/ viernes 3 de noviembre de 2017

¿Cuál es el costo del TLCAN?

La fortaleza de México no puede medirse por un acuerdo comercial, aunque este sea el más relevante de todos, el que tiene suscrito con Estados Unidos y Canadá.

Sin lugar a dudas que el TLCAN es fundamental para entender el estado actual de la economía nacional, ha servido para posicionar a nuestro país en los primeros 15 lugares de las exportaciones mundiales.

Las cifras son contundentes: el comercio internacional entre México y sus dos socios en América del Norte llegará a 550 mil millones de dólares en 2017, una cifra que representa el 50% de nuestro PIB.

Se debe considerar, solo como referencia, que dicho intercambio es superior al PIB individual de cualquier país de América Latina, salvo el caso de Brasil y similar al de Argentina. Los 550 mil millones de dólares que México intercambia con Estados Unidos y Canadá constituyen una cantidad que por su tamaño es la economía 21 del mundo.

El marco legal del TLCAN ha servido para normar algunas de las leyes y reglamentos que son vigentes en México, le da certidumbre a las inversiones y solución de controversias que surgen en una relación dinámica y compleja como la que existe al interior del país y en el vínculo que tiene con las otras economías de América del Norte.

Por ello, se pueden entender afirmaciones como la realizada por el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, en su última visita a México cuando afirmó que una eventual cancelación del TLCAN afectaría a la economía nacional en cerca de 2 puntos del PIB.

Su aseveración tiene fundamento, durante los últimos 23 años los países integrantes del TLCAN han estrechado sólidamente su relación comercial, y muy probablemente se verían afectados por la incertidumbre económica y financiera que se desprendería de una eventual terminación del tratado.

No obstante, también debe citarse algo que los estudios realizados en Estados Unidos han señalado desde el 2003: la vinculación comercial entre México y el mercado más importante del orbe había comenzado desde antes de la entrada en vigor del TLCAN. En 1993 la mitad de las exportaciones mexicanas entrababan a Estados Unidos libres de arancel. Una situación similar ocurría en Canadá.

En este sentido debe establecerse que la principal contribución del TLCAN, para el caso de México, no fue la reducción de los aranceles en Estados Unidos y Canadá, en realidad fue el de dar una certidumbre legal a la relación comercial entre las tres naciones. Para el caso de México uno de los mensajes que se deseaba enviar al mundo era que había quedado atrás la etapa del proteccionismo.

Hoy la economía proteccionista es Estados Unidos, y México debe tenerlo claro, una modificación o el posible fin del TLCAN tendría un efecto sobre la economía nacional, no porque signifique el fin de la relación comercial con su principal socio, esa existía previamente e ira más allá de la gestión de Donald Trump.

La afectación va por el lado de la incertidumbre que genera la postura del gobierno norteamericano y que, es evidente, no es compartida por las empresas trasnacionales de ese país. Hay una ruptura entre el poder político y económico de Estados Unidos, una fricción que tiene a México como un daño colateral.

Si Krugman tiene razón, y la minusvalía del PIB mexicano es de 2%, puede existir una reducción de hasta 200 mil empleos formales y una reducción de inversión extranjera directa cercana a los 15 mil millones de dólares. El daño no es menor.

Afortunadamente, México tiene la capacidad para poder enfrentar y superar dicho desafío y la solución se encuentra en el mismo sector que se vería afectado por una eventual cancelación del TLCAN: en la industria.

Un programa económico enfocado al desarrollo de infraestructura combinado con el direccionamiento de la banca de desarrollo hacia el fomento y fortalecimiento de las capacidades productivas internas de México bastaría para revertir esos dos puntos porcentuales.

Con inversión pública en infraestructura por 200 mil millones de pesos generarán cerca de 160 mil millones de pesos adicionales de inversión privada, con ello se podrían crear 100 mil empleos formales más.

Si al mismo tiempo se generan créditos públicos a tasas globalmente competitivas, la regulación aplicada a empresas y sociedad en general reduce de 130 mil trámites existentes a solamente 65 mil, se evitan incrementos a las tarifas de energía eléctrica, gas y combustibles se puede elevar la creación de riqueza en otros 150 mil millones de pesos. Con un programa de seguridad pública para carreteras y líneas férreas se puedenreducirlos costos de logística en 30 mil millones de pesos que irían directamente a inversión privada.

Todo ello podría enmarcarse en un programa de desarrollo económico para enfrentar la posible contingencia de una terminación del TLCAN. En el mediano y largo plazo se deben reconstruir los encadenamientos productivos y la capacidad interna de generar valor agregado para pasar de una manufactura de maquila exportadora a una de creación de valor agregado.

¿Cuál es el costo del TLCAN? Depende del camino que decidamos emprender, la fuerza productiva interna para evitar afectaciones mayores existe, solo hace falta hacerla funcionar.

