/ martes 14 de septiembre de 2021

Cuando el destino nos alcanzó

por Mario Duarte Villarello

En 1973, el director de cine Richard Fleischer sorprendió al mundo con su película “Cuando el destino nos alcance” (Soylent Green), protagonizada por Charlton Heston. El film describe una sociedad distópica, ubicada en 2022 en Nueva York, asolada por la explosión demográfica, la contaminación atmosférica y el agotamiento de los recursos, donde una pequeña élite era la única que gozaba de ciertos bienes ambientales, y en la que la base de la alimentación tiene un macabro origen. La película, aunque tuvo mucho éxito, no dejó de considerarse dentro del género de la ciencia ficción, irreal y lejana a nuestra propia existencia.

Pues bien, en el auténtico 2021, a un año de llegar a la fecha en la que se sitúa el film, la situación descrita no está tan lejos de hacerse realidad, salvando las debidas distancias con algunas de las situaciones ahí plasmadas. Un ejemplo de ello es la reciente publicación del primer adelanto del próximo Sexto Informe de Evaluación (IE6) del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que se completará, precisamente, en 2022. En este adelanto, hay afirmaciones contundentes, como que “el cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando”, y que “algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios.” Aunque quizás lo más escalofriante es la certeza de que “limitar el calentamiento a cerca de 1.5ºC o incluso a 2ºC será un objetivo inalcanzable”, como los países que ratificaron el Acuerdo de París se habían comprometido. En noviembre próximo se celebrará la 26ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-26) y el panorama es desalentador.

Por el lado de la biodiversidad tampoco hay resultados alentadores. Este próximo octubre comenzarán los trabajos de la 15ª Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP-15) con la certeza de que estamos viviendo los comienzos de la “sexta extinción masiva”.

El común denominador de ambos problemas, cambio climático y pérdida de biodiversidad, es su carácter antropogénico. Nuestros actuales patrones de producción y consumo, especialmente el uso intensivo de combustibles fósiles y la creciente demanda de recursos naturales, especialmente los vivos, nos han llevado al umbral del no retorno.

¿Qué se puede hacer? Pues la “fórmula” es ya conocida: transitar hacia energías limpias y hacia la economía circular, pues de otra manera las emisiones de gases de efecto invernadero y la demanda de más recursos naturales permanecerá imparable. ¿Por qué no lo hacemos? Porque hay muchos obstáculos, principalmente políticos: faltan tomarse las decisiones, algunas fuertes y de gran impacto económico inicial, que podrían reconducir a la sociedad mundial al camino correcto.

Finalmente, la pregunta que debaten los científicos es si ya hemos rebasado aquel umbral o estamos justo en el límite, aunque las recientes evidencias apuntan mayoritariamente a lo primero. De ser así, quizás la película dejará de ser ficción y la historia registrará nuestra era como el momento “cuando el destino nos alcanzó”.

Profesor de la Facultad de Estudios Globales

Universidad Anáhuac México

@MarDuVill, mario.duartevi@anahuac.mx


por Mario Duarte Villarello

En 1973, el director de cine Richard Fleischer sorprendió al mundo con su película “Cuando el destino nos alcance” (Soylent Green), protagonizada por Charlton Heston. El film describe una sociedad distópica, ubicada en 2022 en Nueva York, asolada por la explosión demográfica, la contaminación atmosférica y el agotamiento de los recursos, donde una pequeña élite era la única que gozaba de ciertos bienes ambientales, y en la que la base de la alimentación tiene un macabro origen. La película, aunque tuvo mucho éxito, no dejó de considerarse dentro del género de la ciencia ficción, irreal y lejana a nuestra propia existencia.

Pues bien, en el auténtico 2021, a un año de llegar a la fecha en la que se sitúa el film, la situación descrita no está tan lejos de hacerse realidad, salvando las debidas distancias con algunas de las situaciones ahí plasmadas. Un ejemplo de ello es la reciente publicación del primer adelanto del próximo Sexto Informe de Evaluación (IE6) del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que se completará, precisamente, en 2022. En este adelanto, hay afirmaciones contundentes, como que “el cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando”, y que “algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios.” Aunque quizás lo más escalofriante es la certeza de que “limitar el calentamiento a cerca de 1.5ºC o incluso a 2ºC será un objetivo inalcanzable”, como los países que ratificaron el Acuerdo de París se habían comprometido. En noviembre próximo se celebrará la 26ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-26) y el panorama es desalentador.

Por el lado de la biodiversidad tampoco hay resultados alentadores. Este próximo octubre comenzarán los trabajos de la 15ª Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP-15) con la certeza de que estamos viviendo los comienzos de la “sexta extinción masiva”.

El común denominador de ambos problemas, cambio climático y pérdida de biodiversidad, es su carácter antropogénico. Nuestros actuales patrones de producción y consumo, especialmente el uso intensivo de combustibles fósiles y la creciente demanda de recursos naturales, especialmente los vivos, nos han llevado al umbral del no retorno.

¿Qué se puede hacer? Pues la “fórmula” es ya conocida: transitar hacia energías limpias y hacia la economía circular, pues de otra manera las emisiones de gases de efecto invernadero y la demanda de más recursos naturales permanecerá imparable. ¿Por qué no lo hacemos? Porque hay muchos obstáculos, principalmente políticos: faltan tomarse las decisiones, algunas fuertes y de gran impacto económico inicial, que podrían reconducir a la sociedad mundial al camino correcto.

Finalmente, la pregunta que debaten los científicos es si ya hemos rebasado aquel umbral o estamos justo en el límite, aunque las recientes evidencias apuntan mayoritariamente a lo primero. De ser así, quizás la película dejará de ser ficción y la historia registrará nuestra era como el momento “cuando el destino nos alcanzó”.

Profesor de la Facultad de Estudios Globales

Universidad Anáhuac México

@MarDuVill, mario.duartevi@anahuac.mx