/ sábado 1 de diciembre de 2018

Cuchillito de palo | Bola de cristal

Millones de mexicanos quisiéramos tener una en la mano y adivinar hacia dónde irá el nuevo Régimen. Cuando estas letras salgan a la luz pública, López Obrador ya será el Presidente, presuntamente de todos los que habitamos en esta República.

Presuntamente, porque hasta ahora el camino ha sido de discriminación, con un énfasis en dividir a quienes estaremos bajo su férula. Calificativos como “fifís, rapaces, cajamanes” y tantos otros –además del bombardeo de bots en las redes sociales, contra cualquiera que piense distinto-, enardecen a quienes se sienten aludidos y embravecen a los que alardean de ganadores.

El semestre transicional resultó un desastre. Con un Congreso desbocado por la mayoría morenista, en el que parece que sólo se escuchan a sí mismos, con personajes irresponsables en su verborrea y la trascendencia de sus iniciativas, sufrimos inauditas caídas del peso y la bolsa.

El bamboleo de la incertidumbre llevó incluso, a publicaciones tan serias como el Wall Street Journal, a advertir que “AMLO está espantando a los inversionistas”, afirmación que no sólo lo golpea, sino a los bolsillos de la población.

Clausurar la obra del aeropuerto de Texcoco, tras haberse comprometido a revisarlo y facilitar su adjudicación a la Iniciativa Privada, fue uno de sus graves bandazos. Les mintió a quienes son pilar de la economía y tiró a la basura miles de millones de pesos, necesarios en otros renglones.

Excusarse de la decisión, para dejarla en manos de una consulta “patito”, fue una burla a la inteligencia. Como si la tomadura de pelo, hubiera sido peccata minuta, lanzó una segunda consulta para el tren Maya, cuando ya se había declarado la fecha en que empezaría a construirse.

Ataque tras ataque, le tocó el turno al Poder Judicial, a quienes los vengativos esbirros de morena, amenazaron con reformularlos. ¿Y la división de Poderes? ¿Y la Constitución que nos mandata?

Lo de las “Instituciones al diablo” se vuelve realidad y quienes tienen dos dedos de cacumen se preguntan angustiados, ¿qué sigue? En el atropelloinstitucional, un “senador” (Dios guarde la hora), Félix Salgado Macedonio, amenazó a los gobernadores –que no se dobleguen a las órdenes-, con “desaparecerlesPoderes”.

¿De cuándo a acá, un Ejecutivo Estatal es empleado de la Federación, o de otro Poder? Tan mandamás es el mero, mero, como el que comanda una entidad. Enrique Alfaro, de Jalisco, con muchos pantalones, lo puso en su lugar y dio el ejemplo a otros, mudos. Tenemos una Carta Magna que, un malandrín de los tamaños de Salgado Macedonio, no podrá modificar a capricho.

¿Y el Gabinete en turno? La mayoría, una recua de ignorantes, con aires de sabelotodo. Personajillos sin idea de la Secretaría o la paraestatal (Caso Pemex), que les tocó en la gran tómbola. Sin preparación ni experiencia en campos tan especializados. Ninguno, de los tantos que dejaron sus siglas de militancia y siguieron al caudillo, quiere quedarse sin hueso. Vacían las oficinas de gente preparada, para sustituirla por una punta de asnos. ¿Cuánto va a costar el aprendizaje? Al ciudadano común y corriente le tocará el calvario.

¿Y entre ellos? Se dan patadas, hacen sus grupos y quieren dominar a base del sistema de redes “ciudadanas”, al que están acostumbrados.

El pronóstico es incierto después de la larga transición. Por el bien de todos, habrá que dar el beneficio de la duda y esperemos que la bola de cristal se aclare.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq



Millones de mexicanos quisiéramos tener una en la mano y adivinar hacia dónde irá el nuevo Régimen. Cuando estas letras salgan a la luz pública, López Obrador ya será el Presidente, presuntamente de todos los que habitamos en esta República.

Presuntamente, porque hasta ahora el camino ha sido de discriminación, con un énfasis en dividir a quienes estaremos bajo su férula. Calificativos como “fifís, rapaces, cajamanes” y tantos otros –además del bombardeo de bots en las redes sociales, contra cualquiera que piense distinto-, enardecen a quienes se sienten aludidos y embravecen a los que alardean de ganadores.

El semestre transicional resultó un desastre. Con un Congreso desbocado por la mayoría morenista, en el que parece que sólo se escuchan a sí mismos, con personajes irresponsables en su verborrea y la trascendencia de sus iniciativas, sufrimos inauditas caídas del peso y la bolsa.

El bamboleo de la incertidumbre llevó incluso, a publicaciones tan serias como el Wall Street Journal, a advertir que “AMLO está espantando a los inversionistas”, afirmación que no sólo lo golpea, sino a los bolsillos de la población.

Clausurar la obra del aeropuerto de Texcoco, tras haberse comprometido a revisarlo y facilitar su adjudicación a la Iniciativa Privada, fue uno de sus graves bandazos. Les mintió a quienes son pilar de la economía y tiró a la basura miles de millones de pesos, necesarios en otros renglones.

Excusarse de la decisión, para dejarla en manos de una consulta “patito”, fue una burla a la inteligencia. Como si la tomadura de pelo, hubiera sido peccata minuta, lanzó una segunda consulta para el tren Maya, cuando ya se había declarado la fecha en que empezaría a construirse.

Ataque tras ataque, le tocó el turno al Poder Judicial, a quienes los vengativos esbirros de morena, amenazaron con reformularlos. ¿Y la división de Poderes? ¿Y la Constitución que nos mandata?

Lo de las “Instituciones al diablo” se vuelve realidad y quienes tienen dos dedos de cacumen se preguntan angustiados, ¿qué sigue? En el atropelloinstitucional, un “senador” (Dios guarde la hora), Félix Salgado Macedonio, amenazó a los gobernadores –que no se dobleguen a las órdenes-, con “desaparecerlesPoderes”.

¿De cuándo a acá, un Ejecutivo Estatal es empleado de la Federación, o de otro Poder? Tan mandamás es el mero, mero, como el que comanda una entidad. Enrique Alfaro, de Jalisco, con muchos pantalones, lo puso en su lugar y dio el ejemplo a otros, mudos. Tenemos una Carta Magna que, un malandrín de los tamaños de Salgado Macedonio, no podrá modificar a capricho.

¿Y el Gabinete en turno? La mayoría, una recua de ignorantes, con aires de sabelotodo. Personajillos sin idea de la Secretaría o la paraestatal (Caso Pemex), que les tocó en la gran tómbola. Sin preparación ni experiencia en campos tan especializados. Ninguno, de los tantos que dejaron sus siglas de militancia y siguieron al caudillo, quiere quedarse sin hueso. Vacían las oficinas de gente preparada, para sustituirla por una punta de asnos. ¿Cuánto va a costar el aprendizaje? Al ciudadano común y corriente le tocará el calvario.

¿Y entre ellos? Se dan patadas, hacen sus grupos y quieren dominar a base del sistema de redes “ciudadanas”, al que están acostumbrados.

El pronóstico es incierto después de la larga transición. Por el bien de todos, habrá que dar el beneficio de la duda y esperemos que la bola de cristal se aclare.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq