/ sábado 2 de enero de 2021

Cuchillito de palo | ¡Arranca año electorero!

Por Catalina Noriega


Con malas noticias para la oposición. Si no se avispa, Morena llevará las de ganar, el próximo junio y hasta ahora no vemos que el descalabro electoral sufrido, los concientice de que, solo unidos conseguirán conservar y aumentar su radio de acción.

Las encuestas han sido contundentes. PRI, PAN y PRD están lejos de la intención de voto. Cayeron en desgracia y no supieron asimilar la derrota y reconstruirse a tiempo. Se les fue en balandronadas, atemorizados de que el Régimen en el Poder les sacara los trapos sucios al sol.

Desde el Congreso, algunos de sus Diputados y Senadores intentaron dar pelea, aunque terminaron doblegados por el mayoriteo. Una fuerza aplastante, ceñida a los designios y caprichos de un tlatoani, impositor de reformas absurdas, hechas a su medida.

Ni siquiera lograron influir en el presupuesto que salió de la Secretaría de Hacienda –con el previo visto bueno de AMLO-, donde se recortaron de manera miserable renglones como el de salud y educación, para favorecer las obras monumentales del sexenio (Refinería, Aeropuerto y Tren Maya) y garantizar las dádivas clientelares.

La sociedad les ha perdido la fe, la confianza y la esperanza en que consigan levantarse y volver a ofrecer plataformas con las que poder identificarse. Sus propios militantes (Cada día menos), aspiran a sentir que estos entes políticos les den cabida, los aprecien y traten conforme a los estatutos y no por compadrazgos e influyentismo.

La mula no era arisca: la hicieron a base de corruptelas de sus líderes, divisiones internas públicas, luchas canibalescas por el poder; imposición de candidatos sin escalafón ni méritos, alejamiento e indiferencia con sus bases. Ciegos y sordos facilitaron un éxodo, por el que pagaron y pagarán un alto precio.

Dejaron de cumplir con su objetivo primario y el ciudadano de a pie sustituyó la simpatía por el rechazo y la indiferencia. Menos se ocuparon de crear cuadros y dar paso a la creación de auténticos líderes, ahora más escasos que los pelos del pescado.

Se impusieron corrientes internas, como en el caso del PAN y colocaron a la cabeza a un hombrecito mediocre, sin la mínima capacidad de convocatoria; sin presencia ni personalidad para cuestionar a la Administración en turno. O, así lo diga en una presunta voz alta, ¿alguien escucha los mini rezongos contra el gobierno, de Marko Cortés? Cuando los hace apenas y los Medios lo mencionan como nota de relleno.

El priísta, Alito Moreno, tampoco anda lejos. Pasa meses sin que se sepa de él, de pronto aparece como cometa, limitado a dos facetas: o aplaude eufórico alguna estrategia del tabasqueño o la 4T, o en tono más que “prudente” –por no llamarlo cobarde-, desliza una pequeña crítica. Sabe que están en juego las “honras y destino” de la mayoría de sus compañeros de siglas. Que la podredumbre del Peñanietismo podría arrastrar a la cárcel, a un sinnúmero de tricolores. De modo que, gracioso y sumiso, concede y aleja a los cientos de expedientes negros en manos de la Fiscalía, la UIF y demás posibles verdugos.

Jesús Zambrano llega a recoger las cenizas del Sol Azteca. Hordas enteras se fueron a Morena, a extremos de que costará trabajo conservar el registro. Su reto es monumental.

Tres fuerzas convertidas en hilachas, sin que se vea enjundia para enfrentar a la maquinaria de Estado. Unidos, avanzarían. Esperemos que no les gane el fantasma de sus absurdos intereses creados.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq


Por Catalina Noriega


Con malas noticias para la oposición. Si no se avispa, Morena llevará las de ganar, el próximo junio y hasta ahora no vemos que el descalabro electoral sufrido, los concientice de que, solo unidos conseguirán conservar y aumentar su radio de acción.

Las encuestas han sido contundentes. PRI, PAN y PRD están lejos de la intención de voto. Cayeron en desgracia y no supieron asimilar la derrota y reconstruirse a tiempo. Se les fue en balandronadas, atemorizados de que el Régimen en el Poder les sacara los trapos sucios al sol.

Desde el Congreso, algunos de sus Diputados y Senadores intentaron dar pelea, aunque terminaron doblegados por el mayoriteo. Una fuerza aplastante, ceñida a los designios y caprichos de un tlatoani, impositor de reformas absurdas, hechas a su medida.

Ni siquiera lograron influir en el presupuesto que salió de la Secretaría de Hacienda –con el previo visto bueno de AMLO-, donde se recortaron de manera miserable renglones como el de salud y educación, para favorecer las obras monumentales del sexenio (Refinería, Aeropuerto y Tren Maya) y garantizar las dádivas clientelares.

La sociedad les ha perdido la fe, la confianza y la esperanza en que consigan levantarse y volver a ofrecer plataformas con las que poder identificarse. Sus propios militantes (Cada día menos), aspiran a sentir que estos entes políticos les den cabida, los aprecien y traten conforme a los estatutos y no por compadrazgos e influyentismo.

La mula no era arisca: la hicieron a base de corruptelas de sus líderes, divisiones internas públicas, luchas canibalescas por el poder; imposición de candidatos sin escalafón ni méritos, alejamiento e indiferencia con sus bases. Ciegos y sordos facilitaron un éxodo, por el que pagaron y pagarán un alto precio.

Dejaron de cumplir con su objetivo primario y el ciudadano de a pie sustituyó la simpatía por el rechazo y la indiferencia. Menos se ocuparon de crear cuadros y dar paso a la creación de auténticos líderes, ahora más escasos que los pelos del pescado.

Se impusieron corrientes internas, como en el caso del PAN y colocaron a la cabeza a un hombrecito mediocre, sin la mínima capacidad de convocatoria; sin presencia ni personalidad para cuestionar a la Administración en turno. O, así lo diga en una presunta voz alta, ¿alguien escucha los mini rezongos contra el gobierno, de Marko Cortés? Cuando los hace apenas y los Medios lo mencionan como nota de relleno.

El priísta, Alito Moreno, tampoco anda lejos. Pasa meses sin que se sepa de él, de pronto aparece como cometa, limitado a dos facetas: o aplaude eufórico alguna estrategia del tabasqueño o la 4T, o en tono más que “prudente” –por no llamarlo cobarde-, desliza una pequeña crítica. Sabe que están en juego las “honras y destino” de la mayoría de sus compañeros de siglas. Que la podredumbre del Peñanietismo podría arrastrar a la cárcel, a un sinnúmero de tricolores. De modo que, gracioso y sumiso, concede y aleja a los cientos de expedientes negros en manos de la Fiscalía, la UIF y demás posibles verdugos.

Jesús Zambrano llega a recoger las cenizas del Sol Azteca. Hordas enteras se fueron a Morena, a extremos de que costará trabajo conservar el registro. Su reto es monumental.

Tres fuerzas convertidas en hilachas, sin que se vea enjundia para enfrentar a la maquinaria de Estado. Unidos, avanzarían. Esperemos que no les gane el fantasma de sus absurdos intereses creados.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq