cuenta que el que las personas consideradas diversas sexualmente que reciben UN “sí” en algún aspecto de sus vidas, lo consideran como un privilegio; las personas consideradas diversas sexualmente que no reciben un “sí” en sus vidas, deciden luchar por su felicidad y por la de los otros. ¿Qué pasa con las personas diversas sexualmente que no tienen el lujo de escuchar “sí” y no saben que no están solos? ¿Qué harías en su lugar? Si la diferencia está en ti… , la diferencia está en ti.

La generación de nuestros padres y la generación de sus padres, así como sus padres antes que ellos, sin generalizar, son los que representan la mayoría de las personas que usan lenguaje de odio, actos de desprecio y de rechazo, violencia física o expresada por cualquier medio de comunicación. Esto no quiere decir que todos piensen de la misma forma ni que todos ellos sean heterosexuales, cisgénero, homofóbicos e intolerantes. Ellos también sufrieron. Sufrieron porque su educación fue reducida, porque su visión no va más allá y porque tienden a tener actitudes retrógradas que no son siempre su culpa. Sufren porque no saben cómo cambiar o porque no tienen la mentalidad lo suficientemente amplia como para hacerlo. Sufren porque la diversidad sexual existe desde siempre y en las generaciones anteriores no todos pudieron expresar su verdadero yo; muchos de ellos ya no están, muchos de ellos decidieron ya no estar, a muchos de ellos los intentaron eliminar o los eliminaron. Muchos de ellos sufrieron o sufren la soledad en su máxima expresión: los dejaron solos o se aislaron. Algunos sufrieron una muerte dolorosa porque el gobierno decidió ignorarlos. Muchos callaron sus enfermedades porque la crisis del SIDA era relacionada con la homosexualidad. No hubo apoyo social, gubernamental, institucional, familiar… hubo crueldad. Esas fueron las generaciones anteriores. Desgraciada o afortunadamente, ellos nos educaron. Existe la fortuna de quienes fueron educados con libertad y amor, o quienes tienen el criterio lo suficientemente abierto como para percibir la realidad desde su propia perspectiva y no a través de la de sus padres. Pero hay muchos que no.

Las siguientes generaciones, también sin generalizar, tienden a ser más comprensivas, más incluyentes, más tolerantes, incluso hacia sí mismos. Comprendemos un mundo más allá de lo binario. Nos falta mucho todavía. Siguen existiendo personas que piensan que la diversidad sexual es una forma de pensar o que “cada quien”, que se presentan indiferentes ante ésta o incluso ante las respuestas violentas hacia una trabajadora sexual transgénero, o un futbolista que fue privado de su actividad laboral por cierto periodo de tiempo. Hay personas de mi generación para las que una persona del mismo sexo resultan atractivas y su primera respuesta es la violencia. Hay personas de las nuevas generaciones que siguen sustentando sus argumentos en la iglesia o en que “te haces, no naces”. Son personas que por alguna razón se relacionan con dos o menos personas con diversidad sexual. El común denominador es la indiferencia. Estas personas no me pudieron sostener su argumentación respecto a sus opiniones y mentalidad acerca del movimiento LGBTTTIQA+ y la diversidad sexual.

No todo es malo. Las personas parte de la comunidad considerada dentro de la descripción “diversidad sexual”, son personas que deben ser celebradas todos los días, especialmente este mes que es el mes Pride o del orgullo. El mes del orgullo gay, brevemente descrito, es celebrado en el mes de junio para conmemorar una lucha que se vivió en los Estados Unidos en este mismo mes durante la década de los sesenta y que marcó la pauta para las primeras marchas. Esta comunidad celebra el pasado, presente y el futuro de los actos que han vivido, de los logros que han obtenido, para ser ellos mismos, para dejar crecer la comunidad. Es un mes en el que se trata de ellos, en el que debemos reconocerlos como protagonistas. Es un tema de estar orgullosos de tu identidad. Les aplaudo desde lo más profundo de mi corazón: cuántos quisiéramos encontrar una identidad de la cual estar orgullosxs.

¿Cuál diversidad? Sinónimo de diferencia. Aunque, ¿hay alguna diferencia? Menos libertad, más lucha, menos derechos, más orgullo, menos autenticidad, más tolerancia. Nadie es mejor, nadie es peor, deberíamos reconocer nuestra falta de diversidad como igualdad formal pero diversidad material.

¿Cuál diversidad? Me di cuenta que a los seres humanos nos hacen diferentes los niveles de intolerancia; por eso continuamos hablando de diversidad cuando deberíamos estar hablado de libertad y de felicidad.