/ lunes 19 de julio de 2021

Cuba

La primera vez que estuve en Cuba constaté varias cuestiones, su gente se caracteriza por una alegría realmente contagiosa, infantes que apenas caminan ya están bailando al ritmo de los sones caribeños que se oía en los altavoces. Entonces recibían apoyo de los países socialistas soviéticos, y no había manera no regalarles a las cubanas algunos enseres de la maleta porque había escasez. Hoy es peor. A todas las personas se les inculca el amor a la revolución y el culto a la personalidad de Fidel. Hay un control por parte del partido único, el comunista, que cuenta con una estructura territorial manzana por manzana que vigila no haya actividades que pudieran calificarse como “contrarrevolucionarias”. Y a menos que seas invitado por la burocracia del partido o el gobierno que te atiende bien, los turistas siempre sienten hay algún par de ojos observándoles.


Recuerdo a Fidel justificando que las niñas adolescentes se prostituían por una comida, por ropa o algunos dólares; las “jineteras lo hacen porque les gusta”, dijo. Para quienes como yo, que me identifico con la izquierda, en verdad me desprendí del romanticismo de la Cuba revolucionaria.


Cuba no ha ratificado el Pacto sobre Derechos Civiles y Políticos y su gobierno ha sido señalado reiteradamente de violentar los derechos humanos a la libre circulación, a la privacidad, a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, a la libertad de opinión y de expresión, de reunión pacífica y de asociación, a la participación libre en las decisiones del ámbito público y a expresar con libertad las diferencias en las formas de gobierno; esa es la realidad. Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras han señalado a Cuba como el peor país de Latinoamérica en materia de libertad de prensa, no hay libertad de expresión y el régimen mantiene un monopolio de la información. La OEA ha expresado su rechazo a la persecución de la disidencia, ha exigido se transite a la democracia y se respeten los derechos humanos. La diáspora cubana es de más de 1,600,000 personas, la inmensa mayoría emigra hacia EU.


En las protestas del 11 de julio constatamos el triste deterioro del hábitat, gente con hambre, desesperada por la falta de medicinas, que vive en condiciones infrahumanas, y unida con el grito de libertad, libertad! No se tiene certeza de las detenciones arbitrarias y la magnitud de la represión del Estado porque el gobierno ha cortado toda comunicación al exterior, incluido el internet.


Los partidos de izquierda democráticos, progresistas y socialdemócratas deben deslindarse de manera contundente de dictaduras como la cubana. No se puede guardar silencio ante el sufrimiento del pueblo cubano que ha llegado al tope de la crisis.


Recordemos el mundo se rige por el derecho internacional de los derechos humanos. Las tiranías hacen de las suyas cuando los demás no quieren darse cuenta, o con argumentos de “hay que respetar la soberanía” dejan que esos gobiernos masacren a su pueblo de manera impune. La Declaración Universal de los Derechos Humanos considera en sus prefacios que somos una sola familia humana, por lo tanto, los organismos multilaterales deben actuar en consecuencia y constatar de manera presencial, lo que está pasando en Cuba. Por cierto, en nada ayuda el embargo que desde 1962 ha impuesto EU como reacción contra la burocracia castrista, la peor parte la lleva, como siempre, la gente común.

La primera vez que estuve en Cuba constaté varias cuestiones, su gente se caracteriza por una alegría realmente contagiosa, infantes que apenas caminan ya están bailando al ritmo de los sones caribeños que se oía en los altavoces. Entonces recibían apoyo de los países socialistas soviéticos, y no había manera no regalarles a las cubanas algunos enseres de la maleta porque había escasez. Hoy es peor. A todas las personas se les inculca el amor a la revolución y el culto a la personalidad de Fidel. Hay un control por parte del partido único, el comunista, que cuenta con una estructura territorial manzana por manzana que vigila no haya actividades que pudieran calificarse como “contrarrevolucionarias”. Y a menos que seas invitado por la burocracia del partido o el gobierno que te atiende bien, los turistas siempre sienten hay algún par de ojos observándoles.


Recuerdo a Fidel justificando que las niñas adolescentes se prostituían por una comida, por ropa o algunos dólares; las “jineteras lo hacen porque les gusta”, dijo. Para quienes como yo, que me identifico con la izquierda, en verdad me desprendí del romanticismo de la Cuba revolucionaria.


Cuba no ha ratificado el Pacto sobre Derechos Civiles y Políticos y su gobierno ha sido señalado reiteradamente de violentar los derechos humanos a la libre circulación, a la privacidad, a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, a la libertad de opinión y de expresión, de reunión pacífica y de asociación, a la participación libre en las decisiones del ámbito público y a expresar con libertad las diferencias en las formas de gobierno; esa es la realidad. Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras han señalado a Cuba como el peor país de Latinoamérica en materia de libertad de prensa, no hay libertad de expresión y el régimen mantiene un monopolio de la información. La OEA ha expresado su rechazo a la persecución de la disidencia, ha exigido se transite a la democracia y se respeten los derechos humanos. La diáspora cubana es de más de 1,600,000 personas, la inmensa mayoría emigra hacia EU.


En las protestas del 11 de julio constatamos el triste deterioro del hábitat, gente con hambre, desesperada por la falta de medicinas, que vive en condiciones infrahumanas, y unida con el grito de libertad, libertad! No se tiene certeza de las detenciones arbitrarias y la magnitud de la represión del Estado porque el gobierno ha cortado toda comunicación al exterior, incluido el internet.


Los partidos de izquierda democráticos, progresistas y socialdemócratas deben deslindarse de manera contundente de dictaduras como la cubana. No se puede guardar silencio ante el sufrimiento del pueblo cubano que ha llegado al tope de la crisis.


Recordemos el mundo se rige por el derecho internacional de los derechos humanos. Las tiranías hacen de las suyas cuando los demás no quieren darse cuenta, o con argumentos de “hay que respetar la soberanía” dejan que esos gobiernos masacren a su pueblo de manera impune. La Declaración Universal de los Derechos Humanos considera en sus prefacios que somos una sola familia humana, por lo tanto, los organismos multilaterales deben actuar en consecuencia y constatar de manera presencial, lo que está pasando en Cuba. Por cierto, en nada ayuda el embargo que desde 1962 ha impuesto EU como reacción contra la burocracia castrista, la peor parte la lleva, como siempre, la gente común.