/ sábado 2 de junio de 2018

Cuchillito de palo | Chango viejo…

No aprende maroma nueva. Se repite la historia: acarreados, despensas, láminas y el resto de dádivas propias de procesos electoreros. Los Partidos se llenan de bodegas, atiborradas de productos “promocionales”, con los que se busca atraer el voto popular.

Avanzamos en legislación electoral (Aunque resultó un auténtico laberinto). En “controles” para evitar la cooptación del sufragio; en vigilantes que descubren locales recónditos, en los que se esconden los “materiales y productos” promocionales. Se habla de transparencia y de respeto a la voluntad popular, cuando poco ha cambiado.

Convencer a quien nada tiene, de cruzar la boleta por un candidato, sigue siendo sencillo. Cuestión de pesos y centavos: los que inviertan más dineros en este renglón, tendrán la probabilidad de llenar urnas a su favor.

Acostumbrados a las mapacherías, a la alquimia, a cualquier tipo de trampa, con tal de ganar, las fuerzas políticas copiaron las ancestrales estrategias priístas, hasta hacerlas sistémicas.

Ni escandalizan ni llaman la atención. Transformadas en las tripas de cualquier campaña, salvo unas cuantas denuncias en las redes, videos de las entregas en plenos mítines y fotos sonrientes de quienes las reciben, circulan en los diferentes sitios y lo más que producen es el comentario del “qué poca”.

¿Y los acarreos? Práctica común, vigente. A Morena y sus alardes de llenar plazas, parecería que les saldría sobrando. Al contrario, con “pandilleros” como su dirigente capitalino, Martí Batres, se robustecen. Con recordar el escándalo de este personaje y un tal Bortolini (Entonces ambos perredistas), de la entrega de leche adulterada “Bety” -hace unos años en la CDMX-, habría que imaginarse cuánto aprendió el “líder”, en su largo camino de tejemanejes y transas.

En días pasados, un reportaje de Loret de Mola, destapó la triste realidad de los acarreos. Ninguno de los encuestados sabía por quién estaba en ese lugar. Reconocieron que les daban un premio en efectivo y una torta y un refresco.

Otra nota del periódico Crónica, reproduce, a la misma Morena y al Frente por México, repartiendo unas magras despensas: un kilo de arroz, otro de frijol, azúcar y papel del baño. Un joven estudiante declaró que, “los sacaron del salón de clases y los llevaron a La Ciudadela a un evento”. Tampoco sabía a quién iban a apoyar, aunque luego se enteró de que a la Sheinbaum.

¿Democracia?, ¿Voto libre?

Para emitir un voto razonado hay que tener la “barriga llena”. Los que dicen defender a las clases marginadas, son quienes más las explotan y aprovechan para obligarlas a llenar plazas y estadios, para marchas y manifestaciones, para que se vea que tienen “poder de convocatoria”.

Un Sistema, que se argumenta que está agónico, resurge y absorbe a políticos de todas las militancias. Lo mismo caben priístas, que los que ostentan otras siglas, dispuestos a obtener un triunfo, carentes de merecimientos. De ahí la imposibilidad de Fox ni Calderón, de hacer un cambio verdadero: el monstruo de las mil cabezas los devoró de un bocado.

El maestro, Roger Bartra, lo desmenuza con aguda claridad. En reciente artículo habla del regreso a La Jaula de la Melancolía (Una de sus magistrales obras); a las peores épocas de una nación, que creímos haber dejado atrás. El despertar del PRInosaurio convertido en Morena, hará que ése podrido Sistema, del que tanto hemos hecho por huir, resurja de las cenizas, como el Ave Fénix.


catalinanq@hotmail.com

@catalinanq



No aprende maroma nueva. Se repite la historia: acarreados, despensas, láminas y el resto de dádivas propias de procesos electoreros. Los Partidos se llenan de bodegas, atiborradas de productos “promocionales”, con los que se busca atraer el voto popular.

Avanzamos en legislación electoral (Aunque resultó un auténtico laberinto). En “controles” para evitar la cooptación del sufragio; en vigilantes que descubren locales recónditos, en los que se esconden los “materiales y productos” promocionales. Se habla de transparencia y de respeto a la voluntad popular, cuando poco ha cambiado.

Convencer a quien nada tiene, de cruzar la boleta por un candidato, sigue siendo sencillo. Cuestión de pesos y centavos: los que inviertan más dineros en este renglón, tendrán la probabilidad de llenar urnas a su favor.

Acostumbrados a las mapacherías, a la alquimia, a cualquier tipo de trampa, con tal de ganar, las fuerzas políticas copiaron las ancestrales estrategias priístas, hasta hacerlas sistémicas.

Ni escandalizan ni llaman la atención. Transformadas en las tripas de cualquier campaña, salvo unas cuantas denuncias en las redes, videos de las entregas en plenos mítines y fotos sonrientes de quienes las reciben, circulan en los diferentes sitios y lo más que producen es el comentario del “qué poca”.

¿Y los acarreos? Práctica común, vigente. A Morena y sus alardes de llenar plazas, parecería que les saldría sobrando. Al contrario, con “pandilleros” como su dirigente capitalino, Martí Batres, se robustecen. Con recordar el escándalo de este personaje y un tal Bortolini (Entonces ambos perredistas), de la entrega de leche adulterada “Bety” -hace unos años en la CDMX-, habría que imaginarse cuánto aprendió el “líder”, en su largo camino de tejemanejes y transas.

En días pasados, un reportaje de Loret de Mola, destapó la triste realidad de los acarreos. Ninguno de los encuestados sabía por quién estaba en ese lugar. Reconocieron que les daban un premio en efectivo y una torta y un refresco.

Otra nota del periódico Crónica, reproduce, a la misma Morena y al Frente por México, repartiendo unas magras despensas: un kilo de arroz, otro de frijol, azúcar y papel del baño. Un joven estudiante declaró que, “los sacaron del salón de clases y los llevaron a La Ciudadela a un evento”. Tampoco sabía a quién iban a apoyar, aunque luego se enteró de que a la Sheinbaum.

¿Democracia?, ¿Voto libre?

Para emitir un voto razonado hay que tener la “barriga llena”. Los que dicen defender a las clases marginadas, son quienes más las explotan y aprovechan para obligarlas a llenar plazas y estadios, para marchas y manifestaciones, para que se vea que tienen “poder de convocatoria”.

Un Sistema, que se argumenta que está agónico, resurge y absorbe a políticos de todas las militancias. Lo mismo caben priístas, que los que ostentan otras siglas, dispuestos a obtener un triunfo, carentes de merecimientos. De ahí la imposibilidad de Fox ni Calderón, de hacer un cambio verdadero: el monstruo de las mil cabezas los devoró de un bocado.

El maestro, Roger Bartra, lo desmenuza con aguda claridad. En reciente artículo habla del regreso a La Jaula de la Melancolía (Una de sus magistrales obras); a las peores épocas de una nación, que creímos haber dejado atrás. El despertar del PRInosaurio convertido en Morena, hará que ése podrido Sistema, del que tanto hemos hecho por huir, resurja de las cenizas, como el Ave Fénix.


catalinanq@hotmail.com

@catalinanq