Fue su fiel amigo, Manuel Velasco, quien le advirtió que le iba a caer encima la peor de las venganzas. El exgobernador de Chiapas, en telefonazo con Alito Moreno, mandamás del PRI, le dijo con pelos y señales, la furiosa reacción del tabasqueño a la negativa tricolor de aceptar la Reforma eléctrica. El interfecto ya paga el precio.
Las venganzas del emperador de palacio pasarán a la historia. Jamás se había tenido, desde la época revolucionaria, un personaje capaz de golpear con toda la fuerza del estado, a quien considera su enemigo.
En el caso del presidente del PRI le ha sido fácil, en vista de la larga cola que arrastra el prinosauriete y la que se ha encargado de exhibir, otra corrupta, que no estaría para denunciar a nadie, la actual gobernadora de Campeche, Layda Sansores.
Semana tras semana, en un programa que transmite la exótica damisela, exhibe a quien asimismo fue gobernador de esa entidad, en videos que lo dejan como el último de los sátrapas. Pocos dudan de que no sea él quien, con el lenguaje grotescamente majadero que acostumbra, explica sus enjuagues tramposos y violatorios de la ley.
Moreno Cárdenas insiste en que estas conversaciones son falsas, están trucadas y editadas a la medida de la brutal campaña emprendida en su contra, desde las máximas alturas del poder.
El Fiscal estatal, Renato Sales, actúa de forma vergonzosa. Intenta exhibir al líder priísta como un auténtico delincuente y. contrario al sigilo y el respeto a la presunción de inocencia que debería de mostrar, declara a voz en cuello la culpabilidad de Moreno, como si fuera cuestión juzgada.
Rompe con la ley y con cualquier principio ético, pero se ve que, quien fue peñanietista cambió la camiseta por el jugoso cargo y la lealtad a la grotesca señora de los labios “encolagenados”.
Imposibilitado para pelear con las armas del derecho -varios jueces le han negado Amparos-, Alejandro Moreno inició una gira por Europa y Estados Unidos, para denunciar en los foros políticos internacionales, la “persecución política” de la que está siendo objeto. Lo más extraño es que, en el avión que lo llevaría a su primer destino, París, apareció el panista, Santiago Creel Miranda, quien, a nombre de la Alianza partidista (PRI, PAN, PRD), unirá su voz a la de la denuncia de Alito.
No es poca cosa irse a quejar con los parlamentarios europeos, que muy poco quieren a AMLO. Críticos feroces de los desvaríos verbales del tlatoani, lo encararon con una queja pública que, al tabasqueño le dolió hasta el alma.
Ahora tendrán materia fresca para volvérsele a ir encima y otro tanto ocurrirá con los Derechos Humanos de Naciones Unidas, con sede en Ginebra. Después volarán a Nueva York a la Organización de los Estados Americanos, en la que también interpondrán una queja.
Le han hecho de todo: catearon su residencia en Campeche, destruyendo la puerta, exhibiendo la “hazaña” como si se hubiera tratado de ir a cazar al hijo del Chapo. Dice que les han llegado amenazas a su familia y a él mismo y, por corrupto que pueda ser, habría que indiciarlo y presentar las pruebas y no lanzarle encima una cacería de brujas.
Todo lo hacen mal. Se guían y mueven por los caprichos y ocurrencias del tlatoani, sin analizar posibles consecuencias. Se toparon con pared: AMLO puede fingir hipócritamente que nada tiene que ver en el asunto que, en el extranjero quedará como un dictadorzuelo represor.
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