La fortaleza de México no puede medirse por un acuerdo comercial, aunque este sea el más relevante de todos, el que tiene suscrito con Estados Unidos y Canadá.

Sin lugar a dudas que el TLCAN es fundamental para entender el estado actual de la economía nacional, ha servido para posicionar a nuestro país en los primeros 15 lugares de las exportaciones mundiales.

Las cifras son contundentes: el comercio internacional entre México y sus dos socios en América del Norte llegará a 550 mil millones de dólares en 2017, una cifra que representa el 50% de nuestro PIB.

Se debe considerar, solo como referencia, que dicho intercambio es superior al PIB individual de cualquier país de América Latina, salvo el caso de Brasil y similar al de Argentina. Los 550 mil millones de dólares que México intercambia con Estados Unidos y Canadá constituyen una cantidad que por su tamaño es la economía 21 del mundo.

El marco legal del TLCAN ha servido para normar algunas de las leyes y reglamentos que son vigentes en México, le da certidumbre a las inversiones y solución de controversias que surgen en una relación dinámica y compleja como la que existe al interior del país y en el vínculo que tiene con las otras economías de América del Norte.

Por ello, se pueden entender afirmaciones como la realizada por el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, en su última visita a México cuando afirmó que una eventual cancelación del TLCAN afectaría a la economía nacional en cerca de 2 puntos del PIB.

Su aseveración tiene fundamento, durante los últimos 23 años los países integrantes del TLCAN han estrechado sólidamente su relación comercial, y muy probablemente se verían afectados por la incertidumbre económica y financiera que se desprendería de una eventual terminación del tratado.

No obstante, también debe citarse algo que los estudios realizados en Estados Unidos han señalado desde el 2003: la vinculación comercial entre México y el mercado más importante del orbe había comenzado desde antes de la entrada en vigor del TLCAN. En 1993 la mitad de las exportaciones mexicanas entrababan a Estados Unidos libres de arancel. Una situación similar ocurría en Canadá.

En este sentido debe establecerse que la principal contribución del TLCAN, para el caso de México, no fue la reducción de los aranceles en Estados Unidos y Canadá, en realidad fue el de dar una certidumbre legal a la relación comercial entre las tres naciones. Para el caso de México uno de los mensajes que se deseaba enviar al mundo era que había quedado atrás la etapa del proteccionismo.

Hoy la economía proteccionista es Estados Unidos, y México debe tenerlo claro, una modificación o el posible fin del TLCAN tendría un efecto sobre la economía nacional, no porque signifique el fin de la relación comercial con su principal socio, esa existía previamente e ira más allá de la gestión de Donald Trump.

La afectación va por el lado de la incertidumbre que genera la postura del gobierno norteamericano y que, es evidente, no es compartida por las empresas trasnacionales de ese país. Hay una ruptura entre el poder político y económico de Estados Unidos, una fricción que tiene a México como un daño colateral.

Si Krugman tiene razón, y la minusvalía del PIB mexicano es de 2%, puede existir una reducción de hasta 200 mil empleos formales y una reducción de inversión extranjera directa cercana a los 15 mil millones de dólares. El daño no es menor.

Afortunadamente, México tiene la capacidad para poder enfrentar y superar dicho desafío y la solución se encuentra en el mismo sector que se vería afectado por una eventual cancelación del TLCAN: en la industria.

Un programa económico enfocado al desarrollo de infraestructura combinado con el direccionamiento de la banca de desarrollo hacia el fomento y fortalecimiento de las capacidades productivas internas de México bastaría para revertir esos dos puntos porcentuales.

Con inversión pública en infraestructura por 200 mil millones de pesos generarán cerca de 160 mil millones de pesos adicionales de inversión privada, con ello se podrían crear 100 mil empleos formales más.

Si al mismo tiempo se generan créditos públicos a tasas globalmente competitivas, la regulación aplicada a empresas y sociedad en general reduce de 130 mil trámites existentes a solamente 65 mil, se evitan incrementos a las tarifas de energía eléctrica, gas y combustibles se puede elevar la creación de riqueza en otros 150 mil millones de pesos. Con un programa de seguridad pública para carreteras y líneas férreas se puedenreducirlos costos de logística en 30 mil millones de pesos que irían directamente a inversión privada.

Todo ello podría enmarcarse en un programa de desarrollo económico para enfrentar la posible contingencia de una terminación del TLCAN. En el mediano y largo plazo se deben reconstruir los encadenamientos productivos y la capacidad interna de generar valor agregado para pasar de una manufactura de maquila exportadora a una de creación de valor agregado.

¿Cuál es el costo del TLCAN? Depende del camino que decidamos emprender, la fuerza productiva interna para evitar afectaciones mayores existe, solo hace falta hacerla funcionar.