/ sábado 15 de mayo de 2021

Cuando no gana… ¡Arrebata!

Es su “estilo”. Fuera Constitución, Código Electoral, o Ley que se le atraviese. Por encima de todo, su enferma obsesión por ser el omnipresidente, al que se le debe sometimiento incondicional. Cuando lo rebasa la realidad, más pleitos y pendencias, más distractores, que, al fin y al cabo, todavía muchos le creen.

Había que tapar la tragedia de Tláhuac, en vista de que no podía culpar ni a la oposición ni al pasado. La diputada, María Merced González, dio la pista. Se descuidó, micrófono abierto, y dijo, en la sesión, que AMLO estaba “muy interesado en las elecciones en Jalisco y Nuevo León”. No tardó el batacazo.

La Fiscalía General de la República se lanzó contra los candidatos punteros, Samuel García (Movimiento Ciudadano) y Adrián de la Garza (PRI-PRD), a los que dijo investigar. A García por financiamiento ilícito –en el que involucra a la esposa, el padre y el suegro-. A De la Garza por compra y coacción de voto.

El tlatoani se fue hasta la cocina y, se auto declaró, “metido en la elección y va a seguir, para evitar fraudes”.

“Delirium tremens”. Si hemos tenido desgobernantes que rompen la norma, el tabasqueño se lleva las palmas. En ese pasado, al que abomina y del que proviene –el más rancio priísmo-, cuando menos guardaban las formas. Él se luce, frente al mundo entero, haciendo patente que es un dictador, capaz de atropellar la mínima libertad.

El que la Fiscalía General de la República se transformara en un organismo independiente y autónomo, fue resultado de una lucha democrática de décadas. Su actual titular echa por la borda aquel esfuerzo y se convierte en el brazo ejecutor de los designios del Ejecutivo. Usa sus tentáculos para perseguir a la oposición, como si la República estuviera en paz y no, regiones enteras, en manos de la delincuencia organizada.

El punto es amedrentar con el peso del aparato de estado, porque, de acuerdo a declaraciones de Samuel García, a sus abogados les dicen que no hay un expediente en su contra.

En cuanto a De la Garza, la sociedad se encargó de difundir la cantidad de candidotes morenacos que entregan tarjetas similares a las del neoleonés. Al emperador no le quedó de otra, que insistir en que se “denuncie a todos”.

El INE fue contundente: Desde el 2017 se permite la entrega de estas tarjetas, ya que solo son propaganda que no da bienes en efectivo o especie.

Respondió que nada tenían que decir y que la investigación la seguiría la Fiscalía –urgida por la voz de su amo-. Está desesperado al ver que él, sus candidatos y su partido, caen en las encuestas.

Azuza a sus hordas, las llena de odio y se respira un aire de violencia, que se puede hacer efectivo. Sus diputadetes y senadores, derrapan escupiendo iniciativas de locos, como el que busca que las Afores pasen a cubrir las exigencias de la 4T y sirvan para pagar las ¡grandes obras!, como Boca del Río y el Tren Maya. Un par de titerillos del PT, denuncia ante la Procuraduría capitalina, a Miguel Ángel Mancera y a Jorge Gaviño, por el drama de la Línea Dorada y otra pide el desafuero de Mancera.

Mancera no construyó la Línea 12 y en su administración no hubo ningún accidente. En cambio, el hacedor fue Marcelito Ebrard y la que debía darle mantenimiento, Claudia Sheinbaum (Y Florencia Serranía). Pero estos hijos de la Transformación duermen en brazos de Morfeo, mientras el Gurú y sus seguidores, buscan y fabrican chivos expiatorios. ¡Para Ripley!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq


Es su “estilo”. Fuera Constitución, Código Electoral, o Ley que se le atraviese. Por encima de todo, su enferma obsesión por ser el omnipresidente, al que se le debe sometimiento incondicional. Cuando lo rebasa la realidad, más pleitos y pendencias, más distractores, que, al fin y al cabo, todavía muchos le creen.

Había que tapar la tragedia de Tláhuac, en vista de que no podía culpar ni a la oposición ni al pasado. La diputada, María Merced González, dio la pista. Se descuidó, micrófono abierto, y dijo, en la sesión, que AMLO estaba “muy interesado en las elecciones en Jalisco y Nuevo León”. No tardó el batacazo.

La Fiscalía General de la República se lanzó contra los candidatos punteros, Samuel García (Movimiento Ciudadano) y Adrián de la Garza (PRI-PRD), a los que dijo investigar. A García por financiamiento ilícito –en el que involucra a la esposa, el padre y el suegro-. A De la Garza por compra y coacción de voto.

El tlatoani se fue hasta la cocina y, se auto declaró, “metido en la elección y va a seguir, para evitar fraudes”.

“Delirium tremens”. Si hemos tenido desgobernantes que rompen la norma, el tabasqueño se lleva las palmas. En ese pasado, al que abomina y del que proviene –el más rancio priísmo-, cuando menos guardaban las formas. Él se luce, frente al mundo entero, haciendo patente que es un dictador, capaz de atropellar la mínima libertad.

El que la Fiscalía General de la República se transformara en un organismo independiente y autónomo, fue resultado de una lucha democrática de décadas. Su actual titular echa por la borda aquel esfuerzo y se convierte en el brazo ejecutor de los designios del Ejecutivo. Usa sus tentáculos para perseguir a la oposición, como si la República estuviera en paz y no, regiones enteras, en manos de la delincuencia organizada.

El punto es amedrentar con el peso del aparato de estado, porque, de acuerdo a declaraciones de Samuel García, a sus abogados les dicen que no hay un expediente en su contra.

En cuanto a De la Garza, la sociedad se encargó de difundir la cantidad de candidotes morenacos que entregan tarjetas similares a las del neoleonés. Al emperador no le quedó de otra, que insistir en que se “denuncie a todos”.

El INE fue contundente: Desde el 2017 se permite la entrega de estas tarjetas, ya que solo son propaganda que no da bienes en efectivo o especie.

Respondió que nada tenían que decir y que la investigación la seguiría la Fiscalía –urgida por la voz de su amo-. Está desesperado al ver que él, sus candidatos y su partido, caen en las encuestas.

Azuza a sus hordas, las llena de odio y se respira un aire de violencia, que se puede hacer efectivo. Sus diputadetes y senadores, derrapan escupiendo iniciativas de locos, como el que busca que las Afores pasen a cubrir las exigencias de la 4T y sirvan para pagar las ¡grandes obras!, como Boca del Río y el Tren Maya. Un par de titerillos del PT, denuncia ante la Procuraduría capitalina, a Miguel Ángel Mancera y a Jorge Gaviño, por el drama de la Línea Dorada y otra pide el desafuero de Mancera.

Mancera no construyó la Línea 12 y en su administración no hubo ningún accidente. En cambio, el hacedor fue Marcelito Ebrard y la que debía darle mantenimiento, Claudia Sheinbaum (Y Florencia Serranía). Pero estos hijos de la Transformación duermen en brazos de Morfeo, mientras el Gurú y sus seguidores, buscan y fabrican chivos expiatorios. ¡Para Ripley!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq